Capítulo 9: Notas de la muerte

3K 213 32
                                    

El timbre finalmente suena, el resto del alumnado sale disparado por la puerta, es la última clase del día y todos quieren regresar a casa. Lara me observa al terminar de guardar sus cosas.

—¿No vienes? —Pregunta poniéndose de pie.

—Oh, no, tengo una tutoría en cinco minutos. —Miento, y ella me saluda con la mano.

Por un instante me percato de la facilidad con la que estoy comenzando a mentir, Lara cruza el umbral y yo despejo mis pensamientos para concentrarme en lo importante.

Me aproximo al banco junto al mío. Reviso debajo del banco, no hay nada, gruño y paso al siguiente, este sí que tiene una nota. Me pongo de pie un segundo y observo el aula, esto me llevará un poco de tiempo.

 Después de cinco minutos logro recoger todas las notas pegadas debajo de los bancos, en total son 6 trozos de papel doblados, cada uno de ellos con una letra y un número detrás, exceptuando por la ese y la be, quienes detrás tienen lo que parece ...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Después de cinco minutos logro recoger todas las notas pegadas debajo de los bancos, en total son 6 trozos de papel doblados, cada uno de ellos con una letra y un número detrás, exceptuando por la ese y la be, quienes detrás tienen lo que parece ser una eme y una pe. Las poso sobre el escritorio del profesor y reviso uno de los lados: "O" "C" "J" "A" "S" "B". Anoto cada una de las letras en una hoja más pequeña y luego volteo para anotar el resto: "0", "3", "0", "8", "M", "P".

Frunzo el ceño, no tengo la menor idea de lo que puede significar, tiene que haber algo más que no estoy viendo, algo que me dé una idea para descifrar esto, quizás si acomodo los números del cero al ocho.

Sorpresa, no sirve.

Quizás es en orden alfabético.

—¿Max? —Doy un salto, mis manos pierden el control y algunas hojas se me resbalan de los dedos y caen al suelo. Miro en dirección a la puerta, Peter está aquí.

—¡Mierda! Casi me matas del susto. —Exclamo tomando las hojas.

—Perdón, te estaba esperando en el estacionamiento, y como no te vi salir, supuse que estabas por aquí. —Responde ayudándome.

—Está bien, perdona-. —Y justo en ese momento, nuestras manos chocan al intentar tomar el mismo papel. Me quedo estático unos segundos en los que sus ojos azules no paran de mirar los míos y finalmente suelo la hoja.

Me reincorporo rápidamente. Carraspeo de forma pesada y acomodo las hojas en mis manos.

—¿Qué es todo esto? —Pregunta viendo los papeles que él juntó.

—Nada. —Se lo quito de la misma forma brusca que a Lara y las guardo dentro de mi mochila.

—¿Okey...? —Su ceja se arquea. —¿Estás listo?

—¿Para qué?

—Nuestra ci-. —Tose. —Nuestra salida al mini golf. —Añade.

—Oh. —Carajo, lo olvidé por completo. —Yo, no podré ir.

—¿Sucedió algo? —La forma en que lo dicen, tan tranquilo, sin una pizca de enojo, me hace sentir completamente mal.

—No, yo solo... Tengo mucha tarea y-.

El asesino de Brooklyn © [1] (NUEVA VERSIÓN YA DISPONIBLE)Where stories live. Discover now