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"30"

Parte uno.

"Señorita _______ Harwick, queda usted arrestada, por intento de homicidio, todo lo que diga y haga será usado en su contra, tiene derecho a un abogado, si no tiene se le asignara uno"

Las luces blancas y rojas pintaban cada rincón del Instituto. La ambulancia estaba estacionada junto al auto deportivo negro de Jon y al otro lado la camioneta del forense.

Estaba esposada con las manos en la espalda dentro de una patrulla. El oficial me dejo caer en el asiento trasero y seguía confundida. El nudo en la garganta me provocaba un dolor insufrible, había aguantado el llanto por una hora al menos, y empezaba a sentir los estragos. Un oficial abordo el auto poniéndolo en marcha antes de que pudiera enterarme de lo que realmente sucedió.

A lo lejos visualice como Lisa y Katy llegaban corriendo, dejándose caer al suelo secamente al dejarse envolver en la noticia, Rebecca y Daniel estaban siendo interrogados por un agente cerca de la entrada del Instituto, Randall fumaba un cigarrillo cuando estaba sentado en la orilla de la banqueta mientras que Bastián caminaba hacia las Fellon con paso meditabundo.

Por la noche estaba en la comisaria. La luz de la lámpara de techo iluminaba directamente mi cabeza, coloque mis brazos sobre la mesa fría y de metal, permanecía sentada sobre una silla helada mirándome los nudillos, con un vaso de agua sobre la mesa y una luz apuntándome. Acusadoramente, mis padres están cerca, por ser menor de edad la policía investigadora no podía proceder sin su aprobación y la presencia de al menos uno de ellos. A mi parecer, no los necesitaba.

—Soy el agente Swarek.

Un hombre de tez blanca, nariz afilada y grande, de estatura media/alta, y atractivo cruzo la penumbra sentándose en la silla de enfrente era el mismo de hace unas horas.

-Oficial Swarek, del departamento de Homicidios. —¿Homicidios?, eso confirmaba que Jon estaba muerto, sentí como el mundo caía a pedazos. Swarek se acomodó sentándose al borde de la mesa, dejo caer su legajo. —Dígame con exactitud señorita Hardwick, ¿que sucedió?

—No lo sé —Contesté sin rodeos.

—Mala respuesta. Yo he leído el reporte, lo he leído una y otra vez... y no termino de entender. —me miró fijamente, yo me encogí de hombros sin saber a qué se refería— esos no son amigos. ¿Qué paso ____? -insistió.

—Ni siquiera yo lo se oficial, creí que todo esto era real, pero después cuando se disparó el arma ellos aparecieron...vivos —Agaché la mirada intentando armar el rompecabezas, pero nada hilaba. Probablemente él tenía razón... ellos no eran mis amigos.

—Dime algo _____, ¿detonaste el arma?

Su pregunta me estremeció. Recordé como Jon cayó fuertemente, apretándose la herida. Intenté pensar, si el tenía el orificio de entrada en su pecho, si él estaba muerto, entonces eso quería decir que yo le había disparado a sangre fría, pero lo único que sabía es que yo no lo hice.

—No, yo no apreté el disparador.

—Dices que él se disparó... ¿solo?, ¿quieres decirme que fue un suicidio?

—No, el arma se detono sola.

—¿El arma se detono sola? —Asentí. —Explícamelo

—Yo encontré el arma en el cajón de su escritorio, el primero de la derecha. Buscaba las llaves para salir de allí, pero encontré eso. Entonces vi a Jon con un cuchillo y una chaqueta, discutimos un poco, se abalanzó hacia mí, forcejeamos y caímos al suelo. El arma se me resbalo e intentamos recuperarla... ambos la tomamos, y después no lo sé. Debió apretarse sola, cuando 4 manos están sobre ella...puede pasar, ¿cierto?

—Quizás. ¿Porque se inició todo? Sé que hiciste una advertencia falsa sobre un asesino en serie aparentemente.

—Lo hicimos, los chicos y yo. Por el homicidio de Roberts. Era solo por diversión.

— Tus amigos dijeron que solo querían jugarte una broma. El arma blanca y la chaqueta que llevaba tu profesor eran de ellos, tus amigos recrearon al homicida de tu correo. El señor Bongiovi según uno de los chicos debió encontrar las cosas sobre la escalera, porque el corrió para desaparecer y evitar ser descubierto cuando lo escucho cerca. Se olvidó de las cosas dejándolas allí. Pero si señalas que el arma estaba entre sus pertenencias, felicidades Hardwick, atrapaste a un verdadero homicida. Se hicieron pruebas de balística y coincide con el proyectil que le atravesó el cráneo a la señorita Roberts.

Swarek sonrió recogiendo la papelería y poniéndose de pie. La mirada de mi madre cambia, se torna sorpresiva ante aquel anuncio.

—Él no puede serlo – expongo con una certeza cegada.

—¿No?, ¿Por qué? –me encogí de hombros sin una respuesta que darle, bueno, sí sabía porque... porque era Jon y lo amaba y aceptar la idea me estaba costando la cordura. Era inaceptable. La persona más dulce que conocí resultaba ser la más perversa que se cruzó nunca por mi camino— A veces las personas más normales son las más enfermas, sépalo bien señorita Hardwick.

Sus palabras me oprimieron el corazón con dureza, aun así, me negué a creerle. Era tan repentino.

—Oficial, puede decirme si él está vivo...

—Eso ya no importa. -Swarek se retira a paso firme y su presencia altamente imponente desaparece tras la puerta de madera.

—Hija —mi padre se acercó estrujándome entre sus brazos— estoy feliz de que te encuentres bien... —repuso después de soltarme.

—Sí, y yo estoy feliz de verlos.

Apenas dije. La realidad es que no sentía nada por ellos en este momento. No estaba feliz, nada, ni un poco, quizá era por la situación desastrosa que me impedía sentir algo más, "Estas aquí por su culpa, sino te hubieran traído esto jamás habría sucedido, no habrías asesinado a nadie"

—Esto te dará un buen empleo cariño, me alegra que hayas capturado a tu primer asesino.

Mi mamá se acercó ¿orgullosa? ¡Tiene que ser una maldita broma! ¿Buen EMPLEO? Me reí sarcástica pero con honestidad no esperaba menos de ella.

—Tu no me dejas tranquila ni en este tipo de cosas, ¿no es así? —solté enfadada, algunas personas me miraron curiosas, igual ya era el centro de atención entre los policías y el campus—, por tu estúpida culpa ha sucedido esto. ¡Yo no debí haber estado aquí nunca!

En un minúsculo segundo mi mejilla ardía por la bofetada que me propino, me la merecía, era tan madura para aceptar la culpa, pero eso no frenaba mi enojo. La mire fríamente y ella correspondió igual, no veía ni una gota de arrepentimiento en sus ojos.

—¡Jamás en lo que te quede de vida, hija mía, me vuelves a hablar así!

Su tono amenazante me pisoteo el estómago, la ira me consumía entera y de un solo bocado. Pero estaba bien, me hizo olvidar un segundo este desastre, por un diminuto momento.

[...]

—¿La sala esta lista ya?

El hombre de bata cuestionó a la enfermera que se acercaba presurosa.

—Por supuesto, lo preparamos todo tan rápido como pudimos, es una intervención de emergencia. El paciente es un hombre de aproximadamente 30 años, saludable y sin ningún problema con algún medicamento, entra a cirugía por una herida de bala cerca del miocardio, no sabemos qué tanto.

Nunca más extraños (Jon Bon Jovi)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum