Capítulo 12: Consecuencias

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Mi rodilla sube y baja a toda velocidad, los dedos que sostienen el teléfono me sudan como nunca antes lo habían hecho. Inconscientemente miro a mí alrededor, siento como si me observaran, aunque eso es imposible, estoy en la comisaría, específicamente en la oficina del sheriff, el lugar más seguro de todo el pueblo.

O eso quiero pensar.

Víctor gruñe de repente, había mantenido la boca cerrada durante los últimos cinco minutos desde que le enseñé el mensaje de ese psicópata.

Sigo sin poder creer lo que estoy haciendo, cada vez que se ha comunicado conmigo, que ha querido "jugar", me aclara que no debo acudir a la policía, y no me malentiendan, no quiero decir que crea en su palabra, en que si lo obedezco pueda salvar a alguien, pero esto se siente mal, algo dentro de mí me dice que no debería.

De todas formas, estoy aquí, porque lucho y me esfuerzo en poder confiar en el sheriff del pueblo antes de un psicópata homicida.

—¿Y bien? —Musito impaciente. —¿Puede hacer algo con esto?

Ahí está ese gruñido otra vez, y no sé si es por la calefacción, pero la frente de Víctor suda demasiado.

—No. —Sentencia.

—¿Disculpe? —Mi ceño se frunce.

—Los mensajes no son rastreables, mucho menos tanto tiempo después. —Aclara, remarcando la hora en la que me llegó ese mensaje.

—Oh, lo siento por no venir corriendo durante el toque de queda que usted impuso. —Me pongo de pie, algo irritado. —Agradezca que vine al menos, podría haber...

—¿Qué? —Me interrumpe, él también está molesto. —¿Esperar a "jugar" otra vez? ¿A que alguien esté en peligro y vuelvas a fracasar?

Aquellas palabras resultan ser un baldazo de agua helada para mí, ¿"volver a fracasar"? ¿Acaso se supone que esto es mi culpa? ¿Qué Sam, Lily y Amber están muertas por mí?

No es justo.

Para nada.

Mis puños se cierran, guardo mi teléfono dentro del bolsillo y camino hacia la puerta.

—¿Adónde crees que vas? —Cuestiona bruscamente, me detengo con la mano sobre el picaporte.

—Me voy, esto fue un error.

—Ni lo pienses. Si cruzas esa puerta, te acusaré por obstrucción de la justicia.

Mierda.

Vuelvo sobre mis pasos.

Es un maldito, todos en este lugar lo son.

—Muy bien. Dígame qué hacer, después de todo, usted es quien tiene experiencia, no es como si ya hubiera tres víctimas y ni un solo arresto.

Touché.

La vena en el cuello de Víctor parece estar a punto de explotar, sus puños están cerrados y el cuerpo lo tiene completamente tenso.

Él respira profundo y toma asiento al igual que yo.

Aquí vamos.

Aquí vamos

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El asesino de Brooklyn © [1] (NUEVA VERSIÓN YA DISPONIBLE)Where stories live. Discover now