Capítulo 7

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Después de que mi madre se fuera a su trabajo que probablemente llegara a media noche. Cuando terminamos de comer fui a lavar los platos como me ordenó mi madre. Mamá siempre cuida más a Vanessa que a mí, le da todo y es la princesa de la casa. No me quejo de que sea tratada así porque en su ausencia fue la princesa. Pienso en ella.

Es una princesa muy hermosa.

— Deja de pensar así — Me reprendo a mí misma.

— ¿Estás loca? ¿Debo llamar a los loqueros? — Escucho que Vanessa habla detrás de mí.

— ¡Ja! ¿No soportas la realidad? — Me giro respondiendo sarcásticamente.

Mis palabras se quedaron atascadas en mi garganta cuando la veo en una pequeña toalla que cubre su hermoso cuerpo. La detallo de arriba abajo, mis hormonas quieren hacer lo suyo pero las controlo. Me atragante con la saliva, tuve que disimular bien que me impactó verla así, ella lo nota y se ríe de mí.

— Me iré a bañar, boba — Dijo dándose la vuelta y dejándome con la baba en mi boca.

Pude ver sus piernas y otras partes de su cuerpo. Quede pasmada por un rato más mirando a la nada. Nunca había reaccionado así a un cuerpo diferente que no sea el de Danielle, aunque antes me la pasaba observándola todo el tiempo a cada momento. Sacudí mi cabeza para sacar estos pensamientos ilícitos sobre mi hermana, verla mojada, desnuda cuando salga de la ducha. Y...

¡Basta! Es mi hermana.

Cierro mis ojos para olvidarme de la imagen de mi hermana en toallas. Una vez terminado todo me dirigí a mi cuarto antes de toparme con ella. Me sequé bien las manos y tomé una manzana. Al darle el primer mordisco escucho que algo se cayó, frunzo el ceño para regresar a la cocina pero todo en orden, voy al cuarto de Vanessa y nada, camino hacia el mío y todo está en orden.

— ¿Vanessa? — La llamo sabiendo que debe estar en el baño.

Camino hasta el baño, toco la puerta y la abro sin importarme que esté desnuda. Miro a todos lados tratando de localizarla y la veo tirada en el piso, me acerco a ella para levantarla con cuidado. Quería reír pero me contuve para no hacerla enojar. Pise con cuidado para no caerme junto a ella, esta parte del baño siempre está resbalosa. Me sitúo al frente de ella y mis ojos viajan a sus increíbles senos.

La tengo solo para mí.

— ¿Es siempre de resbaloso el piso? — Pregunta adolorida.

Extiende sus brazos alrededor de mi cuello, haciendo que sus senos se junten entre sí, mis ojos no se apartan de ellos, me obligo a mirar a otro lado y la tomo su suave de su cintura.

— No, lo que pasa es que tienes dos pies izquierdos — Digo en forma de broma.

— Déjame, puedo levantarme sola — Refunfuña batiendo sus manos.

Se despega de mí y me aparto para darle espacio y que se levante sola, pone sus manos en el piso, dándose la vuelta para quedar en posición de gateo, así veo su culo mejor y su espalda. Muchas sensaciones recorren mi cuerpo y las hormonas se me alborotan por verla así disponible para mí, al ver que no podía levantarse estiré mi brazo para alcanzarla, tiene que levantarse.

— No me toques — Dice y me sobresalto por su repentino regaño.

— ¡Oh, perdón, Su Alteza! — Levanto mis manos en alto, señal de rendición y doy un paso atrás para ver su culo.

Creo que el dolor no la dejaba avanzar porque estuvo así por un minuto, reprimo mis ganas de reír, al ver sus esfuerzos mínimos de levantarse, resoplo y me agacho paso mis brazos por su cintura. Sentí como se estremeció con mi toque, suspire esperando que me gritara pero no lo hizo. La levanto poco a poco, su culo da con mi vientre, eso fue tan excitante que tuve que morderme el labio.

