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Capítulo 33: El momento más deseado

Dejé la vista del pueblo a un lado, para prepararme para la fiesta de fin de año. Tenía una ligera sensación de nerviosismo agudo en cada fibra de mi ser, cuando palpaba mi celular en el bolsillo trasero de mis pantalones. Como era de costumbre, Vanessa nos había comprado o quizás, nos había hecho ella misma, a mí y a Carly unos vestidos para esta ocasión. Carly se había preparado desde muy temprano pero yo quería esperar hasta más tarde para poder hacerlo. Observé con duda, sí o no colocarme el vestido; aunque...tenía que admitir que era muy...hermoso. Este yacía desde las cuatro de la tarde sobre mi cama, esperando; esperándome para que yo me lo pusiera. Me mordí los labios. ¿Acaso era un chiste o no? ¿Ponérmelo o no? Me puse las manos en la cadera, pensando, recapacitando, analizando todo.

— ¿Madison?

Era Carter. Toco la puerta, dos veces. Resoplé molesta.

— ¿Si? ¿Qué necesitas, tío Carter? — pregunté

—Mmm...nada...—repuso con firmeza. — Quería saber si estabas lista. Ya vamos a cenar.

—Mmm...me falta—mentí con dulzura. —Un poco...

—Mmm, pero bueno, ¿estás lista sí o no? — exigió

—No...—gruñí

—De acuerdo—contestó. —Te esperamos a bajo, Maddy...

Nuevamente, me volví a fijar en el vestido. Era un vestido strapless color violeta escarchado brillante; la misma Vanessa lo había elegido para mí y para Carly había sido de un plateado refulgente, como las estrellas, e igualmente los zapatos ¿Pero a quien se le ocurre comprar zapatos con tacón de aguja? Solo Vanessa y Jenn lo harían. Carly se había puesto con gusto el vestido y los zapatos, y además, se había hecho un peinado algo sofisticado con un viejo prendedor muy extravagante para mi hermana. Lo había tomado del joyero de nuestra madre, el cual ella lo había usado en los años veinte. Sonreía con malicia, cuando entraba al baño con el vestido doblado de un brazo y mis respectivos zapatos, en la otra mano.

>>> Supongo que esto es lo mejor <<< pensé arqueando una ceja

Mi lapso en el baño fue muy corto; pero al mismo tiempo, el suficiente para prepararme bien. Me sequé y me vestí, como era debido, sin embargo, yo aún no estaba lista del todo, faltaban algunos detalles por concluir. Me aseguré de que el vestido estuviera puesto correctamente. Tenía que admitir que el vestido se asentaba bien conmigo. Su tonalidad violeta era sensacional, o si Vanessa lo había hecho o no; tenía que aceptar que, había sido una buena elección de estilo, color y clase para esto. Yo no era una chica fácil de complacer. Finalmente, accedí. Me puse unos tacones Louboutin que tenía hacía unos meses había comprado pero no me había atrevido a ponérmelos; y lo más curioso del caso era que los tacones, tenían una tonalidad lila suave, y para esta ocasión eran las adecuadas y entonces me fije en mí cabello.

Sabía que hacerme un peinado "sofisticado y recatado" no iba con mi personalidad; así que seguí a mi instinto. Mientras lo cepillaba y arreglaba, recordaba la fiesta de Navidad de a principios de semana. La velada de Navidad había sido grata para todos mis familiares, incluyéndome. Los regalos habían sido buenos y algunos más que buenos, para algunos pocos afortunados; Jesse y Vanessa le habían dado unos cuantos a su retoño, el cual cumplí ese mismo día y fue suficiente para celebrar doble. Ya el pequeño Christopher tenía un año de vida y muy pronto empezaría a caminar y también a hablar; gateaba y se paraba de vez en cuando, pero se caía, lo cual le fascinaba a mis tíos, en especial a Vanessa. Una ligera sensación de incertidumbre me invadió, cuando finalmente me observé en el espejo del baño. Me había puesto el tonto vestido, mis zapatos favoritos y me había puesto una diadema con una flor lila; pero aun así, sentía que me falta algo. La cara del espejo se veía algo vacío, pero al mismo tiempo agradable, sabía que ponerme maquillaje no iba a solucionar nada; así que, solo me pase el lápiz de labios, un par de veces, para ver si eso me ayudaba un poco. Le eche un último vistazo a mi vestimenta de fin de año, no había nada fuera de lugar en la habitación que pudiese detectar, cerré con suavidad la puerta y me encamine hacia abajo.