Capítulo 18

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La imagen de Vanessa siendo ahorcada por mi novia, es terrorífico. Tengo miedo de mi propia novia. Tengo miedo de que algún día le dé por esperar a mi hermana y la mate sin mi protección. No sé qué pensar, ella nunca se comporta así, si es por los celos esa no es su forma de actuar, simplemente me dice que no le agrada la compañía de cualquier persona alrededor de mí, y yo veré que hacer para remediar eso.

Después de unos días mi madre se enteró de lo que hizo Danielle a Vanessa. Lo supo fue porque se me ocurrió decirle a mi hermana en frente a mamá si le dolía la garganta o ya no, se molestó tanto que le prohibió la entrada a Danielle y acercarse a mí o Vanessa. Estoy aliviada porque no se acercará a ninguna de las dos. Solo tengo que cuidar más a mi hermana y a mí.

Mi mamá se enfureció mucho hasta insultó a Danielle frente a mí, no dije nada para defenderla pero muy en el fondo de mi corazón quería hacerlo pero pensé más bien en Vanessa y que ella es mi sangre, y eso está muy por encima del amor que le tengo a Danielle. Vanessa no ha salido de su cuarto, solo sale cuando es la hora de comer. No la culpo, tiene miedo.

Hace unos días mi madre llegó con unos papeles a la casa y ha actuado nerviosa desde ese entonces. No ha ido a trabajar pero no para de revisar esas carpetas y menos de escribir. Estoy barriendo ya que mamá ha decidido tomarse el día libre. Me encuentro un sobre que contiene el nombre de Vanessa ¿Por qué mi mamá tendrá esto? ¿Qué significa? ¿Qué es? Mi curiosidad es más fuerte.

Lo abro, dice el nombre de Vanessa, lugar de mi nacimiento, la fecha, lo que no concuerda son los nombres de mis padres. Detrás de la primera página está mi partida de nacimiento, la siguiente una carta de adopción, que está el nombre de mi madre. No entendía lo que estaba sucediendo, ¿Cómo es posible que me lo haya ocultado? No me parece justo. Hoy mamá tendrá que dar muchas explicaciones.

Estoy leyendo todo, entiendo que Vanessa sea adoptada... ¡Adoptada! Levanto mi mirada de la página y sonrío al comprender que podremos estar juntas sin ningún problema, el hecho de que no sea mi hermana me da ganas de ir y besarla todo el día y poder decirle que la amo, agacho la cabeza para leer otra vez y escucho un ruido sordo y me obligo a mirar delante de mí.

— ¿Qué estás haciendo, Valery? — Me pregunta mirando el sobre en mi mano — Entrégame eso.

— ¿Qué significa esto, mamá? — Pregunto en vez de entregárselo.

— ¿Por qué lo tienes? — Pregunta con enojo.

— Lo encontré tirado en el piso — Respondo tranquilamente.

— ¡Entrégamelo! — Se acerca para arrebatármelo de las manos.

— ¿Vanessa es adoptada? — Pregunto con suma tranquilidad.

— No es de tu incumbencia — Responde molesta.

— Es mi hermana adoptiva, tengo derecho de saber — Comento con tranquilidad.

— Ya leíste para que quieres saber — Responde guardando el sobre en una carpeta.

— ¿Por qué están así, tan tensas? — Pregunta Vanessa saliendo de su cuarto con cara de acabar de despertarse.

Siento la mirada inquisitiva de Vanessa sobre mí, le sonrío al mirarla, bosteza y se pasa la mano por sus ojos para quitarse el sueño. Por unos segundos mamá se queda ahí de pies en silencio mirándome para luego salir con lágrimas en los ojos y un sollozo bajo. Aunque está prácticamente borracha del sueño sabe que ocurre algo. Suspiro porque siempre mamá me deja las cosas para que las resuelva.

— ¿Me dirás qué ocurre? — Pregunta restregándose los ojos.

— Deja de hacer eso te dolerán los ojos — Le quito la mano de su ojo y nos metemos en su cuarto.

— ¿Me dirás, que le pasa a mamá? — Dice con molestia.

— Sí, tendré que hacerlo — Respondo suspirando — Vamos al cuarto — Comento un poco coqueta.

Caminamos hacia mi cuarto, tengo que contarle porque mamá no tiene el valor de decirle que es adoptada. Podría decir que había cosas que nos diferenciaban y podría jurar que a veces dudé de que fuera mi hermana. Tuve el valor de decirle todo lo que había encontrado en esos papeles que mamá trajo hace unos días, no me lo podía creer pero le aseguré que es la verdad y no podría estarle mintiendo sobre eso.

Nos quedamos sin decir nada, mira mi cuarto como si no lo conociera. Como si le hubieran quitado el velo en sus ojos y todo lo que ha conocido en sus 21 años ha dejado de existir por un segundo. Niego con la cabeza, si hubiera sabido esto desde hace tiempo le hubiera dicho para no crearle un trauma. Suspiro, ella me mira y me sonríe, tiene un brillo en sus ojos y puedo asegurar que eso me pone nerviosa.

Quiero besarla, tenerla mirándome así hace que mis deseos sean mayores. Empiezo a adoptar una postura seductora, la miro y acerco mis labios un poco para que ella se acerque sin ningún problema y hacer que caiga a mis pies pero soy cortada inmediatamente cuando ella dice algo que nunca pensé que diría, fue como un balde de agua fría sobre mi cuerpo y trayéndome a la realidad.

— Quiero leerlo — Comenta y sé que no me cree.

—¿No me crees? — Pregunto y me levanto de la cama.

—Necesito confirmar lo que acabas de decir — Asiento y salgo del cuarto.

Quiero celebrar con ella de una manera muy afectiva pero no me deja, le doy una buena noticia de que no somos nada y todo lo que hemos estado haciendo no está mal pero ella cree que le acabo de mentir, no tengo necesidad de hacerlo, solo me arrepiento de haberlo hecho yo. Me acuesto en el sofá con mi celular en mano, reviso mis contactos y no encuentro a nadie que pueda salir con él o con ella.

Encuentro a Vanessa conectada en whatsapp, miro su estado y dice "justo cuando crees que tienes la libertad de hacerlo te encuentras con el muro de "no te lo creas", sentí esa indirecta directamente hacia mí, me quedo mirando ese estado por unos minutos hasta que el foco de la idea se encendió en mi cabeza y empiezo a redactar un mensaje.

Valery: ¿Desearías salir conmigo?

Vanessa: ¿Sabías que estamos a cuatro pasos de distancia?

Valery: Eso me lo dijiste cuando regresaste de tu largo viaje sin mí.

Vanessa: Algún día te diré el por qué no te llevé conmigo.

Valery: Me dirás ahora si quieres salir conmigo.

Vanessa: ¿Acaso es una cita formal?

Valery: No me digas entonces, iré sola.

Tiré mi celular contra el sofá y me levanté para ir a mi cuarto, ella ya no está ahí, me encierro para despejar mi mente y concentrarme en descansar nuevamente o pensar a donde ir para estar libre de todo este estrés, escucho que mi celular suena lejos y me levanto de mala gana a buscarlo, lo tomo y regreso a mi cuarto. Me estoy quedando dormida pero de repente siento como si alguien me estuviese observando muy de cerca.

Sonrío porque la única persona que está aquí y puede hacer que mi pulso se acelere como ahora, me volteo con mis ojos entre abiertos y es Vanessa que está recargada en el marco de la puerta que está abierta, escucho que se aproxima a mí, siento que se sube en la cama y gatea un poco para posar su respiración en mi oído, estoy temblando con solo imaginarla hacer eso, me estremezco cuando siento sus labios rozar mi lóbulo.

— ¿A qué hora nos vamos, amor? — Susurra en mi oído.

Estoy tan excitada que no le respondí sino que le indique con mis dedos la hora que podremos salir juntas, ella sonrío y se quedó ahí mirándome tan profundo que me hace estremecer y humedecer al mismo tiempo. Está encontrando mis puntos débiles y no me gusta eso sinceramente. Debo tener el control de todo lo que me rodea me sentiré usada y realmente no quiero.

Me vuelvo a quedar dormida después del duelo de mirada intensas, las caricias distraídas de ella sobre mi piel me hizo adormilarme. Tuve un sueño placentero y hermoso, ella estuvo, siempre está en todo lo que hago y lo hace más magnifico. Solo que al despertar no es tan hermoso y magnifico como lo sueño, siempre despierto sola.

Mariposas DesorientadasWhere stories live. Discover now