Capítulo 3 - Una Visita Inesperada

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...sin mirar al frente entró una mujer de piel blanca, cabello largo, negro y lacio; cejas alargadas, pestañas curvas, figura delgada vistiendo una bata blanca y llevando una tabla donde se apoyaba para escribir, pero antes de alzar su rostro, Henry rápidamente se levantó de la cama llevando sus manos hacia atrás evitando que la aparente doctora se percatara de la situación; Violeta sorprendida y un poco incómoda, se cubrió hasta el cuello con la sábana blanca que se tendía sobre ella -¿Violeta?- preguntó la aparente doctora mientras levantaba su fuerte mirada de ojos negros y pestañas largas observando fijamente el rostro de Violeta, inclinó un poco su cabeza hacia la derecha, levantó una ceja y dijo -ahora entiendo a qué se debe tu nombre- Violeta confundida volteó a ver a Henry mientras él le respondía con una semisonrisa, al instante entraron dos enfermeros con una silla de ruedas y se detuvieron a un lado de la cama.

Soy Dennis, la neuróloga de este centro- dijo la recién llegada – Dime ¿Ya recuerdas algo sobre ti? Tu nombre, tu familia, lo que te sucedió...- Violeta respondió de manera negativa moviendo su cabeza, la doctora agudizó su mirada - necesito llevarte para realizar unos exámenes, quiero encontrar el motivo de tu pérdida de memoria, aunque es posible que sean producto de tus contusiones- Violeta intentó hablar para oponerse a usar la silla, pero sus cuerdas vocales y lengua no le respondieron como esperaba, escuchándose solo un balbuceo, por lo cual reaccionó con sorpresa mirando a Dennis mientras tocaba su boca - trata de calmarte –dijo Dennis- es normal que tus cuerdas no te respondan como quieres, es solo cuestión de tiempo; la silla de ruedas es para facilitar tu movilidad, de igual forma llevas mucho tiempo inconsciente y necesitas hacer una terapia para recuperar el control de tu cuerpo-.

Violeta volteó a mirar Henry con rostro consternado e intentó rápidamente ponerse de pie, pero sus piernas fallaron siendo alcanzada por uno de los enfermeros quien le ayudó a ubicarse en la silla de ruedas; su mirada se perdía tratando de comprender todo lo que estaba pasando, a lo que Dennis le dijo -de momento nos concentraremos en practicarte los exámenes correspondientes, luego su acompañante junto con nuestros profesionales le pondrán al día en todo lo que necesita saber sobre lo sucedido y su vida.

Henry un poco nervioso desvió su mirada hacia la ventana tratando de pasar el momento, mientras que Violeta lo observaba siendo sacada del cuarto por los enfermeros, pero él se concentró para no sentirse acusado por su mirada; el sonido que produjo el cierre de la puerta le dio la señal de que se encontraba solo, entonces con un hondo suspiro cerró sus ojos, levantó el rostro hacia el techo mientras en sus mejillas se deslizaban finas lagrimas que llegaban a su barbilla reuniéndose para caer como un cristal contra la baldosa del cuarto, su mandíbula empezó a tensionarse por la fuerza que ejercía sobre ella denotando rabia e impotencia, sus rodillas se doblaron desplomándose contra el suelo y apoyándose con sus manos que se fruncieron en el piso intentando rasgar una solución su a problema; su respiración se aceleraba y le era imposible contener su llanto mientras balbuceaba -¿Ahora qué debo hacer?- las agujas del reloj gris que reposaba colgado en la pared, marcaban los segundos como gotas de ácido sobre su piel –¡No quiero perderla!- replicaba con desesperación.

Luego se detuvo al ver como sus lágrimas se secaban con la luz del sol que entraba por la ventana; de allí se levantó tratando de tranquilizarse para que Violeta no lo viera en ese estado, pues sabía que él era su pilar ahora, y que dependía totalmente de él; miró la cama a su lado derecho donde aún se podía distinguir la silueta femenina sobre las sábanas que eran acariciadas por sus dedos, seguido de esto decidió sentarse a esperar sobre ella, cerró los ojos para sentir la brisa que entraba por la ventada jugando con su cabello, percibiendo como la calma volvía a su mente y de golpe escuchó un sonido que disipaba su tranquilidad; respiró profundo mientras metió su mano al bolsillo de sus jeans sacando su teléfono celular, al ver la pantalla sus labios dibujaron una sonrisa con lo cual procedió a contestar.

Olvidarte para amarteWhere stories live. Discover now