Capítulo 8: La chica nueva

2.3K 259 28
                                    

Hay muchas cosas que no se me dan bien: los deportes, dibujar, las matemáticas, pero despertarse temprano creo que es la peor de ellas, me es físicamente imposible levantar mi trasero de la cama un fin de semana antes de las 12 del mediodía, aunque lo intente, no puedo hacerlo.

En vacaciones es aún peor, y si no fuera por Emily que me ha despertado durante los últimos cinco años de mi vida, pasaría la mitad del verano durmiendo.

Y esto es precisamente lo que acaba de pasar, dije que me despertaría temprano para aprovechar el día y hablar con los Dikerson, visitar a Emily y quizás leer un poco, pero ya es mediodía y no he hecho absolutamente nada.

Me siento en el borde de la cama y lanzo un largo bostezo, enciendo mi teléfono a la par que leo una pequeña nota doblada en mi mesa de noche. Es de mamá, dice que debo cambiarme las vendas cada seis horas, junto al papel reposan todos los elementos necesarios. Bufo.

Okey, supongo que podré darme una ducha y cambiarme las vendas yo mismo. Luego, almorzaré algo e iré directo a casa de los Dikerson, no puedo seguir posponiéndolo, necesito respuestas, y sobre todo, avisarle al Sr. Dikerson que quizá algo más turbio de lo que pensaba está ocurriendo.

Giro la perilla para dejar salir el agua y espero unos cuantos segundos a que esta tome temperatura, me poso debajo de ella y cierro los ojos, en verdad necesitaba ducharme.

Termino de lavar los platos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Termino de lavar los platos. Ya me bañé, tomé una ducha, cambié las vendas de mi mano y comí algo, ahora son casi las tres de la tarde, aún tengo mucho tiempo para ir a casa de los Dikerson.

Le escribo un mensaje a Emily para preguntarle cómo está Carolina y procedo a preparar las cosas en mi mochila. Siento algo extraño en mi pecho, es como una extraña sensación que me dice que hoy finalmente obtendré respuestas.

Cuelgo la mochila en mi hombro, reviso la batería en mi teléfono y me dirijo a la salida.

Abro la puerta, pero antes de poder cruzar el umbral me paro en seco, Peter está del otro lado, con la mano todavía levantada para tocar el timbre.

Mis ojos se abren al igual que los suyos, él se pone derecho y rasca su nuca nervioso.

—Peter. —Pronuncio.

—Hola... —Dice al instante, su rostro plagado de pecas está ruborizado.

—¿Qué...?

—Necesitaba... —Carraspea. —Quería saber cómo estabas. —Sus ojos se dirigen directamente hacia mi mano cubierta por la venda. Yo también la miro y la abro levemente para mostrarle que está bien.

—Estoy bien. —Aseguro con una sonrisa. —No fue tan grave.

—Oh, genial, anoche parecía un poco más-.

—Tranquilo. —Lo interrumpo. —No fue nada, lo prometo.

Él asiente con una pequeña sonrisa.

—Felicidades por la victoria.

El asesino de Brooklyn © [1] (NUEVA VERSIÓN YA DISPONIBLE)Where stories live. Discover now