Capítulo 17

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Me quedé de piedra. Helado. Aquello que había dicho era simplemente precioso. Una comparación absolutamente perfecta. Y tenía demasiado sentido y relación con todo lo que nos había sucedido.

-Erin... Siento mucho haberme ido antes así de tu cas...

-Shh- colocó su dedo índice sobre mis labios, callándome en el acto -La única que debe pedir perdón aquí soy yo. Lo he hecho todo mal. Desde el principio. Porque aquel día que te vi en la puerta de mi habitación comprendí que a pesar de todo el tiempo que habíamos estado separados, yo no te había olvidado. Porque cuando me abrazaste por primera vez, después de tanto tiempo, no sentí mariposas en el estómago, si no un zoológico entero. Pero simplemente, me negaba a aceptarlo. Me negaba a asumir que estaba con una persona que no amaba y que simplemente me seguía atrayendo físicamente. Pero no quería hacerle daño. Porque pensaba que el me quería. Sin embargo... Parece ser que Evan me usó para lo mismo.-hizo una pausa y me miró- ¿Era eso lo que insinuabas antes, no? Tu sabías lo que había pasado entre el y Aisha. Tu sabias que Evan seguía enamorado de mi mejor amiga.

-No exactamente- la corté- sabía lo que me había contado Aisha, pero acerca de los sentimientos de Evan no lo tenía muy claro. Porque es difícil no enamorarse de alguien tan increíble como tu.

Sonrió y se ruborizó. Amaba tanto verla colorada. Y amaba todavía mas ser yo el causante de ello.

-Eres hermosa... ¿Lo sabes no?

Mas rubor. Un poco mas y se convertía en tomate allí mismo.

-Sencillamente, perfecta- continué.

-¡Callate bobo!- dijo golpeándome con la almohada sobre la cabeza.

Solté una carcajada.

-Así que con esas tenemos eh... Pues bien. Juguemos al mismo juego- tomé la otra almohada.

-Oh no- murmuró tirándose hacia atrás- no, no. No te atreverás.

-¿Me estas retando?- me acerqué con la almohada entre mis manos.

Uno... Dos... Tres... Y... Pum. Erin soltó un gritito al sentir el impacto contra su cara que la tiró completamente hacia atrás. Me coloqué sobre ella y pegué mi rostro al suyo. Rocé mi nariz con la suya. Alzó sus manos y tomó mi rostro, acariciando con ternura cada una de mis marcadas facciones. Cerré los ojos disfrutando de sus caricias. Cuando los abrí me revolvió el pelo como si fuera un niño pequeño.

-Siempre tienes el pelo largo- volvió a pasar su mano por mi cabello- me encanta así, ¿Lo sabias? Te queda muy mono.

Sonreí. Lo cierto era que no lo sabía. Pero me alegraba enormemente escucharla decir eso. No sabía porqué, pero de repente me habían entrado unas aterradoras ganas de besarla. Sin embargo... Era demasiado pronto. Acababa de dejarlo con su novio. Lo mejor sería darle un tiempo de margen. No quería incomodarla ni que se sintiera presionada. Ya la había esperado cuando tenía pareja. Por unos días más no iba a morirme. Me miró interrogante. Sabía que algo se estaba cociendo en mi cabeza. Me conocía perfectamente. Eché un breve vistazo a esos labios que tiempo atrás me habían dado mi primer beso. Sonreí al recordarlo. Bajé un poco más la cabeza y le planté un tierno beso en la mejilla. A continuación, me quité de encima y me tumbé a su lado. Ella se dio la vuelta para que quedásemos cara a cara.

-Pensabas en besarme. ¿Me equivoco?

Le di un pequeño golpecito con mi dedo en su respingona nariz.

-Todavía no es el momento- susurré- Pero sí, pensaba en eso pequeña Sherlock.

-¿Porque eres tan tierno?- hizo un pequeño puchero.

Reí flojito.

-¿Y tu porque eres tan adorable?

Tomate en acción en tres... dos... uno...

-¡Ay deja ya de piropearme!-protestó entre risas.- ¡Me sacas los colores!

Sonreí. Por un piropo más no me mataría ¿no?

-Es que sonrojada eres aún mas bonita.

Rodó los ojos. Solté una risa. Me encantaba esta chica. Pronto la vi unirse a mi carcajada. Tenia la risa mas bella de todas. Toda ella era perfecta. Como sacada de un cuento de hadas.

-Te quiero- murmuró de un momento a otro.

Acaso ella... ¿Acababa de decir lo que creo que acaba de decir? Una gran sonrisa se adueño de mi boca. Llevaba demasiado tiempo esperando escuchar eso de su boca. Tanto tiempo, que no daba crédito. ¿Estaba pasando realmente? ¿No era ningún sueño?

La abracé con fuerza.

-Yo también te quiero- dije en su oído.

No le vi el rostro pero me la imaginé sonriendo con esa sonrisa por la que merecía la pena cualquier cosa. Y permanecimos así, abrazados, por un buen rato hasta que después de conversar un rato más terminamos dormidos, acurrucados, como llevaba tiempo queriendo hacerlo.

***

-Buenos días bello durmiente- susurró una dulce voz en mi oído.

Abrí los ojos velando todavía en el sueño y me encontré con los ojos más increíbles que había visto en mi vida. Tenía el pelo húmedo y supuse que se habría tomado la libertad de darse una pequeña ducha. Aún así, estaba preciosa.

-Buenos dias- dije frotándome los ojos para despertarme completamente.

-He traído el desayuno- escuché que decía.

En ese momento me percate de una cosa que no había percibido antes. Olía a chocolate. A chocolate con churros.


N/A:

No me digáis que no son tiernos :3

Os quiamodoro! 💞💞

Diario de un chico visible (2)Where stories live. Discover now