Capítulo 1: Direcciones cruzadas

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Yo en realidad no sabía hacia dónde ir, punto; y no deseaba volver a mi casa.

Suena raro decir que alguien no quiera regresar a su propio hogar, pero ¿hacia dónde me podía esconder de todo el caos tenía la mía?, nadie me podía ayudar ni socorrerme ¿Es que no había a alguien que me pudiera sacar de este sofocante pueblo? Ninguna de esas personas que vivían aquí lo haría. Caminar por las estrechas y estropeadas avenidas de White Rose como método de distracción, no había sido una muy buena forma de esparcimiento mental. La muy brillante idea fue propuesta por mi abuelo Jack, pero aunque este trataba de alegrarnos a mí y a mis hermanos, no había funcionado del todo.

>>> Creo que no ha sido uno de los "mejores" consejos que nos ha dado el abuelo <<<, mascullé en mi mente

Honestamente, la felicidad de mi hogar se había derrumbado totalmente, después de enterarnos del nuevo embarazo de mi madre. Todo el mundo, incluyéndome, se sorprendió al escuchar esa inesperada noticia, la cual no les cayó muy bien a varios miembros de la familia. Aunque al principio se formó un extraño e inaudito aire de tranquilidad, tal vez el shock post-traumático del acontecimiento fue lo que lo causó, y un lapso de tiempo muy corto fue lo que duro es tan relajada. Salir de mi casa era la única manera de olvidarme de la situación tan tensa que yacía allá; pero también me sentía molesta y fastidiada, el clima estaba horrible en el pueblo y había pasado una semana sin ver el sol. Estábamos a mediados de febrero y eso significaba que se estaba acercando la primavera, que muy pronto las montañas se llenarían de frescas y hermosas flores silvestres, pero sería un año muy difícil de superar. Y todo el mundo lo sabía a la perfección

Llovía sin parar y el cielo era de un gris intenso. Caminaba por los charcos de aguas estancadas de las aceras, y cada salpicada se iba haciendo cada vez más fuerte, cuando pasaba sobre ellos. Marchaba con furia y enojo, y mis pasos eran la única forma de desahogarme. Estaba estresada. Circulaba sin rumbo fijo y me daba igual hacia donde me podía dirigir, solo quería deshacerme de todo lo que molestaba, toda esa furia y rabia. No se debía a mi mamá, solo que me volvía loca estar en mi casa, pero yo no era la única, también mis tíos, mis hermanos y hasta mi padre. Todos mis tíos estaban muy preocupados por la condición de Cleo, temían que algo le fuese a ocurrir ella y su bebé durante el desarrollo del embarazo, o que fuese a morir en el parto. Muchas teorías aterradoras y horribles se empezaron a formular en las asustadas y preocupadas mentes de mis familiares, pero el que más sufría era mi padre. Zane se la pasaba culpándose y pidiéndonos perdón, el pobre hombre estaba destrozado, pero y ¿cómo olvidar a mi desconsolada y afectada madre?, quien también nos pedía perdón a todos y lloraba desconsoladamente por su fechoría, no quería que las juzgáramos ni que tan poco la odiáramos, solo quería nuestro perdón, por hacernos pasar por todo esto. Aunque el perdón fue bien recibido y aceptado con benevolencia e indulgencia hacia ellos dos; no fue suficiente para que el odio apareciera, el odio que Cleo quería evitar a toda costa ya había echado raíces en el corazón de una sola persona en la casa, quien empezó a pelear con mis padres, después de que se enteraran del estado de mi mamá: Sofía. Ella se había vuelto en contra de su hermana y su bebé.

Había caminado tanto con ese cólera e inquietud, que no había parado en ningún momento. Cuando miré alrededor estaba cerca de la estación de policía, la secundaria White Rose y un modesto parque de juegos para los niños, pero continuaba la misma y fastidiosa lluvia. Suspiré.

Me digne a sentarme en uno de los bancos mojados del parque; suspiré de cansancio y monotonía, porque no tenía mucho que hacer. Me quedé allí mirando los autos pasar y también a las personas, pero aun así continuaba lloviendo. Por un momento miré hacia el cielo y observé toda la inmensidad de este; todo nuestro cielo azul ahora estaba cubierto por manto grisáceo de capas, que habían envuelto no sólo el cielo si no el sol con él. Un sol que hacía días que no se presentaba. Era una demencia, pero mis hermanos y yo habíamos empezado una loca y descabellada teoría sobre el clima y mi madre, desde que supimos que estaba embarazada, el tiempo atmosférico del pueblo, pasó de ser un lindo día soleado, a ser unos cuantos días con cielos tapados con un mantilla sombría, pero...solo era un incoherente y excéntrica idea, que habíamos pensado para no aburrirnos.

