Lo siento

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Luego de que oí al muchacho pronunciar con suma sinceridad aquellas dos palabras, percibí como se aproximaba lentamente y a paso silencioso hacia mí.
No estaba equivocada, porque en no más de medio segundo, ya me tenía cercada en sus amplios brazos, tomándome por la cintura. El acompasado ritmo de su respiración penetró dulcemente por mis oídos; dejándome nula, completamente inmóvil.
En el preciso instante en que al fin reaccioné, me alejé de él. Pero mientras retrocedía, el se acercaba, más y más.
Yo: Trent... ¿Qué estás haciendo? -inquirí nerviosa-
Sentí como se detuvo. Permanecí callada.
Sin decir nada, lo hizo de nuevo. Y otra vez me encontré en la tan conocida situación: estaba a punto de chocar contra un árbol.
Yo: Trent ya...basta -fue lo único que me salió decir-
Trent: Solo un beso -musitó finalmente-
Fue más vertiginoso que yo, mucho más veloz, y me envolvió con sus brazos, esta vez más fuerte.
Yo: Por favor Trent...
Trent: En verdad, lo necesito -pidió; con aquella voz que probablemente haya inventado para derretir el corazón de cualquier mujer-
Yo me limité a negar, moviendo mi rostro hacia la derecha e izquierda. Sorpresivamente, él de nuevo volvió a ganarme; y me apretó con astucia las nalgas.
Yo: ¡Trent! -lo reté-
Trent: Me besas o sino...
Yo: ¿Si no qué? -me atreví a hacer frente-
Trent: Sufrirás... -hizo una pausa- ¡De una guerra de cosquillas!
Yo: No te atreverías -fruncí el ceño-
Trent: A que sí.
Volteé para salir disparando. Fue imposible porque él ya me había atrapado e inundaba mi cuerpo de insoportables cosquillas. Luché y pataleé hasta escaparme; comencé a correr hacia los cortos y extensos pastos que se hacían presentes en aquel enorme lugar.
Trent: ¡Mels detente! -gritó desde atrás-
Yo: ¡Ya quisieras!
Trent: No puedes ver, te golpearás con algo -insistió con un tono de rezongo-
Yo: Eso no pasará, ya conozco este...
Y otra vez, para mi mala suerte, todo no salía precisamente como lo tenía planeado. Tropecé con una piedra muy grande.

Trent: ¡Mels! -chilló el muchacho cuando llegó a su alcance-
Ella estaba tendida en el suelo, sin mover un solo pelo. Se acomodó sobre ella, hincándose a la altura de sus caderas, con cuidado de no ejercerle demasiado peso.
Trent: ¡Contesta por favor!
La sacudió bruscamente.
Trent: Dí algo. ¡Habla; necesito que estés bien!
-maldecía el chico a medida que las lágrimas empezaban a deslizarse por sus ojos- Me muero si te pasa algo, eres el aire que respiro.
Fue entonces cuando Mels se lanzó a reír como si le hubiesen contado el chiste más gracioso del mundo; mientras que él la observaba con el ceño fruncido sin entender.
Yo: "Me muero si te pasa algo, eres el aire que respiro" -se burló en una carcajada-
Trent: ¡No es gracioso! -soltó avergonzado, pero a la vez enfadado-
Yo: Sí lo es...deberías haber escuchado tu voz
-sentenció con la respiración agitada de tanto reírse-
Luego, cuando se calmó, se enderezó e intento ponerse de pie, pero el estaba encima de ella y se lo impedía.
Yo: Trent... ¿puedes? -susurró en el intento de erguirse-
Trent: No.
Yo: Trent déjame pararme -le exigió algo perturbada-
Trent: Dije que no.
Yo: ¿Qué quieres que haga? -preguntó-
Trent: Me parece que tienes algo que decirme
-alargó-
Yo: ¿Yo? No lo creo.
Trent acortó aún más distancia, quedando completamente acostado sobre ella. Jamás había deseado a una mujer como en aquel momento la deseó a ella.
Yo: ¡Bueno sí! -aceptó- Yo...bueno...eh... -se recargó los pulmones de aire- Lo siento, en verdad. Siento haberme ido, siento no haber confiado en ti, sabes bien que me dolió tanto como a ti. Quisiera que nos demos otra oportunidad, quisiera empezar de cero y... -estaba hablando demasiado rápido; sus palabras se tocaban unas con otras. Pero Trent no pudo resistirse y la calló de un beso. Con eso se dijeron todo lo que por dos años no habían podido. Comenzó siendo lento, pero rápidamente se transformó en probablemente, el beso más apasionado que haya existido.
El estaba loco e irremediablemente enamorado de ella; siempre lo había estado. La había anhelado toda su vida, aunque sólo hacía un poco más de dos años que la conocía. Mels era diferente a todas las mujeres con las que había estado. Furtivamente sintió el impulso de quitarle aquel provocador vestido, y entonces..., sobre el pasto... seguir besándola y..., hacerla mujer, de la manera más salvaje... Pero tuvo que aguantarse las ganas, y quitó esos pensamientos de su cabeza.
Una vez que se pararon, tomados de la mano, se dirigieron a bailar. Estuvieron con sus cuerpos unidos, como si fueran uno, hasta que la fiesta término. Trent se despidió de ella y se fue rápidamente porque no quería que nadie lo reconociera.

Llegué a casa más tarde de lo que había ideado. Mi madre me recibió con un "¿cómo te fue?". No pude hacer otra cosa que contarle cada detalle; ya qué, después de todo, ella no se había equivocado cuando había dicho que sería la mejor noche de mi vida. Nos tomamos un café, ya eran las tres y media de la madrugada.
Subí a mi recamara y miré alrededor mientras me dejaba caer cansada sobre la cama, recordando con lujo y detalle lo que había disfrutado aquella noche. Trent me hacía sentir completa. Era ciertamente el hombre con el que planeaba pasar el resto de mi vida. Mis pensamientos se entorpecieron cuando sentí un extraño ruido en la terraza de mi dormitorio. Caminé lentamente y corrí la cortina. Susurró mi nombre. Allí estaba, el demente más grande del planeta: Trent.

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