Capítulo Dieciséis I

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Aún permanezco en esa vieja casa, inmersa en un mar de pensamientos, el agua caliente cae y resbala por mi cuerpo hasta llegar a la coladera.

El recuerdo del Profesor Bongiovi me hace sonrojarme, sonrío para mí y deduzco que es el hombre más asombroso que había conocido nunca. Solo era perfecto,no podía explicarlo de otra forma. No tenía las palabras precisas, porque no existian. Era...asombroso.

Cierro la llave del agua y salgo de la regadera, envuelvo mi cuerpo en una toalla blanca, y mi cabello en otra. Paso mi mano por el espejo para limpiar el paño formado. Mi reflejo aparece de a poco. Una ___ bastante decaída me mira del otro lado, sin rechistar por su aspecto decido que es mejor cepillarme los dientes.

Tal vez después podría hacer algo por mi aspecto. Era momento de cambiar un poco, de madurar. De ser otra. Lo sentía en el interior, solo así. Era una mañana diferente. Pero no sabia por donde comenzar. Quizá si me teñía el cabello...o si lo cortaba...podría ser. Creo que la abuela lo querriria de esta manera, estaría orgullosa de mí.

Suelto mi cabello y cuelgo la toalla en el perchero y salgo hacía mi habitación, que esta al fondo del pasillo. La puerta esta entreabierta, curiosa, me asomó. Posiblemente sería mi madre.

Las mejillas se me encienden cuando el Profesor Bongiovi me mira desconcertado de pies a cabeza, sus movimientos se vuelven nerviosos, tartamudea.

-Ehm...solo venía a dejarte el Té, y a avisarte que tu madre te esta buscando ahora. -se rasca la parte de la nuca y se agita el cabello rubio, desvia la mirada  y emprende una escapada- saldremos en punto de las diez -suelta rápido y se desvanece.

Se escucha cerrar la puerta y rio levemente. Había puesto a mi profesor en aprietos. Increíble.

La taza blanca de té desprende un olor a manzanilla, lo acerco a mi nariz y absorbo el aroma. Después, lo ingiero.

Corro las cortinas para dejar entrar los rayos de sol, mi ciudad era calida, de hecho, era época de invierno y aún alcanzabamos los treinta grados centígrados. Pense en ir a visitar los viejos amigos, pero dudaba de hacerme el tiempo suficiente para verlos a todos.

Respiro hondo. Cuanto extrañaba esto. Pero ahora nada me ataba aquí, volvería a Londres. Regresaría y haría las cosas bien. Decido con valentía. Jamás me había sentido tan segura de algo.

Cuando estoy lista y me he vestido y maquillado, bajo a la cocina. Mis padres desayunaban en la pequeña mesa de ahí, el televisor esta encendido en las noticias.

-Buenos días -ambos entonan sin sentimientos.
-Hola -repongo- ¿En dónde esta el Profesor? -cuestiono con extrañes al no verlo allí, compartiendo el lugar.
-Esta desayunando en el comedor -mi mamá responde poniendo las tostadas en un plato de orillas azul.
-¿Solo? -cuestiono.
-Sí.
-Tienen que estar bromeando, ¿Dejarlo solo?, ¡Por qué han hecho eso! -enfurezco y salgo disparada hacía el comedor principal.

Jalo una silla y tomo asiento. Él aparta la mirada y lee los titulares del periódico.

-¿Puedo comer aquí?
-Es su casa Hardwick, puede sentirse con libertad de hacer lo que quiera

Su tono frío me toma por sopresa, no hace ningún tipo de contacto y actua como si no estuviera presente, solo se limita a comer. Así de sencillo. Untar mermelada a una tostada y morder, después bebe jugo natural de naranja.

-No tuve la oportunidad de preguntarle porque decidió venir usted.
-Sé que ambos no se llevan bien, y de por sí el momento ya era malo como para volverlo un calvario, negociar con el fue muy fácil, y a la Directora no le quedó de otra más que aceptar.
-Pues gracias, entonces. -tomo una rebanada y la muerdo. Un par de minutos pasan y el silencio toma protagonismo.-Él se enteró sobre el ensayo...sobre su ayuda...-me debato entre si seguir la conversación o guardar silencio, finalmente decido seguir, había algo que debiamos arreglar antes de volver al Instituto, podía respirarse la tensión en el aire.

Eleva su mirada y me mira fugaz, vuelve la vista hacia su plato.

-Fue mi culpa, no pude mantener el secreto. Perdón -da vuelta a la página del periódico brincando la sección de Sociales.
-Esta bien...solo quiere que tomé terapias psicológicas todos los días-digo sin el menor interés.
-Algo así escuche de Lisa, hablare con él cuando volvamos...
-No tiene que hacer eso...-agito las manos.
-Debo hacerlo... -Jhon se tensa y sus movimientos de pronto son muy torpes, con su brazo derrama el jugo de naranja sobre la mesa y se exalta- ¡Mierda! -se queja aventando la silla hacia atras con los muslos.
-Lo limpiaré -me pongo de pie y arrimó un par de servilletas para absorber el líquido.
-Tenemos que hablar....-suelta decidido. Con que...aquello también le había estado rondando la cabeza.

°°°°°°°

Dejo de limpiar la mesa de mantel rojo, me paralizo. Las aspas del abanico de techo protagonizan en el silencio del momento.

-No sé que es lo qué debamos aclarar-digo sin mirarle, regreso a limpiar como si eso pudiera mantenerme a salvo, la verdad no se que esperaba de aquella conversacion, ¿Que me dijera que cosa?, ¿Que estaba perdidamente enamorado de mi?, me burlo de mi propia  estupidez. Como si aquello pudiera pasar.
 
Pone su mano sobre la mia y detiene mis movimientos.

-Por favor Hardwick...casi te beso anoche y hoy apareces semidesnuda frente a mi.

Nunca más extraños (Jon Bon Jovi)Onde histórias criam vida. Descubra agora