Desde que salimos de casa no he dejado de pensar en la probabilidad de que se vaya con él. Es obvio que quiere conocer a su familia y sus demás hermanos, saber toda la historia completa. Ayer hablamos sobre la curiosidad que tiene de saber si es igual a ella o a su papá y si sus hermanos la van a querer. Frunzo el ceño al escuchar cómo los está llamando a cada uno.
Mamá me ha estado diciendo que fueron ellos quienes le dieron la vida y no tengo que oponerme a que los conozca o que se quiera ir con ellos. Les agradezco de haber procreado a esta magnífica chica que me ha sacado sonrisas y llantos a lo largo de mis años, a quien he cuidado con mi vida estos años. Mientras caminamos no hablamos de absolutamente nada, mamá dejó de estar ansiosa.
—¿Nerviosa? — Pregunta mamá a Vanessa.
—Un poco — Responde sonriendo.
Me mantengo al margen no quiero que esté pensando en mí cuando tiene cosas más importantes que hacer. Además me siento cansada de tanto caminar, el parque que eligieron está lejos de la casa y me duelen los pies. Sinceramente, el miedo que tenía de que ella se fuera con su verdadera familia desapareció, ella es libre de hacer lo que quiera, de elegir lo que quiera.
Supongamos que escoge irse con ellos, me habrá dejado de nuevo y esta vez dolerá tanto como la primera vez. Siempre es así la primera vez duele pero las demás heridas que vienen duele mucho porque la herida fue más abierta de lo que estaba y por lo tanto tiene que doler pero se aplaca con el tiempo y te acostumbras al dolor, aprendes a vivir con eso en tu vida y en tu cuerpo.
Me detengo para tomar un café y las dos mujeres siguen su camino. Dejo que avancen y que sean ajenas a mi ausencia. Verlas juntas me hace bien, tener esperanza pero el silencio de Vanessa me preocupa pero me prometí aceptar su decisión sea cual sea. Una vez con mi café en mano avanzo detrás de ellas, trota para cruzar la calle y llegar a ellas, no sé fijaron que me fui por unos minutos.
Acabo de recordar que nunca le pedí a Vanessa ser mi novia, resoplo tan fuerte que ellas giran su cabeza para mirarme un poco decepcionada de mí, alzo mi mirada y le dedico una gran sonrisa, enseñándoles mis dientes blancos, miran hacia adelante y avanzamos en absoluto silencio, es como si fuéramos a estar en una masacre y moriremos en ello. Suspiro y le doy un sorbo pequeño a mi café.
No sé porque soy tan estúpida y olvidadiza, es lo que tenía que haber hecho justo en el momento en que le terminé a Danielle pero tuve que ser tan tonta en olvidarlo y ahora la perderé para siempre, bueno, depende de la decisión que ella tome. Vanessa se detiene por un segundo a esperarme, la miro para dedicarle una sonrisa ladeada, me toma del brazo para recargar su cabeza en mi hombro.
Ella se siente incómoda y está un poco triste, meto mi mano izquierda en mi bolsillo mientras que en la otra sostengo mi café. Este silencio me está incomodando mucho pero es preferible a tener que escuchar todas inseguridades de Vanessa y sus temores. Vimos una heladería y se me antojo comer uno, como si Vanessa hubiera leído mi mente, le dice a mamá que quiere uno.
Nos dirigimos hasta allá y sonreí como una niña alegre porque le darán lo que quiere, amo eso de ella, es tan niña e inocente a veces que eso hace que la ame tanto. Compra tres barquillas de tres sabores y glaseado encima con leche condensada, llegamos al parque justo cuando el helado se me acabó, miro a Vanessa y el de ella está casi por la mitad, no entiendo cómo le hace para que le dure tanto tiempo.
—¿Nerviosa? — Pregunto.
—Un poco — Confiesa mirando las mesas de picnic que hay en el parque.
—Mamá te acompañará — Comento mirando a todos lados.
No me gusta dejar la mirada fija en las personas cuando les hablo, siempre tengo que observar a todos lados para tener el control de lo que hay a mi alrededor, si me quedo mirando fijamente a alguien o algo pierdo las cosas más bellas que pasan alrededor, es por eso que no me detengo ni un segundo a mirar fijamente a las personas, no es por mala educación sino que no me gusta malgastar el tiempo.
—Creo que es él — Señalo a un señor vestido de ejecutivo solo.
—¿Tú crees que vendrá solo? — Pregunta detallándolo.
—Tiene sus guardaespaldas muy cerca de él — Comenta mamá después de un rato.
Me quedo mirando fijamente cada uno de los movimientos de ese señor. No sé pero Vanessa dice que cuando miro así le da escalofríos y que desnudo el alma de cualquier persona con tal de conocerla lo mejor que puedo. Conozco cada punto débil de ella y lo que le fortalece, sé cómo darle unos excelentes orgasmos y calentarla en cuestión de segundos. Siempre me dicen que soy difícil de leer, me siento orgullosa de mí.
—Estaremos bien — Dice mamá y asiento
—Lo sé, pero no está demás preocuparme — Comento mirando al señor — Sabes que siempre tengo plan A, plan B y el plan C que lo armo mientras veo que como los dos primeros se desmoronan — Se ríen de mí pero me siento feliz de tenerlas.
Nunca me han funcionado los planes, de una u otra manera se me cae o simplemente no los ejecuto. No me queda de otra que reírme con ellas, hasta que se fueron apagando nuestras risas, ella se fue acercando a mí con una mirada profunda y con deseo, me muerdo el labio porque sé que es lo que se propone a hacer. En cuestión de segundo nuestras bocas estaban unidas en un perfecto y precioso beso.
Sus manos sosteniendo firme mi cabeza, las mías su cadera para no caernos. Pude sentir el miedo de ella a través de este beso, quise llorar pero no me lo permití, tengo que ser fuerte por ella en estos momentos. Este beso además de ser una despedida es un beso donde le hago saber que confío en ella y en lo que vaya a hacer. Nos separamos para mirarnos fijamente y poder sonreír.
—Es hora de ir — Dije contra sus labios. Ella aferró más sus manos en mi rostro —Te estaré esperando aquí — Besa mi frente y pongo mis manos en sus hombros.
—Regresaré por más helado — Sonreímos antes de separarnos.
Tengo miedo de que ese señor la convenza de irse con ellos. Mira hacia atrás, solo la observo caminar lento, me guiña el ojo y me lanza un beso, eso de alguna manera me hizo reír y desear volver con ella, a veces es tan coqueta y sensual. Camino hacia uno de los bancos mientras ella llega con el señor, se saludan y puedo ver está feliz de verla de nuevo. Suspiro y me quedo mirándolos.
La amiga de mamá vendría para acompañarme en este momento pero está algo tarde y por lo que veo no llegará. Veo a unos niños correr con sus cometas detrás de ellos felices, gritando de la alegría, las niñas con sus muñecas en las casas, las madres hablando de sus niños y las travesuras que han hecho, hablan de sus maridos mientras miran a los jóvenes guapos que pasean por el parque solos.
—Lamento llegar tarde — Dice la amiga de mamá y se sienta a mi lado — Me perdí un poco.
—Tranquila, acabamos de llegar — Comento tranquila y me quedo mirándolos fijamente.
—¿Está todo en orden? — Pregunta Lucia sacándome de mis pensamientos.
—Sí tranquila — Sonrío para que se tranquilice.
Pasaron unas horas y ellos todavía, le escribo un mensaje a mamá diciéndole que me voy a hacer la cena con su amiga. No le dije que la esperamos porque no tengo esperanzas de que ella vuelva con mamá. Nos fuimos cuando recibí el mensaje de vuelta de mamá. Nosotras nos adelantamos y pasamos para comprar un poco de salmón y para hacer ensalada y algo para beber.
Mamá llama diciendo que ya están por llegar, alcanzamos en poner la mesa, con los platos servidos y todo listo para sentarnos a comer con tranquilidad. Cuando escuchamos el auto de mamá estacionarse, Lucia me pide buscar unas cosas que están en mi cuarto, voy toda animada porque le compramos cosas a las dos, aunque yo no quería porque sé que ella no estará de regreso.
Cuando vuelvo veo a Vanessa de pies esperando verme. Se le ilumina el rostro justo cuando me ve, su sonrisa se expande cada vez más, mi corazón late lo más rápido posible y corro a ella para cerrar el espacio que nos separa, ella salta a mis brazos y me besa lentamente, es todo diferente, la tengo conmigo y a partir de ahora lucharé para que siempre se mantenga conmigo y nunca se aleje de mí.
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