Capítulo Siete.

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Corto un pedazo de la tarta y la llevo a mi boca, la trituro con los dientes mientras miro por el ventanal de la cafetería que da hacia la plazoleta, escogí una banca en el rincón del recinto. Aunque la mayoría de las personas sintieran que eran los lugares más solitarios y deprimentes, yo difería de ellos, las esquinas siempre te proveían de una visión distinta, un ángulo que ningún otro lugar podía mostrarte. Control del alrededor. Una vista completa. Siempre la chica de la esquina _____.

Cerré los ojos por un segundo y las caras de mis amigos se muestran frente a mí, puedo escucharlos reír y hablar de cosas sin sentido, de la ridícula vestimenta del profesor de primera hora y los planes para la tarde, de lo frustrante del proyecto final, de la banda y los planes para el futuro... pero sé que nada de eso existe ahora, aunque parezcan tan lucidos, aunque la sensación de alegría me invada y sus voces sean tan claras, solo me estaba mintiendo. 

-_____ -una voz masculina pronuncia mi nombre y rompe la ilusión, lo detesto por un momento, pero vuelvo a mi cordura cuando recuerdo que nada es para siempre.

-Daniel -lo nombro con satisfacción, lleva en las manos su bandeja azul de plástico y la comida intacta.

-Hola, ¿puedo sentarme? –cuestiona modestamente

-Seguro, siéntate –se coloca en la banca de delante y deja su bandeja frente a él con movimientos lentos y exactos.

-La comida de aquí no es muy saludable –conversa con singular timidez.

-¿Te parece?, la tarta es realmente buena y la carne también. -opino después de digerir el ultimo trozo.   

-Si pero, deberían tener comida orgánica, un vegetariano no encuentra mucho por aquí.

Rio a carcajadas y él se ruboriza, empuja sus anteojos sobre el puente de su nariz y abre su botella de agua para sorber un trago.

-Con que te ríes de la desgracia ajena –repone divertido.

-De alguna forma, sí. Te pierdes de mucho Daniel... -veo la manzana sobre su charola, junto a una pequeña ensalada y su botella de agua.- la comida es el placer más grande. -concluyo con solemnidad.

-Lo sé, mira esto –señala su comida- es lo que como casi toda la semana, empiezo a odiar a la señora de la cafetería. La culpare a ella si algún día muero por una especie de enfermada a falta de nutrientes.

-No creo que le importe si llegas a estar en agonía –me burlo y se encoge de hombros

-La demandare por negligencia, ¿acaso no sabe que comer lo mismo todos los días es insano?

Estoy a punto de responder pero no lo hago, me detengo cuando veo a mis tres profesores sentarse a una banca de distancia detrás de Daniel. Con que de verdad son camaradas. Richie Sambora me da la espalda, David Bryan esta justo frente a él con una taza de café y John Bongiovi en una de las orillas dejándome ver únicamente su perfil derecho. Daniel no habla pero parece que no se ha percatado del abominable hecho de que sus maestros y él compartan el mismo espacio.

-Así que se fue... -la voz de Sambora entabla la conversación

-Eso parece –contesta Bryan, el humo del café se esparce justo debajo de su barbilla mientras lo encuna en sus manos para proporcionarse calor.

-Digamos que nunca fue muy dedicada, creo que no es una sorpresa que abandone el Instituto y tire todo a la basura –vuelve a opinar el castaño.

-Sin embargo, no hemos tenido ninguna notificación de sus padres –el rubio de rulos mira hacia la nada y niega lentamente decepcionado. 

Nunca más extraños (Jon Bon Jovi)Where stories live. Discover now