Capítulo XXI: Sueños

992 93 26
                                    


Lo prometido es deuda y me puedo decir que esta deuda me alegra pagarla. Este capítulo esta dedicado al grupo 8°"A" de la clase de dibujo de la institución de artes "Verona Arts School". Gracias por apoyarme muchachos. Espero disfruten esto.

Desperté sobresaltada y con la respiración agitada. Aquel sueño era, sin duda alguna, el más extraño de todos los sueños que había tenido hasta entonces; Christine vestida de blanco, vestida de novia. Erik a su lado portando un bellísimo e impecable traje de etiqueta, yo frente a ellos siendo la dama de honor de una unión que me destrozaba por completo. Supongo que todo aquello se relacionaba de sobremanera con aquellas dos chicas de mi clase de Filosofía y el, francamente, ridículo video de Rebecca y sir Jeffers que se la pasaron viendo toda la clase.

En fin, suspiré, pasé una mano por mi cabello alborotándolo un poco, me disponía en levantarme y quedarme leyendo un rato para volver a conciliar el sueño cuando sentí algo levemente pesado sobre mi vientre, bajé la mirada, un brazo me rodeaba la cintura.

A mí lado, Erik dormía profunda y plácidamente, su brazo libre estaba debajo de una, de las dos almohadas que había en mi cama, dándole una postura bastante atractiva. La luz de luna enmarcaba sus perfectas facciones.

Volví a acostarme, intentando recuperar la pose que tenía antes de mi despertar, procuré hacer los menores movimientos que me fueran posibles, me quedé de lado sobre mi hombro izquierdo mirando al chico frente a mí. ¿En qué momento nos habíamos quedado dormidos juntos en mi habitación? No podía recordarlo.

Toda la atención que poseía en aquellos momentos no se enfocó en intentar recordar cómo había pasado lo que había pasado sino en los finos labios de Erik ligeramente abiertos, podría besarlo en ese preciso momento. Inconscientemente me fui acercando a él, cuando pude sentir su aliento (que sorprendentemente olía muy bien, -¿Porqué rayos tenía que ser tan perfecto?- a menta.) sobre mi rostro me di cuenta de que podía despertarlo y no sabría que contestarle si me preguntaba -y lo haría- por una explicación de por qué lo había besado mientras dormía.

Imaginé esa escena:

Él despertaba y preguntaba:

- ¿Qué acabas de hacer?

A lo que yo titubeaba y luego respondía:

- Bueno, ya sabes. Tengo un fetiche por besar chicos sensuales a las 2:40am

Sacudí levemente la cabeza eliminando aquella tontería de mis pensamientos.

Cerré los ojos y volví a la única posición en la que podía haber estado durmiendo, me hallaba pensando en cómo rayos nos las habíamos arreglado para acomodarnos en una cama individual cuando la mano sobre mi cintura apretó mi piel y me rodeó aún más acercándome a Erik hasta que nuestros dorsos se juntaron.

Encontré comodidad entre se cuello y su el inicio de su pecho, acomodé mi cabeza y aspiré su aroma varonil. Sin darme cuenta me quedé profundamente dormida.

A la mañana siguiente desperté sola en la cama, arropada con una frazada que, según recordaba, había estado abandonada en mi armario por semanas. Además de una nota y una orquídea sobre la almohada que había ocupado Erik por la noche, el objeto aún conservaba su aroma, por lo que no hacia mucho tiempo que él se había ido.

Tomé la nota y la leí:

"Sé que es sábado, pero ven a la Mansión en cuanto te despiertes. Tenemos que ensayar tus líneas para la audición.

Pd. Prepararé el desayuno, así que apúrate.

Firma.

Tu querido, Fantasma."

PhantomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora