~ Capítulo 40 · Martin "El piro" ~

4.9K 330 2
                                    

Entré a la biblioteca y me dirigí al pasillo de lecturas de misterio. Allí se encontraba el papel sobre la nueva residencian de Ron. Él iba cambiando de hogar semanalmente, según él, por algún que otro obstáculo mal llevado en su vida, asique se dedicaba a dejar su hospedaje entre los libros por si alguien requería de su servicio.

Ninguna mafia recurriría a la biblioteca...

- Pasillo 4to, lavabo femenino. Contraseña: Papel de lija - susurré mientras leía para poder plasmarlo bien en mi cabeza.

Volví a dejar el papel y a colocar los libros como antes. Apreté mi mochila contra mi espalda y salí de la biblioteca intentando ocultar mis nervios.

Subí al tercer piso, el cual estaba dividido por cuatro pasillos repletos de aulas, ahora vacías por el comienzo para el tiempo libre. Caminé por el cuarto pasillo hasta llegar a la puerta de los lavabos femeninos.

Fuera de servicio.
Que típico Ron...

Tragué saliva hidratando mi garganta por escasos segundos y piqué a la puerta, susurrando la contraseña.
Escuché unos pasos llegar hasta mí, y después, el chirrido de la puerta al abrirse lentamente.

- ¿Ashley? ¿Qué haces aquí? - dijo extrañado.

- Necesito tu ayuda.

- ¿Y qué me darás a cambio? - dijo Ron con una sonrisa burlona en su rostro.

- Vale Ron, acepto. - contesté sabiendo a qué se refería.

- No, los tratos van cambiando continuamente según la necesidad de la otra persona. Y dime, ¿A cuánto estarías dispuesta a llegar? - dijo Ron pareciendo cada vez, más interesado.

Pensé en varias opciones pero me parecían exageradas para el objetivo. ¿Un mísero baile merecía tanto?

- El tipo corre Ash. - dijo Ron sacándome de mis pensamientos.

- Tal vez, quieras algo en concreto... ¿no?

- Puede. - dijo mientras jugueteaba con las cartas que tenía sobre su mesa.

- Podría venir a jugar contigo a las cartas. - dije sonriente con la esperanza de que eso fuese suficiente.

- No me hagas reír. - dijo Ron secándose las lágrimas que le habían causado las carcajadas. - Cuando estés interesada de verdad, acude a mí. - sentenció para dar por finalizada la visita.

- ¡No, espera! - dije en un tono un poco elevado. - Por tu forma de ser, y el historial académico que tienes, supongo que te gustaría ver algo de conflicto.

- Continua. - dijo Ron incorporándose en la silla y clavando sus codos en la mesa para mirarme fijamente, interesado por aquello que le contaba.

- No sé, tal vez podría...

- Conquistar a Mark - acabó completando mi frase.

- ¿¡Que!? - grité indignada. - Jamás le haría daño a Mark.

- ¿Y a Jason? - volvió a insistir Ron.

- ¿Q-Que? - tartamudeé.

- Olvídalo. - dijo Ron. - Me apetece otro tipo de diversión.

- Estoy dispuesta. - dije segura adelantándome a su propuesta.

- Quiero que molestes a Robert.

- ¿El director? - aclaré.

Ron asintió.

- Solo con mi presencia le molestaría, trato hecho.

- Quiero que pierda el control, pero sin saber que tú eres la culpable, si lo consigues, la entrada es tuya.

Estreché mi mano junto a la suya para cerrar el trato.

Tengo el presentimiento que será algo fácil de conseguir.

Salí del lavabo y me dirigí de nuevo a la cafetería. Mark y Ana ya no estaban en nuestra mesa asique me senté sola mientras pensaba en cual sería mi primera hazaña.

¡Eureka!

Sin perder más tiempo, fui a hablar con Martin "el piro", le llamaban así porque estaba obsesionado con el fuego y con todo aquello que pudiera provocar explosiones. Le compré algunos petardos, con un seudónimo y confidencial. La entrega sería el sábado de madrugada. Primero yo dejaría el dinero en la basura de la salida del instituto y luego él dejaría la mercancía, muy peliculero todo, pero eficaz.

También compré varios paquetes de harina, para acabar de completar mi plan. Espero que fuese suficiente como para que Robert pierda los papeles.

El perfecto experimento de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora