Capítulo 10

1.6K 163 69
                                    

Las 4:35 de la madrugada. Y ahí me encontraba yo. Con unas ojeras del demonio y sin poder dormir. No debí tomar tanto café. La cafeína me estaba afectando, ya no era capaz ni de cerrar los ojos. Y bueno, había más. No dejaba de pensar en Aisha y todo lo que había ocurrido. ¿Para que querría verme o quedar conmigo? Acaso... ¿Acaso quería decir eso que le gustaba? Al parecer Erin no estaba al tanto de lo que había sucedido en su ausencia, pues ella aprovechó los instantes en los que la anfitriona de la casa no se encontraba presente para acercarse a mi. Lo cual me dejaba muchas dudas. Demasiadas.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño. Humedecí mi cara concienciado de que definitivamente no iba a ser capaz de pegar ojo en toda la noche. Me miré en el espejo.  De nuevo me había crecido el pelo. ¿Porque me crecía tan rápido? ¿Era yo acaso algún tipo de licántropo? En fin. Regrese a la cama y cogí el móvil. Tenia dos mensajes. Uno de Erin y otro de... Aisha. Salía realmente guapa en su foto de perfil. Le respondí con un Hola y entré al chat de Erin. Debió de mandarmelo poco después de que me marchara de su casa, pero no me di cuenta. Quería quedar mañana para dar una vuelta y tomar algo. Y seguramente preguntarme acerca de lo ocurrido en su casa la tarde anterior. O sobre qué había hablado con su padre. Justo estaba redactando una respuesta cuando la barrita de notificaciones se iluminó. Aisha me había respondido. ¿Que haría ella despierta a aquellas horas? No tenia la menor idea. El caso es que me acababa de preguntar si podía llamarme ahora. Ni siquiera le había contestado cuando lo hizo. No sabía si cogerselo. ¿Y si eso solo hacia que me confundiese todavía más? Pero ya era demasiado tarde.

-Hola guapo- se escuchó al otro lado de la línea nada más presionar el botoncito verde.

-Hola- le respondí neutral- ¿Que haces despierta a estas horas?

-Yo podría hacerte la misma pregunta.

Sonreí.

-Bueno, pero yo pregunté primero.

La escuché bufar y solté una carcajada que ella no paso por alto.

-No dejaba de pensar en cierto rubio de ojos claros.

Nada más escuchar aquello mi risa cesó como por arte de magia. ¿Acaso ella acababa de decir lo que creo que acaba de decir?

-¿Y tú?

Tarde en responderle. No fue mucho pero no lo hice de inmediato como antes.

-Demasiada cafeína.

-Que flojo eres, chico. Oye... ¿Tienes planes para mañana?

Traté de serenarme. Definitivamente esta chica quería quedar conmigo. ¿Que le decía yo ahora?

-No, de momento no, ¿Porque?

-Genial. Nos vemos entonces en el mismo sitio donde nos despedimos hoy a las 12:15. ¡No llegues tarde!

Y colgó. Literal. No me dio tiempo a responderle. Simplemente colgó. ¿Y ahora que se suponía que debía hacer yo? ¿Decirle a Erin que no podía o no presentarme a mi supuesta cita con su mejor amiga? ¿Porque me metía en estos líos? No quería hacerle el feo a ninguna. Así que opté por pasar la mañana con Aisha y quedar con Erin por la tarde. Así podría estar perfectamente con ambas. Aunque... ¿Con quien quería realmente estar? ¿Erin o Aisha?

***

Al final logré dormirme durante un rato. No fue mucho, ya que lo logré sobre las seis de la madrugada y eran las nueve y pico. Pero mejor eso que nada. Mientras me encontraba frotándome los ojos para despejarme todo lo ocurrido unas horas atrás cruzó mi mente. Y abrí los ojos lo mas que pude abofetandome internamente. ¿Porque le había dicho a Aisha que no tenia planes? ¿Acaso quería quedar con la mejor amiga de la chica de la que realmente estaba enamorado? Y... ¿Que pasaría si Erin se enteraba? Según su padre sigue enamorada de mi hasta las trancas. ¿La pondrá celosa que me vea con su amiga? ¿Se enfadará con ambos? Puede que lo mejor sería que ella no se enterara de lo que me disponía a hacer esa misma mañana unas horas mas tarde. Ya que... Era difícil saber como reaccionaría. Así que lo mejor sería mantenerlo oculto, al menos de momento. Y al parecer su mejor amiga opinaba lo mismo que yo ya que no quería que Erin se enterara de lo que pretendía. O al menos eso me pareció. Mi vida era un completo lío.

Bajé a desayunar, ya que el bufé del hotel en el que me estaba hospedando cerraría en menos de media hora y tenia el estomago bastante vacío. Así que después de ponerme las botas con el desayuno me di una ducha rápida y comencé a prepararme. Todavía quedaba alrededor de una hora para que fuera la hora a la que habíamos quedado, así que opté por salir a dar una vuelta. Y ese fue el primer error que cometí aquel día. Porque a penas llevaba unos minutos caminando cuando un rostro conocido se cruzó por mi camino. Un rostro que se había apoderado de mi mente durante las últimas horas. Un rostro que me rehusaba mirar. Un rostro que hizo latir mi corazón desbocadamente.

-Hola guapo- murmuró colocándose un mechón rubio tras su oreja.

Diario de un chico visible (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora