Capítulo Doce

504 41 17
                                    


Las lágrimas están al borde, pero no son de melancolía, estoy a punto de llorar de felicidad. Y yo que juraba que aquello era imposible.

Había sido el primer detalle por mi cumpleaños. El primero en mucho tiempo y era de un sujeto al cuál apenas y conocía pero que había empezado a perder la cabeza.

El profesor Bongiovi se detiene y deja de sonreír cuando mis mejillas se humedecen.

-Lo siento, yo no quería hacerte llorar, puedo tirar esto... si, creo que es mejor que lo haga -toma el muffin entre ambas manos y cuando ha inflado sus mejillas para soplar y apagar la vela, lo detengo.

-Está bien -sonrío- lloro porque me siento...feliz.

Sus ojos azules fulguran y permanece paralizado un momento, después se mueve ligeramente hacia mi y coloca el pastelillo de nuevo.

-Llego el momento de pedir un deseo y apagar la vela.

Cierro los ojos y medito un poco sobre lo que quiero, pero no hace falta mucho tiempo para saberlo, los abro y soplo la vela con fuerza y con la esperanza de quién descubre algo nuevo por la cual seguir.

- ¿Que pediste?

-No le diré Profesor, después no se cumple.

-Es cierto, lo olvide. Ahora, ¡pastelazo!

-¡NOOOO! -retrocedo y me cubro el rostro. Jhon ríe.

-Solo bromeaba.

-¿Por que hace todo esto por mí? -cuestiono titubeante pero lo agarro desprevenido, lo miro encandilada, y en su silencio aprecio los rasgos de su rostro y lo atractivo que era. Agacha la cabeza y el cabello rubio le cae con gracia. Hace un ruido extraño similar al que emites cuando piensas a detalle. Eleva su cara y entonces habla con una voz ronca.

-Yo... no lo sé exactamente. Siento que debo hacerlo señorita Hardwick. Y que usted lo necesita.

Su tono es firme, convincente, seguro de si mismo. Percibo un aire de protección y sin oponer mucha resistencia, caigo inmediatamente a sus pies, sucumbiendo a su encanto, a la virtud de un hombre en su completa extensión de la palabra y significado. El corazón se me acelera.

-Gracias... por notarlo. -él asiente levemente y no resisto las ganas de abrazarlo, de estrujarlo con fuerza, porque no tenía otra manera de demostrar mi agradecimiento.

Entonces corro esos pequeños centímetros de distancia y me abalanzo sobre él lo que le hace balancearse hacia atrás. Lo había pillado con la guardia baja. Coloco mis manos alrededor de su torso y percibo la rigidez de su cuerpo, después sus manos se colocan en mi espalda correspondiendo mi abrazo.

-Hace mucho que no hacía esto... -repone con desconcierto, su aliento cálido acaricia mi oreja y siento la vibración de su voz también.

-Yo tampoco. Creo que ya es momento de que lo suelte -digo divertida.

-Sí... creo que tal vez tiene razon -opina pero nuestros cuerpos continúan entrelazados, compartiendo casi el mismo espacio. Su pecho sube y baja debido a su respiración, me llena de calma, siento que estoy en casa, en un lugar cálido y lleno de protección, pero era ilógico, ya que solo eran los brazos de mi Profesor de Leyes Jhon Bongiovi.

Cierro los ojos y me dejo llevar por la situación, por las nuevas experiencias. Podía hacerme adicta a él, lo sabía, lo tenía muy presente. Ya estaba enamorada de su atractivo físico y sus atenciones cuando nadie me notaba, cuando nadie veía las fracturas en mi corazón. Pero estaba segura qué él no sentía lo mismo, era imposible.

-¿Ahora? -cuestiona.

-Sí -me ruborizo y lo suelto inmediatamente retrocediendo un par de pasos. Noto una sonrisa y correspondo- Pe-Perdón -balbuceo.

-No te disculpes, esta bien -Jhon baja la mirada y sus movimientos se vuelven torpes, se pone inquieto- Si te preguntará sobre ti... ¿me lo contarías todo? -su semblante da un cambio repentino y se torna serio.

