Próximamente en edición.
Ashley Baker, una adolescente que tuvo bastantes problemas escolares a lo largo de su vida, decide mudarse a un lugar totalmente distinto y lejano.
Ella, nunca ha querido llamar la atención, pero siempre, muy a su pesar, ha...
Acabo todo el papeleo y por suerte me toca ir a una aula cerca de allí. De camino, me vuelvo a encontrar al grupo de Chase. Sorprendentemente, tenía algunos números ya en su camiseta. ¿De verdad habían chicas que habían caído? Seguro que no, se las habrá inventado.
El grupo de chicos saludan a dos chicos más y de repente se hace el silencio. No sé qué les contarían los dos chicos aquellos, pero... que agradecida estaba porque les hicieran callar.
Sigo caminando hasta llegar al aula, tres puertas más y lo conseguiría. Al entrar, esperaba que reinara el caos como era costumbre, pero no era así, todo el mundo estaba sentado en su nuevo sitio compartiendo experiencias con otros. Me siento al final de la clase, esperando no ser vista, y vuelvo a conectar los auriculares. Una chica de tez blanca y rubia, se acerca a mí.
— ¡Hey! ¿Qué tal? — dice la rubia.
Me quito los auriculares para poder escucharla y vuelve a repetírmelo por si no había escuchado nada.
— Hola... — Contesto tímidamente. — Bien ¿Y tú?
— Bien, me llamo Ana. —dice sonriente.
— Encantada, yo Ash.
Ana me mirando fijamente, analizando mi rostro con detenimiento.
— ¿No eres de por aquí verdad?
Asiento.
— Lo sabía... —susurra ella como si hablase consigo misma.
— ¿Por qué lo dices? — pregunto intrigada.
— Bueno digamos que no me parecías familiar.
—¿Conoces a mucha gente de aquí?
— Lo normal... supongo. - Contesta encogiéndose de hombros.
Entra el nuevo profesor y como el primer día de siempre, empiezan las presentaciones. Miro por la ventana, situada a mi derecha, como los chicos jugaban a fútbol americano.
— Te gusta, eh — susurra Ana en mi oreja.
— ¿Que? ¿El qué? —digo confusa.
— Aquel —señala por la ventana a uno de los chicos.
—¿¡Chase?! — respondo incrédula — Tendría que quedarme sin neuronas para que me gustase alguien así.
— Vaya... yo lo veo muy mono... ¿Entonces... a quien mirabas?
— A nadie, solo les veía jugar.
Ania vuelve a mirar por la ventana, y de nuevo, vuelve a girarse atendiendo a la pizarra.
<< Chase mono dice... Seguro que Ana le dio su número.>> Bromeo en mis pensamientos.
Acaba la clase y como de costumbre, disponíamos de 10 minutos para cambiar hacia la siguiente aula. Recojo mis libros y me voy en busca del aula perdida, sin Ana, ya que no coincidíamos.
— ¡¡Guapas!! ¿Queréis ver torsos sudaditos?— Grita de nuevo ese idiota de Chase mientras se dirige al vestuario con los otros miembros del equipo.
Miro alrededor de ellos, y muy a mi pesar, estaban rodeados de chicas.
Ilusas. Unineuronales...
Sigo caminando, ignorándoles.
— ¡Eh, eh! — gritan detrás de mí. — ¡Eh! ¡La chica de la camiseta azul!
Me giro.
— ¿Qué quieres? — Escupí a desgana mis palabras.
—¿Yo? No será... ¿Qué quieres tú?
— Serás idiota Chase, no todas van a ir detrás de ti. - respondo con seguridad.
Todas las miradas que estaban clavándose en mí, silenciaron su palabra ante tal contestación. Chase, confuso por mi reacción, comienza a reírse pensándose que me estaba haciendo la dura ante él. Ignoro su reacción y vuelvo a poner rumbo a mi destino.
— ¡Ya vendrás guapa! Tarde o temprano ninguna acaba resistiéndose. —consigo escuchar en la lejanía la voz de Chase.
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