>>> Solo fue por diversión. ¡Como si eso tuviera sentido alguno a la realidad!...<<< pensé

En tan solo pensar en lo absurdo que se oía, solté un pequeño carcajeo bajo, después de eso mi mente permaneció en blanco total. Quería sacar de mi cerebro las desagradables peleas entre mi tía Sofía y mi madre, que cada momento ocurrían sin previo aviso; eran unos escándalos de primer nivel, que se podían escuchar a kilómetros de nuestra casa y nadie de la familia se atrevía detenerlas cuando discutían, el único que tenía valor a entrar a la habitación, era mi papá en esos momentos tan ásperos y poco deleitables para los demás. El resto solo se quedaba en silencio, como si nada estuviese pasando, pero era muy difícil hacer como si nada, estando los gritos de Cleo y Sofía; en el espacio sonoro de la casa, conjuntamente era un estrés muy grande y una tensión de muerte, siempre presente en las últimas semanas.

Pronto la lluvia empezó a apaciguarse, pero aun así, las nubes de tormenta continuaban presentes. La lluvia sólo había dejado vestigios de su ser en los charcos, charcas de agua retenida, del color de las calles. El olor a fresca y desigual humedad se desenvolvió en el ambiente del pueblo; mi nariz no dejaba de percibirla. Si bien el aguacero se había detenido, yo aún continuaba mojada y molesta, y caminar no me había servido en nada; en absoluto. Estaba enfurecida y amargada en los últimos días, y mi única salida para todo, no me había servido y para peor las cosas, estaba desde la cabeza hasta los pies empapada. Empecé a morderme el labio inferior y a apretarme los nudillos de las manos hasta que oí el crujir de las articulaciones.

Cada uno de los ropajes que cargaba, estaban empapados, al igual que mis zapatos. La camiseta de algodón fucsia, la sudadera con capucha y mis vaqueros estaban empapados. Y ni de hablar de los zapatos; unos deportivos recientemente sacados de su caja, pero el premio del desastre de hoy, se lo llevaba ni más ni menos que mi cabello. Mis lisos, cortos y definidos cabellos oscuros estaban completamente mojados, y un par de gotas caían de ellos. Era una catástrofe.

>>> Si me viera la tía Jenn, le daría un ataque al verme en este estado tan deplorable para su buen juicio<<<, pensé con un suspiró

Pero en ese instante un sonido inconfundible, retumbó en mis oídos; era el típico sonido de un estómago hambriento. Respiré. Era mi estómago y no me sorprendía mucho al escucharlo. A cualquiera debe de sonarle el estómago cuando no ha desayunado en casi toda la mañana de un sábado; y para mí era una rareza. Había salido tan temprano de la casa ese día, que no me había tomado la molestia de al menos comer un pequeño bocadillo o de haber tomado zumo de toronja antes de salir, pero no. No lo hice. Creo que para mí era bastante razonable pensar en la idea de que tenía hambre, la furia, el estrés y el disgusto habían hecho que empeorara a tal grado de ya era muy difícil seguir evadiéndolo. Tenía hambre. Pero había un problema, estaba demasiado lejos para irme a mi casa y mucho menos presentarme en aquel ambiente tan desagradable; prefería estar en el pueblo. Entonces ir a mi casa, no era una muy buena opción, pero tenía que comer algo, tal vez, desayunar en unos de los restaurantes que había por aquí, pero también tenía otro problema; tan poco tenía el suficiente dinero para pagar una buena y decente comida. Normalmente eran mis padres, quienes nos daban a mí y a mis hermanos mayores, una buena cantidad de dinero como mesada, pero recientemente eso ya no era una de sus "prioridades principales". En pocas palabras estaba quebrada de fondos. Y prosiguió mi estómago con los mismos ruidos.

No tenía sentido permanecer en este sitio; parecía una vagabunda sin hogar o una adolescente que acababa de huir de su casa adoptiva, pero ¿a dónde demonios podía ir en estos momentos? Y ya yo sabía esa respuesta.

>>> A ningún sitio claro esta...o tal vez a que Jack<<<, pensé con serenidad

—No puedo regresar. —suspiré. — No quiero ver a mi madre, en ese estado tan patético. —susurré con recelo, apretando los nudillos. —No deseo...

— ¡¿Madison?! — llamó una voz familiar a lo lejos, pero aun así fui capaz de oírla. — ¡Maddy! —exclamaron de felicidad

Luz y Oscuridad © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora