Capítulo 12

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Desde ese día que la vi aquí en la casa para sacar a mi hermana, ha estado desayunando la comida favorita de Vanessa y se la pasa aquí. Una semana después de su salida, se han vuelto inseparables, tengo que callar y no decir nada, Vanessa sabe que no lo soporto y menos acepto eso pero lo hace con más intención para dejarme mal. No le doy oportunidad de que me moleste un poco.

Después de hablar tanto y tratar de arreglar su infidelidad, me toca salir con Danielle, nos reconciliamos pero todavía está ahí la espina que no saldrá, tenemos dos meses que no tenemos acción, quizás hoy se dé la oportunidad. No iba a salir pero teniendo a Antonella que ya casi vive en la casa y consuma sin devolver lo que come, me molesta más que cuando Vanessa deja la leche mal tapada.

Por culpa de la noviecita de mi hermana tendré que pasar toda la noche con Danielle, quizás no regrese, sino hasta mañana. Tomo el embace de la leche y está vacía, gruño molesta. Mamá sale del pasillo mirando a todos lados y rebuscando en sus bolsillos, va al trabajo como siempre. Quedaremos solas y ahí aprovecharé en decir que su novia debe aportar para abastecer el refri de comida o al menos leche y cereal que es lo que más consume.

— ¿Has visto mis llaves? — Pregunta mamá.

— En tu bolso — Respondí mirando los platos sucios que hay en el lavaplatos.

— No está allí — Dice enojada.

— En la mesa de noche... Pegada en la puerta... Aquí en la cocina... En todas partes — Digo molesta mientras lavo todo lo que está aquí.

— ¿Enojada? — Pregunta mi madre levantando la llave triunfante.

— Estresada. — Respondo negando con la cabeza

— ¿Quién está estresada? — Pregunta Antonella saliendo del cuarto de Vanessa con ella abrazada a su cintura.

— Ensucian los platos y no lo lavan, vacían el embace de leche y no lo reponen — Digo molesta — Esto no es un restaurant ni menos un hotel — Comento con la indirecta más directa que encontré. Suspiro y dejo todo como estaba, camino hasta mi cuarto enojada

— ¿Estás loca? — Dice entrando al cuarto enojada.

— ¡Sal del cuarto! — Le grité a Vanessa.

— No me grites — Estaba roja de la rabia.

— Entonces dile a tu novia que todo lo que ella gaste lo reponga — Desafié con la mirada a Vanessa.

Me mira detenidamente, como descifrando si esa es la razón de mi enojo o hay algo más que estoy ocultando. No voy a doblegar ni flaquear delante de ella, quería suavizar mi mirada pero no puedo, necesito dejarle saber que me fastidia que su novia haga todo eso. Mi corazón latía a mil por hora, mis manos pesan por las ganas de tocarla, mis labios hinchados por querer su toque.

— No tiene por qué hacerlo, no vive aquí — Dijo suavemente.

— ¿No? — Alce mis cejas, me cruce de brazos — Fuera del cuarto — Dije con calma.

— Estas celosa, es solo eso — Soltó de repente.

— ¿Y qué, si es cierto? — Me acerqué a ella e instintivamente dio un paso atrás.

— Que no debes de estarlo — Añade con nerviosismo.

— ¿Quién lo dice? — Pregunté acercándome más a ella hasta que dio contra la pared.

— Yo — Pero su voz falló y me acerque a sus labios.

— No sabes cómo muero por besarte otra vez — Coloco mis manos a cada lado de su cabeza apoyándome de la pared — Es tan difícil contenerme cuando te pones tan intensa como yo.

— No digas eso, Valery — Su mirada estaba sobre mis labios y eso me encendía más.

— ¿Por qué? Ya lo hemos hecho — Roce mis labios con su lóbulo, ella suspiro, agarre su lóbulo con mis labios y lo jale.

— Detente — Me ordena pero no hago caso.

— ¿La quieres? ¿A ella, la quieres así contigo? — Mi respiración es calmada y le daba a su oído un beso con delicado el lado de su cuello.

— ¡Aahh! — Gime — Vale... ¡Mmm!... Detente — Escucho como pasa su lengua sobre sus labios mojando.

— ¿Por qué? — Recorrí todo el cuello hasta llegar a su clavícula, suspira mi nombre.

— ¡Aahh!... ¡Mmm! — Gime y me gusta.

— ¿Te gusta? — Le pregunto besando toda su clavícula.

— ¡Sí! — Gime nuevamente y me aparto de ella.

— Tu novia debe estar esperando por ti — Digo con voz ronca y mirando la parte donde dejé dos chupones y su clavícula roja.

— No es mi novia — Dijo con dificultad.

Sin previo aviso, tomo su rostro para besarla, con desesperación y hambre, necesitando sentir sus labios, me corresponde el beso de la misma manera. No soportaba más ese espacio entre nosotras. La devoré hasta el cansancio. Se apartó del beso en busca de aire, le mordí el labio inferior porque no quería dejarla ir.

— Vanessa me voy, nos vemos — Grita Antonella.

— Sí — Salió bajo y carraspeo — Sí, ve, ten un buen día — Grita de vuelta.

Nos quedamos cerca sin decir nada, sintiendo nuestras respiraciones agitadas. De repente ella me abraza en silencio, le correspondo el abrazo, si esto no es el paraíso entonces se parece.

— ¿Por qué hacemos esto? — Rompió el silencio.

— No lo sé — Confesé — Pero me gusta estar así contigo.

— A mí también, pero tú tienes novia — Comentó.

— Al igual que tú — Gruño y me reí.

— Sabes que no lo es — Dijo molesta, tratando de apartarse.

— ¿Lo has hecho con ella? — Pregunté.

— No — Dijo sinceramente. Suspiré y tome su rostro entre mis manos, besé su frente y sonó mi celular avisando que Danielle me está llamando.

— ¿Sí?

— Recuerda que hoy a las 8 — Dice Danielle en forma perversa.

— Claro — Cuelgo.

No creo poder concentrarme esta noche, todos mis pensamientos estarán centrados en Vanessa y en lo que sucede entre nosotras. Su mirada había fuego de enojo, acaricié su cabello pero ella se apartó. Sus ojos se inundaron de lágrimas. No entiendo su cambio de actitud pero sé que algo le molestó e hizo que le doliera.

— ¿Irás con tu novia? — Me preguntó con voz temblorosa.

— Sí, pero regresaré pronto, lo prometo — Dije acercándome a ella.

— No te atrevas a tocarme — Se apartó de mí y abrió la puerta — Creo que esta noche lo haré con Antonella — Va a cerrar la puerta pero la tomo del brazo.

— No es justo que hagas eso porque yo salga con Danielle — Me acerco para hablarle en el oído — Quiero ser yo la que te quite la virginidad.

Dicho esto la solté y ella se fue a su cuarto, cerré la puerta esperando que ella regresara pero no lo hizo. Me enoje conmigo misma por no mantener todo esto bajo control, mis sentimientos, mis emociones, mi confusión, mis ganas de tenerla en mi cama, sentir a Vanessa de otra forma. Me acuesto en la cama pensando en todo lo que pasara está noche, lo cierto es que si quiero a Vanessa tengo que empezar a actuar rápido.


Su escritoraWS

Mariposas DesorientadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora