Capítulo 35: Nuevas sensaciones

717 205 2
                                    

Por unos cuantos minutos o lo que fuese, estuve corriendo como relámpago por entre el bosque, alejándome cada vez más de mi territorio. Cuando finalmente me detuve, jadeando me detuve y decidí ver el mensaje de Lucas.

Maddy, volví para ver a mi manada, a Michael y a mis hermanos. Pero igualmente a ti; por favor, necesitó que vayas al acantilado. Quiero verte cara a cara

Suspiré y velozmente retomé mi marcha, hacia el lejano acantilado que llevaba al mar. La nieve se hacía sentir sobre mi piel y el abrigo de pelaje falso, que llevaba puesto. Mis palpitaciones, eran constantes y todo lo que estaba pasando hoy, precisamente hoy el último día del año. Mientras corría y levantaba un poco de nieve en mi largo recorrido, no sabía que podía imaginarme otra cosa que no fuese Lucas, y eso era malo para mi sensatez púdica y digna. Y habían sido demasiadas las lágrimas y penas que había sufrido, y si ver nuevamente a Lucas frente a frente, hacía que valiera la pena que fuera hasta allá solo por verlo, lo haría.

Una parte de mí se sentía dichosa por verlo; tenía esa misma sensación que tuve la primera vez que salí a esa inesperada cita con él. La misma extraña y desconocida agitación en mi sistema que no había tenido en muchos meses después de hacer esas "citas" con Lucas, antes de que se marchara de White Rose. Todo el bosque tenía un divino manto blancuzco, casi brillante, en todo el follaje de la montaña; todo me parecía tan diferente desde a que ya vez, que había venido, perseguida por el mismísimo hijo mayor del señor Corbett, pero en su forma animal. Observé a mi alrededor por todos los lados posibles que mis ojos pudieron detectar, pero no vieron nada; nada moverse entre el espesura albina del invierno. Entonces, cerré los ojos, afine lo más posible los oídos, para ver si era capaz de descubrir a Lucas, si ver si estaba aquí, oculto, observando sin ser visto como la primera vez que lo vi. Calme todo en mi cuerpo, desde mis respiraciones hasta mis latidos, y agudice aún más los oídos; y de repente percibí todo, absolutamente todo. Las voces de todos los pobladores de White Rose, mientras reían y gritaban por el Año Nuevo; el viento ir y venir a su antojo y las olas furiosas desde abajo en el desfiladero de mala muerte. Tragué cuando escuche un retumbar bastante acelerado de un fuerte corazón...y me dio una sacudida punzante por la espalda, cuando me di cuenta de que venía detrás de mí espinazo.

Un soplo fuerte y algo forzada se sentía por detrás de mí. Su respiración casi obligada y estridente, casi como un sonido seco y áspero pero a la vez robusto y trabado. Parecía que lo estaba haciendo de una forma violenta. Entonces, un gruñido leve se percibió en el bosque pero a su vez, lo suficientemente claro para ser escuchado por mis oídos. E inmediatamente, me di cuenta que tenía muchos espasmos y temblores consecutivos, recorriéndome toda la epidermis, pero no era frío, era más bien miedo, horror; empecé a temblar por completo. Me había asustado con ese solo gruñido suyo.

Trate de calmar mi cuerpo y sentirme un poco más relajada, sin embargo, mientras más trataba de hacerlo, más mis músculos no me respondían en nada. Luego de un eterno y largo momento, ya no escuche esa forzosa respiración pero podía captar sus latidos. ¿Habría tomado su forma habitual? Y con los ojos aun cerrados, menos lo sabría, pero solo podría escuchar ese corazón parecía casi a punto de explotar, por toda esa precipitación, la presión sanguínea que estaba bombeando hacia todo su cuerpo; era más bien un tambor retumbando que un corazón enamorado. Y ya podía captar su presencia y su olor. Aun con los ojos cerrados y temblando considerablemente, susurre en un tono de alivio y paz:

—Lucas...Regresaste. Volviste a White Rose—

 Volviste a White Rose—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luz y Oscuridad © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora