Capítulo Once. I

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Habían pasado solo un par de días desde aquel pequeño incidente, el Profesor Sambora parecía que había olvidado el regaño, pero no su odio irremediable hacía mi. Me ignoraba en clase. Era como si mi pupitre estuviera vacío, pensé que era cosa mía, pero Rebecca quién había empezado a sentarse en el banco de a lado aprobo mi idea. A ella si le prestaba atencion, hasta charlaban amenamente durante minutos.
Golpeo el pupitre con mi lápiz para acabar con el aburrimiento pero no lo logro, me echo para atrás y me recargo rendida, sólo esperaba a que las clases del día concluyeran pronto o moriría.
-Bien, es hora de entregar los trabajos. -Sambora repone desde el frente.
Mis ojos se abren como platos y un frío me recorre la columna. Tenia nuevos problemas y no sabía como, había sucedido tan repentinamente. Sambora recoge los trabajos banco por banco , rezo porque siga ignorando mi existencia y pase de largo pero de nuevo me equivoco, extiende su brazo listo para recibir una carpeta amarilla inexistente.
-Yo no lo hice, Profesor. No sabía que había tarea.
La sinceridad suena absurda, parece una mentira barata de esas planificadas en el momento, pero era verdad, era una certeza que tenía sabor a mentira, a burla. Escucho una ligera burla de parte de otros chicos. Richard Sambora me contempla en silencio, le sostengo la mirada, abre los labios bruscamente y sé qué lo que viene no será agradable.
-Por favor, al menos tomate la molestia de preparar mejores coartadas. Aunque cualquier cosa que venga de usted es una pérdida de tiempo.
-No es una coartada, es la verdad, yo no lo sabía.
-¿No sabias que había tarea?
-Exacto.
-Pero el resto, exactamente el 99% del salón sí. Interesante... -ironiza
-Estoy hablando muy en serio, no tiene porque verme la cara, profesor. Nunca escuche que dictará tarea -me armo de valor y arremeto con hostilidad.
-Es porque existe algo llamado "correo", ¿Acaso también esta liada con la tecnología señorita Hardwick?, a estas alturas ya debería saber mi método de enseñanza.
-¿¡Y como pensaba que adivinaria que estarían ahí!?-me exalto por la noticia.
-Sí mostrará un poco de interés y preguntará, lo habría sabido. -Sambora se da media vuelta y regresa hacía su lugar dejándome pasmada- Veinte cuartillas para mañana Hardwick.
-¿Acaso esta demente?-me burlo y de inmediato me arrepiento.
-Perdón, ¿dijo que quería 25?-coloca su mano derecha sobre la oreja y se inclina hacía mí, el resto de la clase presta atención a cada movimiento o palabra, se vuelven de lado a lado para escucharnos y observar nuestras reacciones.
-¡Deje de molestarme! -chillo.
-Ah, que chica tan entusiasta, -sonrie- 30 me parece una buena cuota.
-¡Usted quiere que pierda la mano!
-Serán 35 si no te callas -dice en tono severo.
-Veinte me parecen más que excelentes -me incorporo y recupero la compostura.
-Que bueno que negociemos. -sonríe cínicamente- ¿no te interesa saber al menos el tema del ensayo?
-Ah... sí.
...
Despues de darme el tema y hacer un par de explicaciones más, la clase concluye y salgo a la par de Rebecca para dirigirnos con el profesor Bryan.
-No puedo creer que no lo hicieras -comenta con sus ojos azules hacia el frente, la falda le queda extremadamente pequeña, apenas y cubre lo necesario, advierto la mirada de algunos chicos sobre ella y me molesta.
-¿Tú también? -me quejo y le lanzo una mirada fugaz de enojo.
-Ese ensayo era importante. -dice como si hubiera ignorado lo que dije, y no dudaba que en serio lo hubiera hecho.
-Bueno, tu tampoco te molestaste en comentarlo.
-Pensé que lo sabías ya.
-¡¿De que hablas?! , si ni siquiera tengo un ordenador personal...
-Tienes razón. Puedes usar el mío si quieres. -repone en tono amable. - tienes que esforzarte un poco más _____.
-Tal vez no quiero "esforzarme" -encojo los dedos para hacer unas comillas. Solo quiero salir de aquí...-el tono cansado atrae la atención de Rebecca, tuerce los labios en una sonrisa noble, pasa sus dedos entre mi cabello.
-Entiendo a que te refieres, pero tal vez sea mejor que esfuerces un poco, al menos inténtalo, si no te gusta puedes seguir metiéndote en problemas si eso es lo que quieres.


Rebecca entra al aula, Daniel le sigue y la puerta se cierra, la cabeza me da vueltas por la cantidad de pensamientos que aparecen uno a uno y de manera rápida que me cuesta enfocarme. Si intento hacer las cosas bien, entonces mi plan para volver a casa fallará, y yo no quiero eso. Siento el tacto gélido sobre mi mano.
-¿Te encuentras bien?-Bastian me mira con semblante preocupado.
-Sí, perfectamente. Entremos.
El asiente y abre la puerta y espera a que entré, eventualmente lo hace él.
El Profesor Bryan da su clase, pero existe algo diferente en la manera en la que habla, en la manera en que camina y no logro precisar que es. Su atención es nula. Se distrae con facilidad y después se frota el tabique de la nariz con los dedos pulgar e indice de su mano derecha. Suspira. Y vuelve a su rol de profesor. Algo en definitiva no esta bien. Un aire de tristeza invade sus rasgos faciales, no hay un brillo encantador en sus ojos azules, no mira con la energía atrapante de siempre. Es otro David Bryan. Es tan diferente que nisiquiera cumplió con el tiempo clase. Tomo su maletín, se disculpó y se marchó.
Todos quedamos con un semblante de desencajo y los murmullos comienzan. Rebecca me mira incrédula y yo solo me encojo de hombros sin saber que decir.
Con tal imprevisto todos salimos del aula.
-Vamos a la cafetería, tengo hambre -Rebe se palpa el abdomen.
Asiento sin protestar nada. Bastian camina a lo lejos y saluda a Rebecca agitando su mano, pero su alegría termina cuando ve a Daniel detrás de su amigo de ojos grises.
-Grrr... -baja su brazo- no me digas que vienen juntos.

Nunca más extraños (Jon Bon Jovi)Where stories live. Discover now