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Swarek revisa su informe por quinta vez, trata de hilar los cabos sueltos y se replantea cada una de las hipótesis que había generado él y su pareja de trabajo. Se muerde el dedo índice intentando calmar la ansiedad, se lleva el café a la boca y trata de beberlo, pero ahora se a puesto frío, tanto como el cadáver de Becka Roberts.

Piensa en como alguien pudo obtener el número telefónico de una chica. Sabe que no es un grana hazaña más que coquetear un poco y ser atractivo... Lo cual suponiendo que Becka y Jon mantenían una relación justificaría ese punto. Encajaría perfecto.
Pero también piensa que no adquiriría un celular nuevo solo para hacer una llamada que nisiquera había sido atendida.
A menos claro que no quisiera ser ligado al homicidio, pero teniendo un romance con la víctima era imposible no verse salpicado.

Dentro suyo, comenzaba a surgir la idea de que no había sido realmente Jon el asesino o que al menos si lo fue tuvo un poco de ayuda de algún sujeto, dueño del móvil. 

Su compañero traspasa el umbral con pisada fuerte. Desliza otro informe.

—Los técnicos encontraron al dueño del teléfono.
Swarek toma rápido las hojas y lee internamente.
—¿Jason?, ¿Quien demonios es Jason? —frunce el entrecejo muy molesto. Como si no tuviera suficientes problemas que resolver.

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Estaciona su automóvil negro impecable al pie de la banqueta junto a una jardinera con un frondoso árbol, ya que odiaban cuando su transporte se calentaba por el Sol. Bajan y tocan a la puerta después de subir un par de peldaños. Prepara su su placa para identificarse como en todas las ocasiones anteriores.
Al otro lado un chico en playera roja guinda abre de un tirón con actitud relajada.
Frunce el ceño cuando ve que no es ningun vendedor o la pizza a domicilio que seguramente pidió.

—¿Es usted Jason? - cuestiona sin rodeos. 


—Aja. -dice con desconfianza.


—Detective Swarek y Morton del departamento de homicidios. ¿tiene tiempo? Quiero hacerle un par de preguntas. -anuncia mientras echa un vistazo al interior de la casa. Siendo francos el lugar parecía normal,  como cualquier casa británica. El interior era calido, unos pequeños floreros y paredes blancas y azules grisaceas. Suponía que debía vivir en familia. 
—¿Estoy arrestado?
—No. Solo son preguntas. A menos que tenga algo que decirme. —eleva la ceja. 

Tras un par de minutos en los cuales Jason ofreció agua, se acomodó en su sofá cafe con los dedos entrelazados Swarek le muestra la evidencia. Un móvil roto en bolsa de plástico bien embalado.

—¿lo reconoces?
—Sí, bueno eso creo.

—Puedes decirnos algo más útil —Repone Morton.—¿Puedes decirme exactamente de donde?

—Se parece a uno que tenía. Un Samsung J7—echa un vistazo detallado al movil averiado.—Es mi celular, ¿Dónde lo encontraron? puedo reconocer la marca de una pegatina que le quedó 


—Justo donde lo dejaste—responde Swarek. 


—¿Umm? Realmente no sé de donde sacaron mi teléfono, me fue robado hace algún par de meses cuando caminaba de regreso a casa.

—¿Tiene manera de comprobarlo?

—Algo así, un patrullero hizo aviso. Lo tope después de correr una cuadra tras ese desgraciado.

—Entonces te fue arrebatado...¿Puede decirme cómo era el sujeto?

—Bueno, no lo vi del todo, llevaba una cazadora negra con la capucha puesta. Pero era alto, un poco delgado, piel clara. Fue tan rápido, solo paso a un lado mío y me arrebato el móvil. Así de simple.

Nunca más extraños (Jon Bon Jovi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora