Capitulo 5

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Conforme comencé a subir los escalones fui poniéndome cada vez mas y mas nervioso. Y es que, en lo más profundo de mi corazón, una vocecita no paraba de repetirme constantemente el porque Erin había reaccionado así después de lo ocurrido. Y, aunque parecía lo más lógico, no quería ilusionarme por si todo aquello solo eran alucinaciones mías. Erin no podría estar todavía enamorada de mi...¿o si?
Suspire al encontrarme ante la puerta color madera de la habitación de Erin.

Inhala, exhala, inhala, exhala, inhala, exhala...

Pose mi mano en la manivela de la puerta y, acto seguido la abrí. Erin estaba allí, de pie, con la foto de ambos juntos sobre sus manos, y sonriendo con nostalgia, o, almenos eso me pareció a mi.
-Kaled- murmuró.
Alzo la vista y sus ojos verdes se toparon con los mios, azules, que la miraban rebosando amor, tal y como siempre la habia mirado. Le sonrei tímidamente.
-Erin- murmuré.
Ella suspiró, dejo el marco con la foto en su sitio y se llevo las manos al rostro. Sus hombros comenzaron a convulsionarse en un sollozo muy triste. Me acerque rápidamente a ella y la envolvi entre mis brazos.
-Nunca mas Erin- le dije- nunca mas te dejaré sola- hice una pausa- te lo prometo.
Su sollozo incremento, sin entender muy bien el porque.
-Erin...¿Que te ocurre?
Se seco las lágrimas torpemente y después de tranquilizarse me miro directamente a los ojos y dijo:
-No quiero que vuelva a repetirse lo de ahí abajo. Tu ya no me importas tanto como antes. No puedo darte nada mas Kaled. Tendrás que conformarte con mi amistad. Lo siento...
Bufé sonoramente y me separe de ella.
-Mientes fatal, ¿Sabes?- le dije.
-No estoy mintiendo- replicó
-¿Ah no? Esta bien, mirame a los ojos sin bajar la mirada poco a poco y dime que ya no me quieres, que no te importo, que no me necesitas. Dímelo y te juro que desaparecere de tu vida, no volveré a molestarte nunca mas. Solo hazlo.
Titubeo durante un instante y, luego me miro a los ojos. Trato de hablar pero su voz no emitió sonido alguno. Ahora la que bufo fue ella.
La tome del mentón.
-Te sigo gustando, guapa, aceptalo
En ese momento el sonido de la puerta de abajo sonó.
-Mierda-musito ella- tienes que salir de aquí ya.
-¿Quien es?
-Ev...
-¡¡Princesa!! ¡¡Soy yo!! ¡¡Se que estas ahí arriba!! ¡¡Abreme!!
-Escondete- dijo para luego secarse los restos de lágrimas que quedaban en sus ojos y procedir a bajar las escaleras para encontrarse con el idiota.
Si, ese mote le iba a quedar permanentemente.
Heche un breve vistazo a su habitación y, finalmente, opte por su baño. Sigilosamente entre dentro y cerré la puerta. Apoyé la espalda en esta y me deje caer, deslizandome por la fría madera, hasta acabar sentado sobre las blancas baldosas del baño. Me revolvi el pelo, algo frustrado. Me dolia que no quisiese admitir que le seguía gustando y que fingiese algo que no sentía por otra persona. Si, estoy hablando de Evan, porque era mas que obvio que ella no sentía ni la mitad de lo que siente por mi por el. ¿Me he explicado?
Un golpe seco de una puerta cerrándose interrumpió mis pensamientos. Eran ellos, estaba seguro. Pegue mi oído derecho a la puerta para tratar de escuchar de que hablaban. Al principio tan solo se escuchaban sus voces preguntándose que tal el día y cosas así, pero, después, deje de oírlos hablar, por lo que, supuse que estarían besándose. Y simplemente no pude soportar los celos que me habían entrado así de repente. Me negaba rotundamente a permitir que los labios de Erin besaran a otro chico que no fuese yo, aparte de que en menos de quince minutos había sido yo el que la había estado besando y...recorriendo su perfecto cuerpo con mis manos. No quería que nadie la besase y tocase. Definitivamente no. Y supongo que por eso y millones de razones mas fue por lo que me alce del suelo y abrí la puerta encontrandome a los dos sobre su cama, esta vez sentados, los brazos de Erin rodeaban su cuello y los del imbécil la parte baja de su espalda.
Me cruce de brazos al ver como Erin correspondía a sus besos sin notar mi presencia, sin importarle nada mas.
En ese momento comprendí que Erin seguia sintiendo algo por Evan, quizás no tan fuerte como por mi, pero si lo suficiente para poder llamarlo amor. Eso fue un golpe bajo para mi. Desde que volví habia estado totalmente convencido de que ella no sentía gran cosa por el, que sólo sentía cariño, pero, como otras veces, estaba completamente equivocado. Decidí salir de allí, desaparecer, y no molestar. No tenia derecho a aparecer reclamando algo que, en su tiempo fue mio, pero que ya no. Erin ya no me pertenecía. Al menos no del modo en que lo era dos años atrás. Cuando cometí la mayor estupidez de mi vida. Aquella de la que me arrepiento cada día de mi repugnante vida. Sin Erin mi vida no tenía sentido, ella era la que le daba luz a mis días, la que alegraba mi vida, y, desde que me fui, mis días ya no tienen luz, son todos grises, y mi vida ya no es alegre, si no todo lo contrario. Salí de su habitación y cerré la puerta tratando de no hacer ruido. Por eso y por los millones de pensamientos que pasaban por mi mente en aquel momento no caí en la presencia de un cuarto individuo en la casa.
-¿Que haces aquí de nuevo?- preguntó una voz a mis espaldas.
Gire casi a cámara lenta topandome con un hombre de ojos verdes y cabello negro. Trague saliva sonoramente. Era Ismael. El padre de Erin.


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Wei, wei, wei, volví :)
Siento de veras la espera, como muchos sabrán cancele la nove hasta nuevo aviso...pero bue, ya esta oficialmente descancelada.
Y si, se que esa palabra ni existe, pero que mas da xd
Yyyyyy eso es todo.
Nos leemos pronto con otro capi.

CHAU

Diario de un chico visible (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora