Capítulo XXVII: Carnaval

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Aquellas fueron unas tediosas y ocupadas cuatro semanas. Recuperando mis calificaciones escolares. Tratando de volver a ver a Lucas como lo solía hacer. Ensayos de la obra. Pero sobre todo, tratar de mantener a Erik lejos de Raoul, pero más de Christine.

Podría decir que había logrado obtener una mejoría en todas mis "misiones", salvo Lucas. Además Meg y yo habíamos congeniado un pacto silencioso para poder mantener a Christine a salvo del Fantasma y sus apariciones cada vez más frecuentes por el teatro. Sin hablar sobre el tema, yo sabía que aquella inocente rubia podría saber más de Erik que él mismo, y también debía saber sobre la "Musa", pues llegó a mencionarla en alguna ocasión con Christine.

Aquella noche la dirección de la Academia se decidió por celebrar un baile de gala temático para festejar el 149 aniversario de la institución. Todos los alumnos deberíamos asistir obligatoriamente, aunque mucho hubiera preferido quedarme en mi habitación el resto de la noche. Busqué entre toda mi ropa tratando de encontrar algo decente para usar aquella noche. Siendo muy poco femenina, los vestidos que tenía eran simplistas y nada elegantes, suspiré frustrada dentro de aquel armario. Tampoco tenía un antifaz que llevar. Me maldije por haberle regresado a Erik el antifaz y el vestido.

Salí del armario para encontrarme con la puerta de mi habitación abierta, y un vestido rojo largo extendido sobre mi cama junto con un antifaz negro de medio rostro.

«No.» pensé

Temerosa me acerqué a la prenda, había una pequeña tarjeta. La tomé:

"Lamento haber entrado así a tu cuarto, pero me dijeron que no tenías un vestido para usar. Creo que este te quedará bien. No te molestes en devolvérmelo. Te veré esta noche en el baile, supongo. Atte. Meg."

Suspiré aliviada, en mi mente Erik era la única explicación posible para ello. Me alegro saber que había sido Meg quien lo había dejado allí. Aunque debería preguntarle cómo es que logró abrir mi puerta.

~*~

El vestido era hermoso. La seda con la que estaba hecho lo hacía bastante suave y ligero, era ceñido a mi figura y con un escote en forma de corazón no muy pronunciado. Si pudiera describir con una sola palabra aquel atuendo, sería: perfecto.

Me arreglé lo mejor que pude el cabello, recogiéndolo en una cebolla a la mitad de mi nuca, con pequeños caireles a ambos lados de mi rostro. Me puse sólo el maquillaje necesario, sombra, delineador y labial a juego con el vestido. Una vez lista, me coloqué el antifaz y varios recuerdos acudieron a mi con demasiada rapidez. Aquel duelo de violines en la Mansión del Lago, Erik tocando su violín, Erik mirándome mientras le contaba cómo había ido mi día. Erik...

Sacudí la cabeza para eliminar su recuerdo de mis pensamientos. Me rocié con algo de perfume y me dirigí al lobby. No tenía ni idea de lo que estaba por ocurrir.

~*~

Toda la Academia estaba allí, más nadie se dio cuenta de mi presencia lo cual me hizo sonreír. Divisé a Lucas en uno de los rincones, charlaba animosamente con una chica a la que yo no lograba reconocer, una extraña sensación me revolvió el estómago.

Por un instante creí sentir a alguien parado detrás de mí, oliendo mi perfume, un escalofrío me recorrió la espalda. Giré para encontrarme con... nadie.

Meg pasó a un lado de mí y me sonrió.

- Gracias por el vestido.- le dije

- No hay de que.- dijo ella y se alejó

No pude identificara muchas de las personas que estaban allí. Sin embargo logré divisar a Christine y a Raoul en una esquina, apartados de todos. Y a Madame Giry hablando con el Sr. Varone, discutían acaloradamente, Dios sabrá el motivo.

~*~

La noche pasó sin ningún acontecimiento digno de mencionar. Espié a la pareja de enamorados durante todo el baile para lograr rescatarlos de cualquier percance causado por Erik. Ya entrada la noche, aún había algunas parejas bailando en el centro de la pista de baile. Por segundo creí ver cierta máscara familiar, entré en pánico, luego la máscara se desvaneció. Suspiré. La máscara volvió a aparecer en otro lugar, desapareció de nuevo.

Busqué a Meg con la mirada, cuando la encontré sentada en los escalones de la escalera me acerqué a ella con paso rápido.

Al verme, habló:

- ¿Qué sucede?

- Esta aquí. – le respondí

- ¿Cómo...? – se levantó rápidamente

- Acabo de verlo.

Estábamos a punto de ir por Christine y sacarla de ese lugar cuando todas las luces se apagaron y el lugar quedó en una completa oscuridad.

- ¡Pero que silenciosos se han quedado! – una voz surgió desde el otro lado de la pista de baile.

Las luces regresaron y pude ver por primera vez en esas cuatro semanas a mi amado Fantasma. Portaba un traje de etiqueta, su usual capa. La inevitable máscara y su sombrero de ala ancha en una mano.

- ¿Por qué no continúan con su baile? – preguntó con sorna.

- Vete de aquí. – elevé mi voz

- ¿Eres tú, Musa? Vaya que has cambiado de bando muy rápido.

- ¡Lárgate! – le gritó Raoul.

Meg corrió con Christine y la sostuvo, pues las rodillas de la soprano comenzaban a fallarle

- He venido a un asunto oficial. – dijo Erik. De su capa extrajo un montón de papeles juntados con un lazo de color rojo y se los lanzó al director de teatro. – Escribí una obra y quiero que la presenten.

- Pero, ya tenemos...- comenzó el director con indecisión

- ¡Silencio! ¡Actuarán esta obra porque yo lo digo! Mi bella Christine ha de tener el protagónico y...

- ¿Por qué habríamos de actuar tu obra? – la voz chillona de Carlotta se alzó desde algún lugar

- Lo harán, porque si no, su amada escuela sufrirá las consecuencias.

Meg abrió los ojos como platos.

- ¡Atrapen al mal nacido! – gritó alguien

Erik sonrió, arrojó algo al suelo a sus pies. Hubo una ligera chispa seguida de un montón de humo, para cuando el humo se disipó 10 segundos después, Erik ya había desaparecido.

Me dejé caer en los escalones. Sentí un aliento a mi lado y una fragancia demasiado masculina. El corazón se me aceleró.

- No voy a caer en tus juegos, Erik. – le susurré

- Pero mi Musa, tú ya lo hiciste.

PhantomWhere stories live. Discover now