Me quedé con los ojos como platos y la boca abierta al oír más detalles sobre esa enfermedad tan rara. ¿Mordiscos? ¿qué persona en su sano juicio mordería a otra? En fin, por ahora tenía que explicárselo todo a Alicia para que no se acercara a nada ni nadie.
— Alicia, ¿puedo pasar?— Pregunté abriendo la puerta de su habitación, para encontrármela jugando en el suelo con su casita de muñecas.
— Si claro, ya estas dentro.
— También es verdad, que pregunta más tonta.— Dije dándome un golpe en la frente.
— ¿Qué pasa? ¿Quieres jugar conmigo a las muñecas?— Preguntó emocionada.
— No, lo siento, esta vez no.
— ¿Entonces?— Preguntó algo molesta por la respuesta.
— Una nueva epidemia acecha al mundo.— Alicia puso una cara de no comprender nada.— Una nueva enfermedad se está expandiendo muy rápidamente.— Expliqué.
— ¿Cómo pasó con el ébola?— Preguntó posando sus muñecas en el suelo.
— Mmm... si, algo parecido, solo que esta vez los brotes han empezado en ciudades importantes y no en África y avanza algo más rápido.— Expliqué fingiendo una sonrisa.
— Entonces, ¿no podremos ir a París?— Preguntó llevándose las manos a la boca.
— ¡Claro que iremos!— Exclamé para animarla.— Pero tendremos que esperar a que encuentren una cura.
— ¿Me lo prometes?— Preguntó inocentemente.
— Si, te lo prometo.— Respondí y Alicia me abrazó.— Y tu prométeme que no vas a salir de casa hasta el lunes.
— ¿Por qué no puedo salir?— Preguntó confusa.— ¿Acaso la epidemia ha llegado también hasta aquí?
— No, tranquila, aquí no ha llegado, pero no quiero arriesgarme.— Respondí.
— ¿Pero papá? ¿y mamá?— Preguntó preocupada.
— Tranquila, ellos son mayores.
El sonido de mi móvil llamó nuestra atención. Saqué el aparato del bolsillo y contesté la llamada. Era nuestra madre.
— Austin, ¿estáis bien?— Preguntó mi madre nerviosa.
— Si mamá, tranquila.
— Cierra la puerta con llave y no dejes entrar a nadie.
— De acuerdo, pero, ¿qué pasa?
— Algo raro esta pasando, en el hospital— Mi madre es enfermera.— todo está siendo un caos, los pacientes han empezado a comerse a los médicos.— Mi corazón se detuvo.
— ¿Por qué? ¿Qué pasa?— Pregunté paranoico.
— No lo se hijo. He hablado con tu padre— que es mecánico de coches.— y la gente se está comiendo a otras personas.
— Mamá, hay muchos coches de policía fuera. La gente esta gritando, ¿es por eso?— Pregunté asustado.
— Si, creo que si. Tú agarra a tu hermana y no salgas de casa, ¿de acuerdo?
— Si mamá, pero vuelve pronto, por favor.
Un ruido muy fuerte se oyó al otro lado de la línea. Hubo unos segundos de silencio y después oí a mi madre gritar, más golpes y más gritos, hasta que la llamada se cortó.
— ¿Quién era?— Preguntó Alicia mirándome preocupada.
— Era... era mamá.— Intenté responder.
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The Earth Is Dying
Science Fiction¿Qué sucedería si un día al levantarte descubrieses que la civilización se está cayendo en pedazos? Eso es lo que le sucede a Austin, un adolescente que lleva una vida tranquila y rutinaria en una pequeña ciudad, hasta que un día todo cambia. Poco...