Capítulo 17: Trinity Blue

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La temperatura debía estar a unos grados, por encima de lo normal. Hacía demasiado calor, y eso no me sorprendía en absoluto; era julio y eso significaba un verano caluroso aquí. Tenía que admitirlo, el reporte del clima fue certero: hacía un insoportable calor. La desagradable manera de cómo mi camiseta, se había pegado a mi piel con el sudor, que corría cálidamente en mi espalda y mi rostro; era casi intolerable. Estaba bañada en sudor asqueroso. El problema que teníamos en esta casa, era que no había aires acondicionados, y aunque le rogaremos a nuestros padres de instalar, aunque fuese uno; ellos se negaban rotundamente. A nuestros padres no les gustaba mucho tener tantos aparatos en la casa, y con las computadoras, celulares y demás artefactos ya era más que suficiente. Pero de vez en cuando, sentía que si eran necesarios. Me ahogaba de calor en la cocina, me sofocaba, y no era la única en quejarme de eso, mis hermanos también estaban en las mismas. Los tres estábamos entre la cocina y la sala. Mi hermano estaba tirado en el piso, sin camiseta con el pecho descubierto y unos pantalones vaqueros, Carly y yo nos habíamos puesto la ropa más cómoda y fresca posible, pero fue inútil. Estábamos asadas del calor. Cleo también estaba caldeada por el ardor, pero ella no se había quejado mucho.

Sabía que los híbridos, eran menos tolerantes a los cambios de temperatura; es decir, éramos más sensibles. Quizás por nuestra lado humano, mientras que los Seivias, no. Ellos toleraban esos cambios, pero no eran tan sensibles a ellos como nosotros. La biología en los híbridos era un asco.

Estábamos los cuatros solos en casa; mi papá estaba trabajando, al igual que casi todo el mundo, Sofí había conseguido un empleo de fotógrafa de paisajes, y de vez en cuando debía ir a la ciudad y estaría algún tiempo ocupada. Rick estaba con Jack, ayudándolo y pasando tiempo con él, Vanessa y Christopher se habían ido al pueblo para esperar a Jesse y también irse unos días. Otro viaje extraño. Mientras que Jennifer seguía estando algo desanimada, pero trataba de continuar con su vida de soltera.

Se me hacía imposible seguir tolerando el horrendo calor, me sentía como en una estufa a alta presión. Mis hermanos y yo empezábamos a quejarnos.

— ¿Chicos? — entonó Cleo leyendo un revista

— ¿Qué? — replicamos los tres a la vez, desganadamente, sin fuerzas por el calor febril en nuestra piel

—Muchachos, ¿por qué no van a la costa del pueblo a darse un baño? — nos sugirió. —A ustedes les caería bien un baño refrescante en la playa, ¿no creen? —

—Quizás...mamá— afirmó mi hermano, mientras levantaba la vista hacia ella y nosotras. Carly y yo estábamos recostadas en el piso de la cocina

>>> No están mala idea...<<< pensé algo aliviada por la sugerencia

— ¿Y por qué no? — repuso mirándonos. — Es bueno salir a un sitio para refrescarse, como una piscina, por ejemplo. Además, sería bueno que salieran la casa algunas veces; mmm...—nos dijo arqueando una ceja y levantando la mirada

— ¿La costa? ¿La playa? — repuso Carly muy poco convencida de la idea. Se levantó y se dirigió hacia mi madre. — No me parece una muy buena idea, mamá. — replicó negándose rotundamente y haciendo una mueca con las labios

— ¿Y por qué piensas que es una malísima idea, Carly? — le preguntó Zane, algo intrigado. — ¿Por qué? — le insistió mi hermano

—Uhm, tú sabes que...es verano...la secundaria está cerrada y...—hizo otra pausa dudosa y nerviosa. — Están...

—Están los chicos del pueblo están ahí, mamá— la interrumpí de sorpresa. —Aún recuerdas el incidente de hace dos años, ¿no? — inquirí

—Sí — repuso en un hilo de voz. — Aun recuerdo eso y aun me atormente. Me da mucho miedo...por nuestra familia. Y fue mi culpa. — dijo algo asustada

Luz y Oscuridad © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora