El perfecto experimento de mi vida

~ Capítulo 30 · Sonrisa irresistible ~

- Ash... - dijo Jason acercándose a mí.

Di un paso hacia atrás intentando poner más distancia entre nosotros, pero fue en vano. Jason se acercó tanto a mí que apenas quedamos a diez centímetros de distancia. Notaba su halito tocar mis mejillas, y un nudo en mi estómago que empezaba a crecer. Tragué saliva intentando humedecer mi boca, que por los nervios, se había resecado.

- ¿Vas a decirme que te pasa? – dijo Jason apoyando su frente sobre la mía y poniéndome ojitos.

- Desde luego que no. – dije apartando mi mirada.

- Vamos... no te hagas la dura. – dijo éste cogiendo mi rostro volviendo a conseguir que nuestras miradas coincidiesen.

Y entonces sonrió.

Oh... como vuelva a sonreír, no voy a poder aguantar mucho más tiempo esta distancia.

Humedeció sus labios en un gesto rápido con su lengua, apartando la mirada hacia abajo para volverla a subir hasta mis ojos. Pasó su pulgar sobre mi labio inferior.

- Estas tan mona cuando te enfadas. – susurró.

Y lo consiguió. Consiguió hacerme sonreír. Y tras una sonrisa, la batalla está perdida.

¿¡PORQUE DIOS?! ¿¡Porque tienes que darle esa sonrisa irresistible?!

Fue acercándose lentamente hacia mí. Disminuyendo la mínima distancia que había entre nosotros.

¡¡Reacciona Ashley!! Apártale.

Pero por mucho que mi subconsciente me ordenaba repudiarle, fue imposible para mí.

Nuestros labios comenzaron a rozarse. Jason me cogió de las caderas acabando de juntar nuestros rostros con un leve empujón hacía él. Mantuvo su mano izquierda en mi cadera, mientras que con la derecha cogía mi mano y la subía hasta su cuello. Me quedé totalmente inmóvil, sin saber qué hacer, que pensar o que sentir.

Y ahora ve y dile que lo quieres fuera de tu vida...

- Calla – susurré en sus labios de forma inconsciente.

- ¿Qué? – preguntó Jason extrañado por mi respuesta.

Volví en mí recordando el motivo por el que quería distanciarme de él.

- Te dije que no quiero formar parte de tu vida.

- Ashley... - dijo cogiéndome ambas manos, las cuales, una aún seguía a un lado de mi cuerpo y la otra en su cuello. – ayúdame...

El señor Jason Brown pidiendo ayuda... increíble.

- ¿Ayudarte a qué? – dije.

Jason puso su índice en mis labios haciéndome callar.

- Te prometo, que cuando todo esto acabe, si es lo que quieres, me iré. Nunca volverás a saber de mí. – dijo él, volviéndome a coger de las caderas. – Te lo prometo... - susurró.

- Trato hecho. – afirmé pasando mis manos por sus caderas.

Jason subió sus manos recorriendo toda mi espalda hasta llegar a mi nuca, donde volvió a impulsarme para volver a juntar nuestros labios. Profundicé el beso, en cuanto noté la lengua de Jason pidiendo permiso.

Acabó dándome pequeños besos de corta duración, y por último, besó mi nariz.

- ¿Te quedarás a dormir?