Capítulo 3

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Fui a trabajar, encontrarme con Danielle hizo que mi furia se apaciguara un poco y olvidarme del problema que está en mi casa. Después de salir del trabajo, decidí contarle todo a Danielle lo sucedido con Vanessa, al principio se sorprendió pero luego cambió su rostro. Pude sentir como el peso que sentía en mis hombros disminuyó considerablemente. Me comprendió y supo que yo no quería volver a casa por los momentos.

— Algún día tienes que ir a casa, Valery — Dijo por enésima vez de camino a su departamento — Es tu hermana.

— ¿Quieres dejar de decir eso? — Me metí las manos a mis bolsillos y oculté mi cabeza entre mis hombros.

— Se supone que hoy iré a cenar en tu casa, contigo y con mi suegra — Dice detenidamente encogiéndose de hombros — Y ahora con mi cuñada.

Ella tiene razón, se me olvidaba por completo ese pequeño gran detalle. Cierta parte de mí quiere salir corriendo de este lugar y olvidarme de que ella apareció en mi vida nuevamente. Después de tanto tiempo sin verla, sin saber de ella y que aparezca de la nada, para mi madre es una alegría. Danielle se llevará bien con ella lo sé, tengo ese presentimientos que sucederá y tengo que aceptar su regreso.

Llegamos a su departamento, todo en silencio y desordenado. Comienzo a ordenar todo porque parece departamento de hombres que de una mujer. Tardé alrededor de unos 20 minutos en recoger todo y ponerle en su sitio, cuando terminé todo me acerqué donde estaba Danielle sentada, vi que hablaba por celular, punzadas de celos arremetieron contra mi estómago.

Trato de no celarla por cosas estúpidas en mi mente, pero es inevitable cuando la veo sonriendo y jugando con su cabello, son señales de coqueteo indefinido. Estuve mirándola en silencio por unos minutos antes de que ella se diera vuelta y caminara hasta donde estoy, siempre me ha asustado la manera que ella se da cuenta que la miro o estoy detrás de ella sin hacer ruido.

— Es tu hermana, quiere hablar contigo — Dijo entregándome mi teléfono, la miro con el ceño fruncido — No es mi culpa que te hayas ido y en ese momento empezara a sonar tu celular — Se dio media vuelta y se fue pisando fuerte, signo de estar molesta por mi reacción. Suspiré y coloqué el celular en mi oído.

— ¿Sí? — Digo sentándome en el sofá.

— ¿Valery? — Escuché la voz de Vanessa al otro lado del auricular y algo extraño pasó en mi cuerpo.

— ¿Con quién deseas hablar? — Solté de mala gana.

— ¿Vendrán para la cena? — Preguntó algo emocionada, me sorprendí al escucharla así.

— ¿Es importante? — Quiero que se dé cuenta que no deseo hablarle.

— Mamá dice que si — Su tono cambió — ¿Es tu novia, cierto? — Dijo en voz baja.

— ¿Te importa? — Comencé a levantarme para caminar y dejar de estar incomoda aquí.

— ¿Quieres dejar de ser odiosa conmigo? ¡No es mi culpa no haber venido antes! — Soltó de repente.

— Tengo cosas que hacer — Sin decir más colgué la llamada y puse en silencio el celular, bloqueando y guardándolo en mi bolsillo trasero.

Mi madre le dio mi número celular para que hablase conmigo así tener la responsabilidad de ir porque ella está aquí. Nadie me puede obligar a hacer algo que no quiero, ni ella, ni mi madre ni aun Danielle, además ella se buscó ese trato, tiene que aguantar, si aguantó tanto tiempo sin nosotras, también puede hacerlo por mi trato. Lo peor de todo es que aún no me saco de la cabeza su sonrisa.

Mariposas DesorientadasWhere stories live. Discover now