Prologo
_____ Hardwick era una chica de diecisiete años, de aspecto físico común pero de una astucia escondida. Sus padres, dos renombrados abogados, la obligan a estudiar en el extranjero con el argumento de "querer lo mejor para ella", la verdad...
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Exprimo el trapo naranja dentro de la cubeta llena de agua enjabonada, un silencio tenso rodea el aula, y a mi y a John en el.
Paso el trapo húmedo por los pupitres, intentando dejar impecable y sin rastro de polvo o ralladura. Hoy había empezado el castigo que Lisa Fellon me dio por problemática, ya había limpiado los baños de chicas y los pasillos también.
Como no asistí a clases por la suspensión, no llevaba puesto el uniforme, solo unos jeans, botas negras y un suéter tejido verde. Por esa razón, un chico, a primera hora de la mañana, me había confundido con la nueva conserje del Campus. A lo que respondí con un "Al menos por esta semana".
Francamente, aquello no me molesto en absoluto. Prefería ir de aquí a allá, despegando los chicles del piso y de las bancas. Eso me parecía más divertido que ir a clase. ¿Patéticamente lógico?, completamente cierto.
¿Y qué cómo conseguí la tensión en el ambiente? bueno, apenas cinco minutos atrás un Profesor bastante molesto y un alumno (Bastián) igualmente bastante testarudo se enfrentaron por mí.
Y no, no estoy alardeando al respecto, es menos de lo que se puede llegar a mal interpretar. Bastián solo quería ayudarme con la limpieza, ya que él, también era responsable de los correos, de hecho, fue el actor intelectual; pero para eso, yo me atribuí toda la culpa, pues claro, si se va a meter la pata... ¡que se meta completa y hasta el fondo!
Y para rematar, Bastián, un chico inteligente y provocador, finalizo con una frase matadora, que hizo hervir la sangre de Jhon, textualmente fue : "____ esperaré a que termines, para comer juntos". A lo que Bongiovi solo miro con la brutalidad en sus ojos azules, sus palabras no le hicieron ninguna gracia.
El reloj casi marca las cuatro de la tarde, y me apuro, aun debía cumplir con mi trabajo en la biblioteca, y las terapias. Remojo el trapillo naranja en el agua enjabonada por ultima vez y lo estrangulo con fuerza, lo sacudo y lo acomodo en mi carrito de limpieza, junto al balde.
— ¿Es todo lo que haré por hoy? —le cuestiono, él se encargaba del itinerario de los deberes.
— ¿Porque?, ¿acaso tienes prisa por ir a comer con Bastián? —sus ojos no se separan de la pila de exámenes que revisa, pero el tono en su voz delata la rabia que contiene.
—Oh por favor, ¿tienes 15 años?—Me burlo.
—Yo no, pero tu amiguito parece que sí, y no parece tener problema con ello.
— ¿Estas celoso? —enarco una ceja con voz burlona. John bufa y se recarga sobre la silla, frunce el entrecejo como si mi pregunta le ofendiera.
— ¿Celoso?, pfff... ¡por favor!, estuve a punto de golpearle la cara.
— ¡Oye!, no seas agresivo... —le reprendo mientras me aproximo a él— No iré a ningún lado —coloco mi barbilla sobre su hombro, y mi mejilla roza su cabello rubio.
