Capítulo 13

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Salí de mala gana, Vanessa estuvo pendiente de nosotras. Danielle tuvo la brillante idea de irme a buscar en la casa, estuve muy tensa por este encuentro. Vanessa tenía la mirada clavada en mi novia, y viceversa. Mamá está encerrada en su cuarto durmiendo o mejor dicho roncando, no sé muy bien como es el trabajo de ella pero lo que sea que está haciendo la agota demasiado.

Antes de salir tuve que terminar de ayudar en hacer la cena, si fuera por Vanessa no lo hace porque comerá sola. Por lo que veo Antonella no vendrá a casa porque mi hermanita está sentada en el sofá viendo programas de bailes y no está entusiasmada. Entré a mi cuarto para buscar un suéter e irme con Danielle, encontré las cartas que no me he atrevido a darle a mi hermana, las guardo en la gaveta.

También tengo unas fotos con ella desde los 10 años hasta nuestros 15 años. Cuando fuimos al baile y nuestras parejas eran, para ese entonces, guapos. Supimos aprovechar el tiempo en nuestra adolescencia. Tengo una pulsera con el nombre de Valery y un collar con dos "VV" simulando ser "W". Sonreí al verlo allí, pasé delicadamente mis dedos sobre esas iniciales juntas, así deseo estar con Valery.

Miro la hora y es las 9:50 p.m. me apresuro a salir del cuarto, cuando salgo veo a Vanessa viendo a Hechizo de Amor con Sandra Bullock, me fascina esa mujer, todas las películas que ha sacado yo las he visto todas, también me gusta Angelina Jolie porque protagoniza Tom Raider, soy algo ruda y de acción pero tiene un corazón demasiado blando y soy amorosa cuando quiero y con quien quiero.

—Me voy, nos vemos dentro de un rato — Me despido de Vanessa pero ella me ignora.

—¿Dentro de un rato? — Pregunta Danielle y un frío recorrió mi cuerpo — ¿No te quedarás en mi casa, entonces? — Me mira con tristeza y sé que finge.

—Claro que iré — Me obligo a besar sus labios castamente y le sonrío — Chao, hermanita.

No me responde así que abro la puerta para salir lo más pronto posible, no deseo estar presente en uno de sus arranques de enojo repentino. Los celos los demuestra con enojo y molestia. Danielle me sigue pero no se apresura para abrirme la puerta del coche, lo miro detenidamente y es el mismo que usaba su amiga hace un mes atrás cuando estaba de coquetas las dos, frente a mí.

Entro sin decir nada y Danielle tarde un poco porque la veo hablando por teléfono con una risita que solo pude comprender de quien se trataba. Me abrocho el cinturón y me arreglo, no salí ni me arreglo para ella, quiero disfrutar mi momento, utilizándola para cometer ese fin. Si hubiera sido Vanessa sé bien que tendrá más delicadeza para tratarme en una salida como esta o cualquiera.

Entra sonriendo y yo me hago la dormida, enciendo el auto y avanzamos poco a poco para luego ella acelerar. En este estado mi mente viajó hacia Vanessa y que estará haciendo, si habrá llegado Antonella o no. Se detiene y me bajo poco a poco para no doblarme el tobillo y caer. Miro a todos lados y veo el club atestado de personas, avanzo sin esperar por Danielle, está por otro lado.

Me siento bien en este lugar porque veo a chicas besándose y no les importa nada. Siento una mano cerrarse en mi brazo y me giro rápidamente para encontrarme con Danielle que me mira con dureza, me suelto de su agarre sutilmente y me adentro al club sin su permiso y sin esperarla. Entro y la música a todo volumen golpea mis oídos y automáticamente mi cuerpo empieza a moverse.

Nos acomodamos en una mesa y en ese instante me llega un mensaje de mi hermanita, Danielle va a buscar algo que tomar.

Vanessa: ¿Cómo la pasas?

Valery: ¡Vanessa! Joder, te he pensado como no tienes idea.

Vanessa: ¿Para qué? ¿Para joderme más?

Valery: Sabes que no te jodo, yo también lo estoy.

Vanessa: ¿No sabe darte diversión?

Valery: No, me divierto más viéndote.

Vanessa: Entonces querida, ¿Qué piensas hacer?

Valery: ¿Me dijiste querida?

Vanessa: Sí, ¿Qué tiene de malo?

Valery: Nada, solo que me hiciste sonrojar. Me gusta.

Vanessa: Bueno amor, tendré que decirte así siempre.

Valery: No sabes cómo estoy... Un secreto, prefiero que me digas amor tú, que Danielle, lo dices tan tierno.

Vanessa: ¿Tú novia no se molestará?

Valery: ¿Le dirás?

Vanessa: No.

Valery: Yo tampoco, así que no se va a molestar.

Vanessa: Me gusta leerte mi bella dama, pero tengo una película por ver, ¿Me escribes luego?

Valery: Claro princesa. No dejes migas de comida en mi cama.

Vanessa: ¿Qué te hace pensar que estoy en tu cuarto y en tu cama comiendo?

Valery: Somos hermanas, simplemente lo sé. Te quiero

Vanessa: Te quiero

No paro de sonreír al leer los mensajes de Vanessa me han subido el ánimo. Estar aquí sola, aburrida. Danielle nunca regresó con las bebidas, resoplo enojada y molesta por lo que está haciendo, mi supuesta novia dejándome plantada, camino hasta la barra para pedir un whisky, me lo tomo con calma. Alguien se me acerca y es una chica baja, flaca, con buenos senos y un buen trasero, me guiña el ojo y se sienta en la banca libre a mi lado.

— ¿No te molesta que te acompañe? — Dice con voz melosa.

— ¡No! Para nada, esto es libre — Dije abriendo mis brazos para dar énfasis.

— ¿Estás sola? — Me preguntó. No sabría si decir sí o decir no, porque viene acompañada pero ahora estoy sola.

— Sí — Dije — ¿Y tú? — Quería platicar con alguien.

— Viene con mi novia — Comentó señalando a la chica que venía caminando a nosotras.

— ¡Wow! — Exclame acercándome a ella — Es más alta que tú — Dije y nos empezamos a reír.

— ¿Cuál es el chiste, amor? — Pregunta la novia de la chiquita.

— Nada amor, una amiga — Me señala.

— Melany, mucho gusto — Se presenta.

— Valery, el gusto es mío — Dije.

— Ambar — Dijo la chiquita.

— ¿Es por eso el color de tus ojos? — Pregunté mirando directamente a sus ojos. Las dos chicas rieron.

— No, no es por eso — Respondió alegre Ambar.

— ¿Nos vamos, amor? — Le pregunta Melany.

— ¿Vienes? — Me pregunta Ambar a mí — Estás sola, te llevamos de vuelta a tu casa — Añadió.

— Sí, vamos, así llegaras completa a tu casa — Dijo Melany.

Camine con ellas hasta el estacionamiento, entramos al auto y emprendimos la marca. Vi el reloj y es la 1 de la madrugada. Abrí mis ojos y comprendí algo que no hice al salir de la casa, dejé las llaves en mi encimera.

— ¡Joder! — Exclamo molesta por haber olvidado algo tan necesario.

— ¿Qué pasó? — Pregunta Ambar.

— Dejé las llaves de la casa en la encimera — Digo molesta.

— ¿No hay nadie que te abra? — Pregunta Melany mirando por el retrovisor.

— Mi hermana — Soné resignada.

— Entonces vamos para allá — Sonreír agradecida.

Le di la dirección y me dejaron frente a mi casa. Les doy las gracias y camino hacia la casa esperando que Vanessa esté despierta.


Su escritoraWS

Mariposas DesorientadasWhere stories live. Discover now