Capítulo 17: La lista (2/2)

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El taxi nos deja frente al portón de la casa de Nina; una semi-mansión de dos plantas con piscina, cancha de tenis y una inmensa terraza trasera. Emily, Lara y yo bajamos del vehículo. El portón negro de rejas altas está abierto, por lo que empezamos a avanzar por el sendero de pequeñas rocas hasta la entrada principal.

El frente de la casa está plagado de autos estacionados en diferentes posiciones. Desde aquí ya puedo escuchar la música sonando a todo volumen.

Veo a mis dos acompañantes, Emily sigue con esa expresión confusa en su rostro, no entiende por qué Lara está aquí, mientras que la pelinegra mantiene la cabeza hacia abajo, después de todo, creo que se notó demasiado mis pocas ganas de que nos acompañara.

Llegamos a la gran puerta doble con ventanales de cristal. Emily está a punto de tocar el timbre, pero Lara, en un movimiento fugaz toma su muñeca y niega, luego, procede a directamente abrir la gran puerta.

Los tres entramos en fila, la casa está iluminada únicamente con luces de fiesta, hay varios parlantes dispersos por diferentes rincones de las habitaciones. El gran hall en el que estamos llega a unas escaleras de mármol que van hacia la segunda planta, en la pared de ésta, un gran proyector reproduce clásicos videos musicales de los 2000s.

—Muy bien, ¿dónde estará el alcohol? —Parece preguntarse Lara para si misma.

—Mmm derecho se llega al living. —Em se pone en puntas de pie. —Justo al lado está la cocina, y parece que hay una mesa con botellas.

—Genial, ese es mi destino. ¿Vienes Emilia?

Mis ojos se abren, ella odia que la llamen así.

—Puedes decirme Emily, y no, adelántense, yo iré a buscar el baño. —Y diciendo esto, mi mejor amiga se pierde en la multitud.

Frunzo el ceño, acabamos de llegar, ¿acaso no pudo ir antes de salir?

Veo a Nina y Megan paradas en los inicios de las escaleras, doy un paso en esa dirección, pero al igual que hizo con Em hace un instante, Lara toma mi mano.

La miro confundido, sus ojos finalmente vuelven a mirarme.

—Sé que no querías que viniera...

—Yo...

—Pero no te preocupes. —Me interrumpe mostrando una media sonrisa que denota más tristeza que felicidad si puedo apostar. —No le diré a nadie lo de nuestros padres. Nos encontramos en la entrada y por eso entramos juntos, fin de la historia.

Me quedo en silencio, mierda. La manera en la que lo está diciendo, su expresión triste, todo me hace sentir como un imbécil, ¿desde cuándo me importa lo que los demás piensen? ¿Desde cuándo me avergüenza que me vean con alguien? ¿Qué diablos me pasa?

—Lara yo...

—¡Henderson viniste! —El grito exaltado de Brad me interrumpe. El joven mucho más alto que yo y con aliento a cerveza me abraza. —Veo que trajiste a una amiga. —Él mira a Lara de arriba abajo con una sonrisa seductora.

—Soy Lara... "La nueva Jane". —Bromea ella.

—Bienvenida.

—Brad, ¿sabes dónde está...?

—No hay tiempo para eso. —¿"Eso"? —Necesito un compañero para Beerpong y llegaste en el momento indicado.

Sin dejarme otra opción, él me toma de la muñeca y con su fuerza descomunal me arrastra hacia el living, donde una mesa de Ping Pong llena de vasos rojos con alcohol nos espera. Toco la lista guardada en el bolsillo de mi chaqueta, me resigno, la noche es larga y mientras más borrachos estén mis sospechosos, más fácil será obtener algo de información.

El asesino de Brooklyn © [1] (NUEVA VERSIÓN YA DISPONIBLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora