Cápitulo 4: Nuestro país ya no es seguro

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Nos dirigimos corriendo al baño y cuando llegamos, con la respiración agitada, cerramos la puerta con el pestillo. Estábamos asustados, era la primera vez que veíamos un hombre infectado por la nueva enfermedad, y al parecer, era más grave de lo que me imaginaba. Ese señor no era consciente de lo que hacía, solo parecía importarle entrar...

Saqué el móvil para llamar a mi padre y advertirle de lo que teníamos en la puerta de casa. Marqué su número y esperé a que contestara.

- Hola Austin, ¿ha pasado algo?- Preguntó alarmado. Puse el manos libres.

- Hola papá...- Saludé.- No, estamos bien.- Respondí aliviándolo.

- Entonces, ¿qué pasa? ¿por qué me has llamado?

- Verás... Tenemos un hombre enfermo aporreando la puerta de casa.

- ¿¡Qué!?- Preguntó asustado.- Qué no entre a casa, es muy peligroso.

- Lo sabemos papá, estamos encerrados en el baño.- Informé.

- ¡Y no para de dar golpes a la puerta!- Exclamó Alicia tapándose los oídos- Me da miedo, mucho miedo.

- Tranquila princesa,- La animó mi padre.- estas con Austin y no va a dejar que te pase nada.

- Lo se...- Respondió Alicia con miedo.

- ¿Os queda mucho papá?- Pregunté.

- No, acabamos de recoger a Lisa, en cinco minutos llegamos a casa.

- Venid rápido... Por favor...- Suplicó mi hermana.

- Así lo haremos mi vida. Hasta hora.- Se despidió mi padre.

- Hasta ahora papi...- Dijo mi hermana y colgamos la llamada.

Los golpes que daba el señor no paraban, cada vez se hacían más ruidosos, más seguidos y más me trastornaban. No podía despejar la cabeza, miles de preguntas estaban en ella. Durante los siguientes minutos no volvimos a hablar, lo único que oíamos eran los golpes, hasta que hubo uno más fuerte y también el último.

- Creo que ya han llegado.- Dije sonriendo.

Abrí la puerta del baño y me dirigí al salón. Oímos un suave golpe en la puerta y poco después la voz de mi padre. Abrimos la puerta y nos encontramos con mi padre, Mike y Lisa. Los ojos de mi padre se llenaron de lágrimas, extendió los brazos y mi hermana y yo fuimos corriendo a abrazarle.

- Mis pequeños.- Nos susurró dándonos besos.- ¿Estaís bien?

- Si, y ahora mejor.- Dije sonriendo.

Todos entramos a casa, y pude ver en la calle el cuerpo de aquel señor sin vida tirado en el suelo. Tenía un golpe fuerte en la cabeza y había un charco de sangre a su alrededor. Observé a Mike y vi que en su mano tenía una palanca con la punta manchada de sangre.

- ¿Lo habéis matado?- Preguntó Alicia echándose para atrás.

- Me temo que si...- Dijo Mike.

- ¿Hay muchos enfermos fuera?- Pregunté.

- Me temo que si,- Asintió mi padre cerrando la puerta.- Fuera todo es un caos.

- ¿Y ahora que vamos a hacer?- Pregunté.

- En la televisión decían que lo mejor era emigrar a pueblos pequeños, donde todavía no había llegado la epidemia.- Propuso Lisa.

- Lo siento hija, pero creo que sería grave error.- Dijo Mike.- Si lo han avisado por las noticias todo el mundo irá, por lo que se llenaran rápido de gente y todos acabaran infectados.

The Earth Is DyingWhere stories live. Discover now