Su espalda tocó mis senos, gemí bajo pero ella se dio cuenta. Sin poder aguantar más, por querer tener su cuerpo contra la mía y sentirla más conmigo, paso mis manos delicadamente por su estómago, roso mis labios por su hombro sin besarla, solo es un toque inocente, cierro mis ojos. Esta temblando o soy yo, todo lo que quiero hacerle está albergando mi mente ahora. La necesidad de ir más allá me hace temblar.

Sin querer detenerme bajo mis manos su abdomen plano, ella ahoga un jadeo, mis labios llegan a la curva de su cuello. Su piel es delicada y su aroma es tan embriagador, es todo lo contrario a Danielle. Beso su cuello suavemente y lento haciendo que ella gema colocando su cabeza hacia atrás dándome acceso a ella. Cegada por la excitación empiezo a darle pequeños mordiscos.

Empieza a gemir un poco más fuerte y mi respiración se acelera, en mi centro, justo ahí, el placer comienza a acumularse. Subo mi mano hasta su seno izquierdo, suelta un suspiro. En un ágil movimiento la pongo mirándome fijamente a los ojos. Sus ojos llenos de lujuria, con la respiración agitada, mordiéndose los labios, tiene el mismo deseo que yo. Choca con la pared por estar evadiéndome y ahora no tiene escapatoria.

— No es justo lo que acabas de hacer — Reclama Vanessa con la voz excitada — Ahora quiero más — Me acerco a ella.

— Eso es todo lo que tendrás — Le mentí susurrándole en el oído.

— Si no seguirás... — Dice dándome un pequeño empujón — Sal del baño — Me ordenó, pero sus ojos decían otra cosa.

— ¿Qué si no lo hago? — Le reté a ver si ella quería tanto esto como yo.

En movimiento demasiado rápido, me sorprendió acorralándome con mis manos a cada lado de mi cabeza. Esta vez soy yo la que está pegada contra la pared y ella tiene el control de la situación. Me está volviendo loca esta situación con ella, su respiración está agitada, muevo mis manos hacia su cintura de nuevo, pero no hago presión de que se pegue a mí, quiero que ella tome la iniciativa.

¡Bésame!

Quería besarme. Quiero que me bese, no lo hago por respeto a ella. Estuvimos observándonos con mucha intensidad sin que ella diera el paso. Estuvo así por un largo tiempo, esto es más intenso que una película de suspenso con terror incluido. Decidí acercar mi rostro al de ella sin ninguna intensión de besarla, deposite un suave beso con mordisco en su cuello, haciéndola estremecer y soltando un pequeño gemido.

Ella suspiró y en ese momento supe que este juego acaba de empezar y alguna de las dos saldría lastimada.

— Trata de no caerte de nuevo — Dije con la voz ronca.

Me retire antes de que me dijera algo más o que yo hiciera algo que no estuviese escrito en nuestras vidas. Salgo del baño para dejarla sola y tengo que respirar profundo si no quiero comerme el cebo que el pecado me ha puesto. No es sano esto, reprimí esto desde hace mucho y no es sano lo que siento. No me detendré tampoco porque la estoy empezando a desear como antes.

Estoy recargada en la puerta del baño con los ojos cerrados intentando aliviar el dolor en mi vagina por tanta excitación que me produjo tenerla y verla así. Aun siento la suavidad de su piel en mis manos tocarla con delicadeza hizo que mis deseos de vivir otra vez esto sea más fuerte y real. Suelto un suspiro y empiezo a caminar en dirección a mi cuarto, miro la puerta del baño y sonrío, en ese instante ella sale.

— Lindo mordisco — Bromeo.

— ¿Me das permiso? — Pasa de mí molesta chocando con mi hombro.

— Tienes el lado izquierdo. Derecho el tuyo, libre — Comento exasperada.

— ¡Uhm! — Gruñe y entra a su cuarto

Muevo mi mano para rozarle el brazo, ella voltea sorprendida, le sonrío pero camino hacia mi cuarto para ducharme y salir a buscar trabajo, no debo dejar que esto se salga de mis manos. Me desvisto pero aún no salgo, no quiero encontrarme por el pasillo así y pasemos a algo más de lo que no llegamos en la ducha. Tengo que salir para despejar mi mente e ignorar estas hormona.


***

Disfruten.

Espero publicar otro más esta noche.

Su escritoraWS

Mariposas DesorientadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora