Capítulo 8

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En estos días me la he pasado pensando sobre lo que pasó en el baño y en lo que quise hacerle. Mi deseo de tocarla y hacerla mía sigue creciendo cada vez más. No puedo dejar de soñar el día que se me ocurra o me atreva a llevar más allá mi deseo y este sueño a la realidad. Su cuerpo es demasiado hermoso y se nota más porque se la pasa en esos short que me hace volar mi imaginación.

Ni hablar de sus labios, no es carnosos como los míos pero me encanta que los tenga así, finos, son más deseables para besar, estuvieron a centímetros de mí y no logré besarla. Resoplo, me sacudo y camino hasta la cocina para prepararme cereal con leche, mientras lo preparo pienso bien en mi reacción no adecuada en día en el que llegó, creo que me arrepiento de haberla tratado así.

Voy al sofá para sentarme a ver mi serie favorita. En ese momento un recuerdo muy pesado pasó por mi mente ¡Las cartas!, dejo mi cereal en la mesa y corro a buscarlas, en ellas escribí todo lo que sentía, desde odio hasta amor. Ella no debe verlas. Aunque no recuerdo habérsela entregado. Tengo que estar lista para poder entregárselas y estar segura de hacerlo, son cosas que escribí están sola donde mi depresión atacaba.

Me tiro en la cama buscando debajo de ella un baúl pequeño donde tiene todas las cartas que nunca me atreví a enviarle. Están todas, me quedo ahí tumbada respirando con más alivio. Recuerdo su piel tan suave en mis manos, me vuelve loca con solo pensarla, empiezo a patalear en la cama y dar grititos ahogados, luego sonreír como una estúpida para ser interrumpida por una llamada.

— Encuéntrame en la cafetería — Dice Danielle sin saludar y eso me pone de mal humor.

—Hola mi amor, ¿Cómo estás? Quiero verte, ¿Podemos encontrarnos en la cafetería? Te extraño — Digo en sarcasmo.

— ¿Puedes o no? — Respondió secamente

— No sé — Colgué sin decir más.

Me levanto d golpe de la cama, no quiero que mi mañana sea tan pesada por culpa de Danielle, sabe que cuando actúa de esa manera yo también, no ando rogándole a nadie por su humor de perros. ¿Es justo que tú trates con amor a tu pareja cuando ésta no lo hace? No, ella no me trata bien yo no le tiraré flores. Mi carácter es una mierda para quienes me tratan así, pero soy un amor si yo recibo eso.

Busco la toalla para arreglarme, no es que me interesa salir a encontrarme con Danielle ya que anda con un humor que ella misma ni soporta. De seguro es para tratar sobre mi despido y cuáles son las demás opciones que tengo de trabajo para no quedar en cama sin hacer algo productivo, por supuesto ella no sabe lo rico que es estar en casa viendo a una chica tan sexy y sensual como lo es mi hermana.

Me ducho lo más rápido posible porque creo que llegaré tarde a la reunión con ella. Una vez lista reviso mis cosas para salir, lo más probable que haré es pensar en Vanessa.
Abro la puerta de mi cuarto y choco con mi hermosa y sensual hermana, la miro de arriba abajo y ella se sonroja. Me gusta. Se mueve a un lado y me le quedo viendo su culo para irme satisfecha y de buen humor.

Observo orgullosamente el mordisco que le hice antes de salir del baño. Se le ve tan hermoso y excitante. Me siento humedecer rápidamente. Ella me hará cometer violación un día de estos. Camino detrás de ella sin dejar de ver sus piernas largas y blancas, me gusta como le quedan los short, sonrío detrás de ella y niego con la cabeza por lo nerviosa y excitada que me pone esta niña.

Se detiene y choco con su espalda y ella se gira mirándome con dureza pero se fue suavizando un poco. Le sonrío un poco para que se sienta segura conmigo, estoy temblando y mis ganas de estirar mi mano y tocar su cuerpo hermoso, siento vértigo con ella. Su proximidad me afecta de una manera tal que debo hacer cualquier cosa para sentirla contra mi piel para estar completamente feliz.

Mariposas DesorientadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora