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Capítulo 21: Los Mensajeros

— ¿Qué quieren decir...con que lo saben todo? — preguntó nervioso Ryan, mientras su pierna temblaba

—Eh, bueno...sabemos un poco de nuestra historia y de cómo se formaron los Les Royals— le informo mi madre. — Sabemos de los artefactos antiguos que ellos buscan, de nuestro abuelo y de...—Cleo hizo una pausa, con algo de miedo en sus palabras. —Y de los Lacroix, Ryan. Lo sabemos todo

Ryan miró hacia un lado un instante, suspiró y luego observo a su compañera y su cuñado. Su hija aún seguía aferrada a su madre. Algo aterrorizada y se agarraba con fuerza a ella. Era muy tierna, aun estando astado como un corderito

— ¿Papi? —llamó Lily

— ¿Si, tesoro?

—Por favor...—suplicó ella. — No les hables, de los malos; por favor. Me asustan mucho—pidió casi en llanto

— ¡Oh! ¡Mi niña preciosa! Ssshhhhh, tranquila, mi pequeña —la calmo Alessa consolándola con su hechizante voz europeo. — Escucha, tesoro. Porque no hacemos esto, ¿por qué no vamos a afuera a dar un paseo, para que te calmas? — le preguntó su mamá. — ¿Te parece bien?

La niña asintió temerosa. Alessa se levantó de su asiento y se llevó a su pequeña, agarradas de la mano, hacia el patio de atrás. Se fueron caminando hacia el bosque, desapareciendo entre los arbustos. Ryan suspiró aliviado y Derek gruño entre dientes.

—Supongo que...saben de cómo comenzó todo esto, ¿no? — dijo de repente Ryan, tratando de tomar palabra

—Sí—convino Sofí. — Nuestra...madre nos los conto, antes de fallecer. — les explicó mi tía, aunque eso era mentira. Aurora había sido la que les conto, no mi abuela; pero no hacía falta que supiesen la verdad de cómo había sido eso. No nos creerían

— ¿Murió? — inquirió Derek, arqueando una ceja

—Sí— le informo Sofí. — Ella murió...

—Ella murió cuando nací. — intervino Rick, dando un paso al frente. — Se fue dándome la vida, un...año después. Lo siento— murmuró

Ryan inhaló profundamente y se incorporó de nuevo a la conversación.

—Pero aunque ustedes sepan lo que ocurrió...—hizo una pausa corta. — En el pasado, ahora en el presente son más peligroso. Se los digo en serió. A hora son más fuertes que nunca, tienen muchos seguidores en todo el mundo. No se detendrán ante nada, si no los páramos. — replicó Ryan

—Ryan, ¿tú estuviste en ese guerra? — le preguntó mi papá, intrigado. Cruzo los brazos con seriedad en sus ojos

—Sí, todos nosotros. — admitió. — Alessa, Derek y yo. — replicó firme en sus palabras

—Jamás creímos que esos tres tontos francesitos, tuviesen tanto poder para hacernos frente, haciendo su propio clan. — replicó Derek entre dientes. — Esos vampiros innobles; se creen la gran cosa. — masculló en un hilo de voz receloso.

—Derek...—pronunció Ryan. — Sabes que te lo estás tomando muy apecho. Aun sientes...—Ryan no pudo terminar cuando, Derek se levantó de la silla con estruendo

— ¡Tú sabes tan muy bien como yo, que son unos desgraciados asesinaron esa noche a muchos de nuestros amigos, Ryan! Dime, ¿tu si no sientes dolor por eso? —bramó Derek enfurecido. — Son unos monstruos...sin corazón y sin...piedad. — susurró en un hilo de voz amargo

Rápidamente se volvió a sentar en la silla; y esta se sacudía con estruendo. Ryan suspiró, mientras veía a su cuñado refunfuñar con amargura.

—Disculpe, la escena de Derek, señorita Cleo. — susurró Ryan avergonzado por su cuñado