Cápitulo 3: Agarrando su mano

67 8 0
                                    

Me quedé con los ojos como platos y la boca abierta al oír más detalles sobre esa enfermedad tan rara. ¿Mordiscos? ¿qué persona en su sano juicio mordería a otra? En fin, por ahora tenía que explicárselo todo a Alicia para que no se acercara a nada ni nadie.

— Alicia, ¿puedo pasar?— Pregunté abriendo la puerta de su habitación, para encontrármela jugando en el suelo con su casita de muñecas.

— Si claro, ya estas dentro.

— También es verdad, que pregunta más tonta.— Dije dándome un golpe en la frente.

— ¿Qué pasa? ¿Quieres jugar conmigo a las muñecas?— Preguntó emocionada.

— No, lo siento, esta vez no.

— ¿Entonces?— Preguntó algo molesta por la respuesta.

— Una nueva epidemia acecha al mundo.— Alicia puso una cara de no comprender nada.— Una nueva enfermedad se está expandiendo muy rápidamente.— Expliqué.

— ¿Cómo pasó con el ébola?— Preguntó posando sus muñecas en el suelo.

— Mmm... si, algo parecido, solo que esta vez los brotes han empezado en ciudades importantes y no en África y avanza algo más rápido.— Expliqué fingiendo una sonrisa.

— Entonces, ¿no podremos ir a París?— Preguntó llevándose las manos a la boca.

— ¡Claro que iremos!— Exclamé para animarla.— Pero tendremos que esperar a que encuentren una cura.

— ¿Me lo prometes?— Preguntó inocentemente.

— Si, te lo prometo.— Respondí y Alicia me abrazó.— Y tu prométeme que no vas a salir de casa hasta el lunes.

— ¿Por qué no puedo salir?— Preguntó confusa.— ¿Acaso la epidemia ha llegado también hasta aquí?

— No, tranquila, aquí no ha llegado, pero no quiero arriesgarme.— Respondí.

— ¿Pero papá? ¿y mamá?— Preguntó preocupada.

— Tranquila, ellos son mayores.

El sonido de mi móvil llamó nuestra atención. Saqué el aparato del bolsillo y contesté la llamada. Era nuestra madre.

— Austin, ¿estáis bien?— Preguntó mi madre nerviosa.

— Si mamá, tranquila.

— Cierra la puerta con llave y no dejes entrar a nadie.

— De acuerdo, pero, ¿qué pasa?

— Algo raro esta pasando, en el hospital— Mi madre es enfermera.— todo está siendo un caos, los pacientes han empezado a comerse a los médicos.— Mi corazón se detuvo.

— ¿Por qué? ¿Qué pasa?— Pregunté paranoico.

— No lo se hijo. He hablado con tu padre— que es mecánico de coches.— y la gente se está comiendo a otras personas.

— Mamá, hay muchos coches de policía fuera. La gente esta gritando, ¿es por eso?— Pregunté asustado.

— Si, creo que si. Tú agarra a tu hermana y no salgas de casa, ¿de acuerdo?

— Si mamá, pero vuelve pronto, por favor.

Un ruido muy fuerte se oyó al otro lado de la línea. Hubo unos segundos de silencio y después oí a mi madre gritar, más golpes y más gritos, hasta que la llamada se cortó.

— ¿Quién era?— Preguntó Alicia mirándome preocupada.

— Era... era mamá.— Intenté responder.

The Earth Is DyingWhere stories live. Discover now