Capítulo 12: Inesperado

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Faltaban dos semanas para acabarse, mayo y eso significaba que se acercaba junio. Estaba leyendo cuando escuché un grito. Era Rick. Su gritó hizo a todos reaccionar en la casa. Y fue un poco preocupante, porque venía de la sala y ahí estaba mi madre. Mis hermanos y yo corrimos agitados pero a la vez asustados y casi al bajar hubo un pequeño embotellamiento, porque Jennifer y Desirée, también estaban arriba y por un pelo, teníamos la necesidad de saltar de las escaleras. Al llegar estaban todos, bueno casi todos, bueno faltaba la soberana del miedo, Sofía y benévolo padre, pero él estaba trabajando fuera ese día. Sofía hacía casi cuatro días que no sabíamos nada de ella, y en esta ocasión fue Carter el protagonista de su película de terror. Iniciaron nuevamente las peleas entre ellos pero esta vez con resultados nefastos. La rabieta de Sofí había sido tan grande y estruendosa, que del arrebato tomó una lámpara y se la arrojó a la cara a mi tío. Carter la esquivó con agilidad, pero aun así lo hizo llegar hasta el límite de su paciencia. Hacía dos noches que dormía en una bolsa de dormir, en la sala...y en cierta parte era bueno, porque así podía vigilar a Cleo de cerca. A partir de ese acontecimiento, Sofí no volvió a presentar su cara por la casa; sin embargo, el único momento que salió de su habitación, fue para salir al pueblo, renunciar a su trabajo y de ahí no había vuelto a emerger de su escondrijo. Vanessa o Desirée, siempre le llevaban una bandeja de comida a su puerta y un vaso lleno de sangre, por compasión hacia su buen juicio. Pero aun así; encerrada se le podía escuchar llorar casi todas las noches, y era muy creíble, por la presencia de mi madre, al oírla estallar en llantos. Mi mamá nos decía que era mejor dejarla sola...y no llevarle comida: "Solo llévenle la sangre, eso es todo para ella. Nada más".

Al estar todos en la sala comenzó la lluvia de preguntas frenéticas, preocupantes y medrosas

— ¡¿Qué sucede, tío?!— exclamó mi hermano agitado. — ¿Mamá?

— ¡¿Algo le ocurre a Cleo?! — preguntó Alex alterado

— ¡¿Le pasa algo al bebé?! — preguntó Desirée asustada

— ¡¿Te encuentras bien, Cleo?! — exclamó Vanessa preocupada

—Todo está bien, chicos. — notificó mi madre, en un tono maternal y tranquilizador. —Es solo que...—repuso Cleo, mirando su grande vientre mientras lo arrullaba

— ¿Y bien...?— insistimos todos en un gritó necesario de saber. Todos estábamos preocupados y angustiados; teníamos los rostros llenos de ansiedad, mientras que mi madre y Rick a su lado, solo mostraban expresiones de alegría y emoción en sus caras. Casi de los ojos de mi madre, se asomaban un par de lágrimas, que estaban por brotar.

— ¿Qué demonios pasa? —gritó mi hermano.

Cleo mostró una gran sonrisa e intercambio miradas con mi tío. El cual este, también sonría de la misma forma. Mientras todos trataban de saber que ocurría, pude visualizar los rizados y cortos cabellos dorados de Troy, que se zarandeaba ante su andar, mientras atravesaba una de las ventanas abiertas de la sala. Venía de correr por los alrededores. Solo sus musculosos brazos se lucían ante la luz opaca del sol, de esa mañana

— ¡Troy, mi cielo! — exclamó mi tía Jenn. — Qué bueno que has llegado...

— ¿Qué ocurre, Jenn? — preguntó Troy confundido

—Richard nos llamó a todos, Troy— le explicó Desirée. — Creemos...que algo le ocurre a Cleo, pero no nos quiere decir que es...— titubee en sus palabras

—Cleo, ¿qué pasa? — le preguntó mi tío Troy, en un tono serio y gélido; mientras este se dirigía a ella. Sus ojos se volvieron un poco más grises de lo normal. — ¿Qué te ocurre? — volvió a preguntar en susurró, mirando fijamente su vientre

Luz y Oscuridad © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora