Capítulo 1: Un suceso inesperado

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"Maldito lunes", esa es la frase que escucho cada comienzo de semana en los pasillos, aunque yo no pienso lo mismo.

Estoy seguro de que cada estudiante de cada escuela del pueblo repite la misma frase, pero... ¿Qué culpa tiene el lunes de ser el primer día de la semana?

Lo sé, es tonto pensar en que un simple, digamos... ¿Día? Tenga sentimientos, pero imagínenselo: Si ustedes fueran un día de la semana -déjenme ser más específico-, si fueran el lunes, ¿Les gustaría que siempre los insulten?

Pues por experiencia, sé que la respuesta es "no".

Estoy llegando tarde y no por eso culparé a un simple día, pues yo fui el tonto que se desveló estudiando para un estúpido examen.

Porque si, hoy es lunes, y no es diferente al resto de la semana: Profesores irritables, compañeros idiotas y comida asquerosa en la cafetería, todo está allí durante los cinco días de clases, y hay que soportarlos igual.

Bueno, dejemos todo el análisis filosófico para otro momento.

Estoy bajando las escaleras algo apurado, muy consciente de que faltan pocos minutos para que el timbre suene en los pasillos de la escuela.

Llego a la cocina con mi mochila en el hombro derecho y me encuentro a mamá, que está como loca:

—¡Llegarás tarde! —Me grita eufórica.

Lanzo una carcajada y luego me acerco para saludarla con un beso en la mejilla.

Sin comer nada salgo de la casa, cierro la puerta detrás de mí y respiro el aire fresco, miro el cielo, está nublado -como cualquier día de invierno- y hace un frío que podría congelar hasta el infierno.

Camino a paso rápido por la acera hasta llegar a la casa de Emily, mi mejor amiga, la conozco desde que tengo memoria y hemos sido mejores amigos desde los diez años.

La puerta se abre y me encuentro con ella, la pequeña niña que me llega a la barbilla, con su largo y liso pelo castaño claro y sus ojos azules que tanto me gustan. Me regala una sonrisa rápida y después cruza la puerta, parándose a mi lado.

—No vuelvo a esperarte. —Promete con una risita.

Ambos comenzamos a avanzar, para nuestra suerte, el colegio está a solo cinco cuadras de la casa de Em, y nuestro barrio, es uno de los más tranquilos de Pagecloud, el pequeño pueblo donde vivimos.

Pagecloud se fundó hace más de doscientos años, y en ese entonces, solo habitaban estás tierras la familia Parris, los legítimos fundadores y responsables de construir este pequeño pueblo que actualmente, habitan casi cinco mil trescientas personas.

Y la verdad, no me puedo quejar; con dos escuelas primarias, dos preparatorias -entre ellas una privada-, un pequeño centro comercial con cine propio, un gran parque de diversiones y un fantástico río ideal para ir en verano, Pagecloud tiene todo lo que cualquiera podría necesitar, además de ser uno de los lugares más tranquilos para vivir en el estado de Nueva Jersey.

Minutos más tarde y después de caminar a un paso al que acabo de nombrar como "fugas", llegamos a la preparatoria Brooklyn, la única escuela pública del pueblo. Observo mi reloj: 7:58, justo a tiempo. Miro a Emily y ambos cruzamos la doble puerta.

Caminamos con algo más de tranquilidad por los pasillos hasta llegar a nuestro destino. Juntos entramos al salón y nos sentamos en nuestros respectivos pupitres, los cuales, están uno al lado del otro.

Suena el timbre y la maestra entra, hoy toca matemáticas, ¿Por qué los lunes tenemos la peor materia de todas? Me pregunto a mí mismo, obviamente, sin decir esa pequeña frase que me rehúso a pronunciar.

El asesino de Brooklyn © [1] (NUEVA VERSIÓN YA DISPONIBLE)Where stories live. Discover now