Cápitulo 14: ¿No éramos hermanos?

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Y así fue como retomamos nuestro camino a casa, después de haber estado varios días retenidos. Nuestro coche avanzaba y Alicia, asomada por la ventana se despedía de Marco y de su familia con alguna lágrima descendiendo por su rostro. ¿Serían buenas personas a pesar de todo? El caso es que ya nunca lo sabremos.

- ¡Adiós Blue!- Exclamaba mi pequeña hermana sacudiendo su mano.- ¡Mucha suerte!

Miré hacía a atrás y vi como sus figuran se iban haciendo poco a poco más pequeñas, hasta desaparecer. Mi hermana se recostó en los asientos del medio, ya que los tenía para ella sola, y con los ojos llorosos se quedó dormida. Lisa y yo aprovechábamos que nadie nos veía para jugar con nuestras manos.

- Hemos perdido mucho tiempo, Dolores.- Comentaba Mike con mi abuela.- Ahora tenemos mucha más prisa que nunca.

- Lo sé.- Contestó mi abuela contemplando el precioso paisaje de árboles.- ¿Volveremos a parar en la gasolinera para coger nuestras cosas, no?

- Si,- Asintió Mike.- ya contaba con ello.

Lisa me miró y sonrió.- Recuperaremos nuestra caja.- Me susurró al oído.

- Y después tu foto.- Sonreí.

- ¡Si!- Exclamó alegre.- Pero prefiero rescatar nuestra caja... Hay guardamos nuestra historia.

- Recuerdo todos los objetos que tenemos dentro.

*Flashback*

Era la primera vez que asistía a un funeral en toda mi vida, ni si quiera había ido al de mi tía cuando tuvo aquel trágico accidente de tráfico años atrás, aún que mis abuelos siempre creyeron que fue provocado. Pero este funeral era mucho más importante que aquel, en este tenía que mostrar todo mi apoyo a mi mejor amiga, Lisa, la cual acaba de perder a su madre y se sentía completamente vacía.

Cuando mi familia, excepto Alicia que se quedó en casa de mis abuelos maternos, y yo llegamos a la iglesia, mucho antes de que comenzara la ceremonia, mi mirada solo se dedicó a buscar a Lisa, quien se encontraba en primera fila vistiendo un precioso y elegante traje negro.

Me acerqué rápidamente hacia ella mientras mis padres se quedaron junto a Mike y más conocidos. Lisa estaba sentada en el banco, y sostenía sobre su regazo una foto suya junto a su madre.

- Hola, Lisa...- Saludé sentándome a su lado y ganándome su mirada.- Una vez más, lo siento muchísimo.- Le abracé en muestra de apoyo y me gané su triste mirada. Su rostro era muy diferente al de siempre, unas ojeras rodeaban sus preciosos ojos, y faltaba esa sonrisa que había conseguido enamorarme.

- Gracias por estar aquí, junto a mí.- Agradeció devolviéndome el abrazo.- Eres el único de todos mis amigos que ha venido. Ni si quiera Esther lo ha hecho.

- Oh... No fue nada, ya sabes... mi padre y el tuyo son grandes amigos y... bueno... Mi madre y la tuya eran íntimas.- Respondí.

- Enserio, gracias.- Volvió a agradecerme apoyando su cabeza en mi hombro para poder ocultar sus lloros.

Al cabo de unos minutos en esa posición decidí romper el silencio.- Te he traído algo.- Dije entregándole una rosa negra.

- Wow... ¿Una rosa negra?- Preguntó curiosa.

- Si, asentí.

- ¿Y por qué negra?

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