Abro los ojos y empiezo a temblar. De nuevo me siento vulnerable, pero mucho más que antes, porque él era la primera persona que hacía una pregunta así de semejante, así de atrevida, tan directa. Tan acorralante. Y sé que no existe escapatoria, es SI o NO, ningún punto intermedio. Pero creo que él merece la pena, había hecho tanto por mí, me había notado, me tendió la mano cuando pensé que nadie lo haría, cuando mi mundo se desplomaba. Cuando me había propuesto hacer las cosas mal. Pero él valía la pena, sin duda, al menos una persona entre siete mil millones. Lo miro fijamente y espera mi respuesta con impaciencia, con mucha curiosidad y especulación. Así que asiento, sin pensármelo más de dos veces porque tal vez me arrepentiría, ahora, era demasiado tarde para volver atrás.

[...]

Jhon limpia las migajas del pastelillo que quedan en la comisura de mis labios con una pequeña servilleta. Sus ojos azules se mantienen atentos a mi figura, a cada movimiento que hago porque no quería perderse de nada. Mira mis reacciones como si del universo se tratase. No me suelta ni un momento. Esta listo para escucharme hablar, lo esta desde hace cinco minutos cuando terminamos el muffin y colocamos los asientos frente a frente.

Las campanadas de media noche resuenan en la ciudad, y la Biblioteca se inunda de su sonido pausado también.

Jhon había corrido las ventanas y apartado las cortinas para dejar entrar el viento fresco de las noches últimas de septiembre.

Cuando la doceava campanada se diluye, respiro hondo.

- ¿Qué es lo que quiere saber exactamente? -Pregunto decidida. Él se inclina un poco y se recarga sobre sus antebrazos que están cruzados.

-Todo de ti.

Mi vida pasa como un flashazo dentro de mi cabeza y no se exactamente por donde empezar. Era como una cuerda enredada a la cual no podía encontrarle los dos extremos. Me miro los dedos y froto las manos como si haciendo eso surgiera mágicamente una respuesta. Bongiovi las detiene colocando la suya encima. Nuevamente me atrapa y dejo escapar un soplo. Mis manos dejan de moverse descontroladas y lentamente desliza la suya para apartarla.

-Tenemos mucha noche por delante todavía.

-Lo sé, es solo que...

-Es solo que ¿qué?

-Que creo que pensara que solo estoy exagerando las cosas, que soy una niña caprichosa o algo por el estilo. Que mis problemas en realidad no son problemas y que solo esta mal gastando su tiempo.

-Entonces ese sería mi problema, no el tuyo. Yo puedo gastar mi tiempo como se me antoje. No voy a juzgarte _____, si eso es lo que quieres saber, te lo garantizo. Nunca lo haría. No podría.

-Como ya sabe, me dieron una beca para ir de intercambio, supuestamente soy un cerebrito en potencia, la verdad es que no es así. Nunca he sido un cerebrito, pero eso ya lo sabia usted, ¿no es así? -lo veo asentir y prosigo- esa beca fue sacada por un amigo de mi madre al que le debía un favor, mis padres son abogados y querían que yo hiciera lo mismo. Hablaron con él que trabaja en una institución gubernamental y ... lo demás ya es historia. Lograron liberarse de mi. Ya sabe, con ese cliché de "Es lo mejor para ti", en realidad me han odiado desde hace algún tiempo, ese es el verdadero motivo Profesor Bongiovi. Siempre lo fue. Cuando odias algo, quieres dejarlo ir, te deshaces de él... porque si no lo haces, todo lo demás se pudre.

-Odiar es una palabra muy compleja ____.

-Se lo que significa Profesor, no hace falta que me lo explique.

-¿Entonces porque te "odian" ___?, ¿Por qué han querido liberarse de ti?

-Porque yo asesine a su único hijo varón --expreso sin preámbulos.

Jhon sufre un sacudida y sus ojos azules se abren enormemente apresados, sus manos caen bruscamente sobre su regazo y se deja ir hacia atrás sobre el respaldo de su silla de madera.

Holaa ♥
Adios ♥ xd

Nunca más extraños (Jon Bon Jovi)Where stories live. Discover now