Capítulo 6

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EMMA 

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EMMA 

Luego de quedarnos un largo rato dentro del cuarto hablando un poco, y haciendo un par de cosas, tomo una remera musculosa y uso mis típicos jeans, zapatillas deportivas, ya algo —muy— gastadas, voy hacia el baño a cambiarme, y una vez lista, ambos nos dirigimos tomados de la mano fuera. Antes de poder llegar a la sala, me encuentro con el ansioso medio hermano del chico de mi lado.

—Feliz cumpleaños, Emma —dice Steven, estrechándome contra él, obligándome a soltar la mano de Owen, con esa sincera sonrisa que tanto le caracteriza.

Bajo la mirada de Steven, esa de un verde tan profundo, tanto como era la de su padre, me siento incómoda. Veo lo que molesta a Owen en su brillo, veo que me quiere... de una forma que yo no podría quererle. De alguna forma, puedo sentir... O imaginarme muy fuertemente esa emoción: anhelar algo que jamás podrá ser tuyo por más que te esfuerces. Y sé que eso le hiere, ¿acaso sabrá sobre lo de Owen y yo...? Tal vez no... Él se había ido de casa, y no lo he sentido hasta recién, que me desperté... Espero.

Owen, a mi lado, lo observa tranquilo —aunque con una mirada asesina, debo aclarar—, y simplemente, luego de permitirle que Steven se me acercara un tanto, él se limita a ignorar su ceño fruncido cuando me atrae de nuevo hacia su cuerpo, como si fuese que no puede vivir lejos de mí... Bueno, a decir verdad, tampoco quiero mantenerme alejada de Owen... Ni hacer que Steven se sienta mal.

Le doy una sonrisa y sus ojos verdes se iluminan, lo que vuelve a hacerme sentir mal por él.

—Gracias —le digo con culpa—. Y yo que no me acordaba...

—¡Te traje algo! —me interrumpe antes de poder seguir mi oración. Quedo inmóvil, sin habla, cuando saca de una bolsa que había dejado en el suelo para saludarme, una fotografía enmarcada, y la deposita en mis manos. Casi puedo contar cada lágrima que amenaza con salir de mis ojos al ver a mi familia en ella. Mati, mamá, papá... ¡Hasta mi gato está ahí! Y sosteniéndolo a mi pequeño felino me encuentro yo... Es una imagen del verano pasado, un tiempo antes de que todo pasara...

Contemplo aquella Emma, tan ingenua de su propia realidad y de todo lo que se le avecinaba, tan alegre, tan... Tan despreocupada. ¡En ese momento solo era mi preocupación la salud de mi mascota y las notas del colegio! ¿Y ahora? Ahora lo es casi todo.

Se siente como si aquella muchacha de ojos miel, al igual que su cabello —un tanto más corto de lo que lo tengo ahora—, fuese otra persona totalmente diferente a mí. Una extraña junto a mi familia.

Y pensar, que en ese momento —y, tal vez, inclusive ahora—, no sabía que tan desconocida era incluso para mí misma.

Sin cuestionarlo dos veces, me acerco hacia Stev y le abrazo, pero esta vez de verdad, sin saber realmente cómo agradecerle el detalle. Intento imaginarme la cara de Owen y creo que Steven quedará ojeado esta noche.

Alas de cristal [LIBRO 2]Where stories live. Discover now