Capítulo Diecinueve II

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El Profesor Sambora me mira atento, espera a que le haga la pregunta, sin embargo me tomo mi tiempo. Sopeso las palabras intentando encontrar las adecuadas, lo que menos quería era molestar después de la buena racha que teníamos. Finalmente respiro hondo y lo encaro. La forma directa parecía la mejor, al menos con él.

-¿Por qué de pronto comenzó a ser amable conmigo?

Sambora arquea una ceja sorprendido, pero fuera de eso, la pregunta no causó gran impacto.

-Tenemos cosas en común.

-¿Habla de la guitarra?

-Si

-¿Y eso es suficiente para usted,Profesor?... ¿para cambiar?

Sambora deja la copa semi vacia sobre el mueble. Camina la distancia que nos divide e inesperadamente esta frente a mí. El aire se me escapa en un soplido y me siento acorralada.

-Haz cambiado Hardwick, no lo he pasado por alto.

-Us...¿usted lo sabe? -la piel se me eriza y el frío recorre mi columna. Sambora provocaba un terrible miedo en mi.

-Se que has dejado a Jhon de lado, sí -rectifica- Eso era lo que buscaba de ti, Hardwick.

-¿Lo que buscaba?

-Que demostrarás que puedes valerte por ti misma -aclara- que maduraras.

Quedo pasmada en la esquina de la habitación, la quijada casi me cae al suelo. Los ojos de Sambora me examinan.

-Era lo que trataba de decir todo este tiempo...-repone.

El cuerpo se me relaja y puedo dar un respiro, agacho la cabeza y las llemas de mis dedos se rozan entre sí.
Si abandonar la ilusión de un romance con tu profesor era "madurar" , entonces, efectivamente, lo había conseguido pero me estaba costando la vida.

-¿Estas lista para empezar? -agarra su Les Paul y se la cuelga.

-Claro...-farfullo.

••••••••••

Mi turno en la biblioteca había concluido, Jess se marchó dejándome ahí un rato más. Era el único lugar dónde podía practicar cómodamente sin molestar a nadie. La acústica esta sobre mi regazo y la llevó bien, pero mis dedos empiezan a arder en dolor, los miro y descubro algunas marcas provocadas por las cuerdas sobre las las llemas y como si aquello fuese poco, apenas puedo lograr desdoblarlos sin soltar quejidos.
Los sentía entumecidos, como si me fueran a quedar deformes por el resto de mi vida. Tan solo la idea me parece escalofriante.
Los doblo y desdoblo varias veces.

-Suena bien.

Me sobresalto y trago en seco. El pulso se me acelera y estoy segura que puedo escuchar mi propio corazón latir y retumbar en mis oídos cual tambor. Mi respiración se agita también y estoy a nada de sonreír de forma gigantesca ante su aparición. De correr a sus brazos fuertes y abandonarlo todo por el. No había otro lugar en el que quisiera estar en ese instante... verlo me llenaba de emoción. Tan simple. Pero me hago una rabieta, ¿como podía ser tan ilusa?

Jhon permanecía allí, recargado y cruzadado de brazos, con una sonrisa complacida y su chaqueta de mezclilla negra que le acomodaba bastante bien al cuerpo, además de su cabello rubio desordenado. El estilo de cualquier hombre del cual no debias enamorarte. Se encamina hasta el sofá individual color melón y toma asiento.

-Supongo que prácticas para el concurso ... -entabla la conversacion con naturalidad, como si hubiéramos sido amigos desde siempre.

El gato me comió la lengua... agacho la mirada y me distraigo con mis dedos otra vez, los miro como si me dieran la siguiente línea, un diálogo inteligente para escapar de la situación. Asiento levemente al menos para hacerle saber que le escuché.

Nunca más extraños (Jon Bon Jovi)Where stories live. Discover now