Capítulo 18

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Hacia años que no comía chocolate con churros. Y me sabía a gloria. Los terminé en un santiamén. Erin todavía continuaba con su chocolate. Su pelo ya estaba casi seco. Entonces recordé lo que le había prometido a su padre, horas atrás.

-Erin- la llamé- Anoche hablé con tu padre para explicarle la situación-asintió- aunque al parecer tu mejor amiga se me había adelantado. De todas formas le prometí que lo llamarías en cuanto pudieras.

-Dejé mi móvil en casa. Con las prisas no recordé cogerlo. Y tampoco tenía la cabeza como para pensar.

-Puedes usar el mío-se lo tendí- Por cierto... ¿Como te encuentras?

Sonrió. Se acercó y me abrazó.

-Gracias a ti mucho mejor. Eres un cielo, Kaled.

-Y tu eres un amor, Erin.

Golpeó levemente mi hombro. Reí. Amaba piropearla y ver sus reacciones. Primero se ponía colorada y luego, presa de la vergüenza me hacia ver que estaba realmente molesta, cuando en el fondo ella también adoraba que hiciera eso.

-Voy a llamarle.

Asentí y salí al balcón, cerrando la puerta tras de mi para dejarle espacio e intimidad con su padre. Hablaran de lo que hablaran, no me incundía a mi. Recordé entonces que todavía no me había puesto ninguna camiseta y decidí que, en cuanto Erin finalizara la llamada lo haría. Notaba que la ponía algo nerviosa verme así y que de vez en cuando me echaba algún que otro vistacillo cuando creía que no la estaba mirando. Cosa que pocas veces sucedía. Me había pasado gran parte de la noche viéndola dormir, en la penumbra. Pero es que, ¿cómo no mirarla? Era demasiado bella. Y todo su ser, atraía a mis ojos como un imán sobre ella. Y lo mismo con mi cuerpo. Sin embargo, eso lograba controlarlo. Sabía que se encontraba en una situación delicada y lo mejor sería que le diera el espacio que se merecía. Aún así, no iba a negarlo, el hecho de que lo hubieran dejado me había hecho feliz. Feliz a medias. Feliz porque Erin estaba definitivamente libre y hasta había admitido que me seguía amando. Y triste porque no me gustaba verla así. Ver a la persona que amas tan rota y sufriendo es una sensación que no le deseo a nadie en el mundo. A nadie. Giré al escuchar abrirse la cristalera del balcón.

-¿Te gustaría que comiéramos juntos?- preguntó devolviéndome el móvil.- Le he prometido a mi padre que esta tarde regresaré a casa. Pero quiero pasar un ratito más contigo. ¿Que me dices?

Asentí con una sonrisa de oreja a oreja. Vi como su sonrisa aumentaba.

-¿Que te ha dicho tu padre?- pregunté entrando dentro de la habitación y dirigiendome a mi armario en busca de algo de ropa.

Elegí una camiseta gris holgada y unos piratas vaqueros.

-Lo típico. Como me encontraba y todo eso. Y se puso en modo cotilla. Sospechaba por algún motivo que desconozco que había pasado algo entre nosotros esta noche.

La miré.

-Eso es que a tu padre le gusto como futuro yerno-dije guiñándole un ojo mientras me metía dentro del baño para cambiarme.

Enseguida salí. De nuevo no me había preocupado mucho por el estado de mi pelo. Lo había revuelto un poco con mis manos y ya. Todo muy casual. Erin estaba tirada en la cama viendo la tele. Me acosté a su lado después de doblar la ropa que me había quitado. No tardó en dirigir sus pequeños dedos a mi pelo en un intento fallido de colocarlos un poco más. Cerré los ojos disfrutando de su toque. Sentí sus labios posarse en la punta de mi nariz y los abrí de inmediato. Una bonita sonrisa de dientes muy blancos me recibió. La imité.

-Oye- dije después de un rato- sé que quizá no deba preguntarte. Y sé que quizá diciendote esto vuelva a abrir la herida. Pero aunque no me incunda tengo curiosidad en saber cómo y porqué sucedió. No tienes porqué responder si no quieres- me apresuré a aclararle- Pero... Bueno... ¿Que sucedió con Evan?

Se tumbó boca arriba con las manos sobre la tripa mirando hacía el techo. Y continuó así por un rato más. Ya pensaba que no iba a responderme cuando escuché su voz.

-Cuando te fuiste de mi casa me sentí mal. Algo había hecho click en mi cabeza después de tanto tiempo. Y supe que te estaba perdiendo. Quizá para siempre. Y fue entonces cuando Evan apareció en mi casa. Así de improviso. Venía de hablar con Aisha. Y me contó que antes de volver conmigo habían estado juntos y... Bueno, toda la historia. Y me sentí todavía peor. No solo estaba con un chico al que no amaba y amaba a otro si no que encima mi novio estaba enamorado de mi mejor amiga y mi mejor amiga de él. Una presión muy fuerte se apoderó de mi corazón. Y aunque Evan se había convertido en una parte muy importante de mi vida, supe que no podía continuar así. No podíamos continuar fingiendo algo que no sentíamos. Yo di el primer paso y le dije que lo mejor seria dejarlo y que cada uno continuara su camino. Porque esa relación solo nos estaba haciendo daño. Y no solo a nosotros si no a dos personas más. Así que... Bueno, Evan aceptó. Y aunque te parezca raro, el también se sentía dolido. Le dolía separarse de mi después de tanto tiempo. Al igual que a mi me dolía que lo nuestro terminase después de todo el tiempo que habíamos pasado unidos. Y bueno... Supongo que Evan debió llamar a Aisha para contárselo y justo cuando tu hablabas con ella yo aparecí aquí con semejantes pintas.

Calló de golpe. Me incorporé un poquito, con mi brazo y le planté un pequeño beso en la sien. Erin era una chica muy fuerte.




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Espero que os esté gustando la historia! 💞 Ya casi está llegando a su fin 💜

Os quiamodoroo!! 💙💙💙💙

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