Capítulo XXVIII: Dos pueden mantener un secreto... (I)

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La aparición repentina de Erik, pero más su desaparición provocó una movilización en toda la Academia por encontrar al misterioso psicópata. Me parece que está de más decir que nadie pudo lograr hallar su escondite, cosa que me alegraba y me molestaba a la vez.

Durante una semana intenté bajar a los sótanos para razonar con Erik. Quería decirle que todo esto era sólo un capricho de su parte, quería hacerle ver que lo único que estaba causando era incertidumbre entre todos quienes lo habían visto. La policía municipal instaló pequeño grupos de vigilancia alrededor de la Academia con la esperanza de lograr atraparlo. Con el paso de los días mi preocupación iba en aumento junto con las rondas policiales y las melodías de órgano en el teatro.

No había visto a Christine desde la noche del baile, ¿me preocupaba aquello? No del todo. Sabía que Meg estaba al tanto de ella, por lo que podía ocupar mi mente en idear alguna manera de contactar a Erik. Pero nada funcionó.

~*~

Mi teléfono vibró. Lo tomé y leí el mensaje que acababa de llegarme:

"Christine se está poniendo peor. ¿Has tenido suerte en contactarlo?"

Obviamente, era Meg. Suspiré. Respondí:

"No. Parece que ha cortado comunicación con toda la Academia. No puedo bajar a los sótanos y no responde mis notas."

Cerré el cuaderno en el que escribía otra nota y lo metí a la mochila. Sin darme cuenta, comencé a llorar en silencio.

«¿Por qué haces esto, Erik? Ella no te ama. Deberías dejarla en paz. Sólo le causas dolor. Sólo me causas dolor a mí. ¿Por qué no pudiste enamorarte de mí? ¿Por qué ella, Erik? ¿Por qué la más bonita de aquí? No puedo competir contra eso. ¿Acaso te fallé en algún momento? ¿Por qué, porque, porque? ¿Por qué tuve que bajar a los sótanos aquella noche? ¿Por qué tuve que conocerte? ¿Por qué tuviste que convertirte en mi amigo?»

- ¿Por qué tuve que enamorarme de ti? – susurré con un hilo de voz.

- Porque nosotros no elegimos a quien amar. – me respondió un voz familiar.

Levanté el rostro para encontrarme con el chico que había a mi lado, pero no fue necesario, ya que él se sentó a mi lado en el suelo del pasillo. Lo miré, su rostro estaba más delgado un poco pálido, su cuerpo, generalmente saludable ahora parecía enfermizo. ¿Qué le había pasado?

- Lucas... - susurré.

- Creo que ahora sabes lo que yo sentí cuando tú me rechazaste por él, ¿no?

- Lo lamento. – me disculpe

- ¿No es lindo, o sí?

- Si lo hubiera sabido, Lucas, yo...

- Era más que obvio. – me dijo. – Todos en la Academia lo sabían, todos menos tú, claro está.

No le respondí.

- Sé que incluso si lo hubieras sabido, no me habrías correspondido. Y no te culpo. Ese Erik debe de ser el hombre más perfecto en este mundo. Mira que desaparecer así de la nada... uno requiere de mucha genialidad para ello. – asentí, él suspiró. – Sólo vine a decirte algo.

- ¿Qué cosa?

- Me iré. – dijo

- ¿Qué? ¿Por qué? ¿A dónde?

- Quería que lo supieras, tengo... algunas citas con alguna gente y... me voy.

- ¿Cuándo?

PhantomWhere stories live. Discover now