Capítulo 46.

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-Milanesa Napolitana con Papas Fritas.- Le dije al mesero entregándole la carta mientras me sonreía cortés.

-¿Y usted señor?- El mesero dirigió la mirada a mi padre mientras sostenía las manos en la espalda.

-Yo optaré por los fideos con salsa de cuatro quesos.- Dijo mi padre tendiéndole también su carta.

-Bien, enseguida les traeré sus pedidos.- Dijo el hombre y se fue tras un mostrador.

Era raro que me sirvan cuando yo trabajo de lo mismo, en algún punto, me dio pena porque lo comprendo. No es bastante lindo trabajar como mesero/a, estas expuesto a insultos.. incluso gente que quiera chantajearte, y no puedes hacer nada.

En cuestión al lugar que había elegido mi padre era un lugar lindo, bastante sofisticado debo decir.. demasiado para mi gusto, pero al fin y al cabo era lindo lugar. Los ventanales daban a un amplio mar azul. Aunque el día no favorezca demasiado.

-¿Cómo has estado con Zack, Alice?- Dijo mi padre juntando los brazos encima de la mesa.

-Pues.. Bien de hecho.- Mentí un poco.

-Me alegro entonces.- Sonrió.

-Si bien a veces tenemos nuestras peleas, nos amamos.- Lo miré.

-Que raro.- Frunció sus cejas y miró el océano. -Se supone que dos personas que se aman no deberían pelear.- Formó una línea con sus labios.

-No es raro, de hecho opino que las peleas fortalecen las relaciones.- Miré el suelo.

-O las deteriora.- Se quedó mirándome fijamente.

Iba a responder, pero llegó el mesero con una enorme bandeja. Dejando un plato de mi lado, y un plato del lado de Ethan.

-Buen provecho.- Dijo cuando terminó de destapar mi agua.

-Muchas gracias.- Dijimos al unísono con mi padre.

Mi plato era bastante llamativo y apetitoso, tenía bastante salsa y queso como ami me gustaba. Y bueno, el plato de mi padre no era tan de mi agrado realmente, pero el olor era genial.

-Tiene buena pinta eh...- Le dije mientras metía una papa en mi boca.

-Sí,y el sabor es aún mejor.- Enroscó varios fideos en su tenedor y los metió en su boca.

-Me imagino, pero nada superará mi milanesa y papas.- Fingí una sonrisa.

-No lo creo.- Miró su plato con abundantes fideos y una espesa salsa blanca.

La verdad era que se me hacía agua a la boca al ver su plato, pero también el mio. Tenía alma de obesa, debía admitirlo.

Hablamos de varios temas verdaderamente, deportes , estudios, ocio, tiempo libre, hobbies , incluso de personajes de la tv. Sentía que estaba recuperando el tiempo perdido, y aunque suene apresurado, me gustaba pasar tiempo con mi padre, e incluso lo quería.

Un rato después se nos ocurrió pedir como postre , helado, yo ordené vainilla y chocolate, y él ordenó frutilla y menta. La verdad es que teníamos gustos bastante diferentes-


-Alice.. hay algo que tenía ganas de preguntarte.- Tomó más helado con su cuchara.

-Dime.- Dije con helado de chocolate en la boca.

-Pues.. ¿Ya has hecho el pacto de sangre?- Me preguntó susurrando para que la gente de al rededor no escuchara.

Me paralicé al instante, era justamente el tema que no quería que sacara.. Zack me había advertido que nunca le de ese tipo de información.

-Eh..- Dudé un poco. Mientras aún tenía la cuchara en mi boca. Ethan me miraba expectante.

-Bueno, si quieres.. no me digas.- Miró hacia un costado.

-No no. Está bien.- Sonreí tímidamente. -Pues, si ya lo he hecho.- Tomé mas helado.


Algo en mi interior me decía que había hecho mal en contarle cosas de ese tipo, pero no podía no contarle a mi padre, pensaría que desconfío de el.

-Oh, bueno, gracias por contármelo, es una señal de que confías en mi.- Me sonrió sombrío.

-De nada..-Sonreí un poco comprometedora.

Luego de conversar un poco más Ethan le hizo una seña al mesero y éste enseguida vino.

-¿Me traería la cuenta por favor?- Le pidió amablemente.

-Claro.- El mesero se marchó y volvió a los pocos segundos con un papel en las manos.

Yo me apresuré a sacar mi dinero de la cartera.

-Ten- Le dije al mesero.

-Oh, nonono, yo invito Alice.- Me miró mientras le daba dinero al mesero.

-No hacia falta qu..- Me interrumpió.

-Pues claro, yo he invitado, no te preocupes.. No es nada- Me sonrió.

-Bueno, gracias.- Reí también.

-Oh, déjame que te lleve.- Me dijo levantándose de su asiento.

-Está bien- Le sonreí y lo seguí hasta su auto. Y arrancó.

El viaje fue lleno de risas debido a que en la radio pasaban música asquerosa. Reímos y reímos, me dolía la panza ya. Hasta que me di cuenta que estaba frente al departamento.

-Bueno Alice, hoy ha sido un gran día ¿verdad?- Me dijo mientras tenía una mano en el volante y la otra en la palanca de cambios.

-Sí, lo ha sido. Muchas gracias en serio- Le sonreí y salí del auto. Disponiéndome a entrar al departamento vi como de pronto el auto se marchaba. El auto negro de mi padre.

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