Cápitulo 6: No puedo prometerte nada.

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La cara de mis abuelos nos lo dijo todo. Mi abuela empezó a llorar y mi abuelo tuvo que sentarse porque no podía mantenerse en pie por la triste noticia de la muerte de mi madre. Sus acciones fueron el pésame más sincero que pudimos haber recibido. Nunca antes había visto llorar a mi abuela, y la primera vez me rompió por dentro.

— ¿Cómo que ha muerto?— Preguntó mi abuelo llevándose las manos a los ojos.

— Una nueva enfermedad que esta acabando con todo.— Respondió mi padre.— Ella estaba trabajando en el hospital y un paciente la mató.

— ¿Una enfermedad?— Preguntó mi abuela secándose las lágrimas con un pañuelo que llevaba en el bolsillo de su delantal.

— Si, al parecer resucita a los muertos convertidos en una especie de caníbales.— Explicó Mike.

— No teníamos ni idea...— Dijeron mis abuelos aún tristes por la muerte de mi madre.

— No os preocupéis,— Dijo mi padre.— al menos Austin y Alicia están bien.

— Eso es lo más importante.— Agregó mi abuela abrazando a Alicia.

— ¿Y cómo está el resto de la ciudad?— Preguntó mi abuelo volviéndose a poner de pie.

— Mal, muy mal.— Dijo Mike negado con la cabeza.— Ha muerto mucha gente, como en el resto del mundo, y están poniendo una valla alrededor de la ciudad para impedir la entrada de infectados.

— Todos están huyendo del país en busca de algo mejor,— Dijo mi padre.— pero todo el mundo está igual.

— Siempre somos los últimos en enterarnos de todo,— Dijo mi abuelo.— lo que tiene vivir tan lejos de todo y estar tan ocupados como para poder ver la televisión.

— Por eso pensamos en venir aquí,— Explicó mi padre.— estaremos más seguros que en cualquier otro lugar. Tenemos comida, vallas y un techo bajo el que dormir.

— ¿Armas hay?— Preguntó Mike.

— ¿Armas? ¿Para qué?— Preguntó la abuela.

— Para matar a los infectados en caso de que se nos acerquen.— Respondió Mike como si fuera obvio.

— ¿Matar?

— Ya han matado antes...— Respondió Alicia mirando inocentemente a mi abuela.

— ¿Pero tan mala es la enfermedad como para tener la necesidad de matar?— Preguntó mi abuela asustada.

— Me temo que sí.— Asintió mi padre con desesperación.

— Si es así, tengo una escopeta en el desván,— Respondió mi abuelo.— la usaba para cazar jabalíes cuando era joven.

— Entonces Juan- mi padre- tenías razón, este es el mejor lugar para vivir.— Dijo Mike.

— Nuestra granja es vuestra granja.— Afirmó mi abuelo.

— Por fin dejaremos de vivir solos.— Dijo mi abuela sonriendo.

— Y tendremos ayuda para cuidar a todos los animales, ¡será divertido enseñarles a los jóvenes! — Exclamó mi abuelo emocionado.

— La granja es muy grande, las habitaciones nos sobran por lo que cada uno tendrá la suya propia.— Explicó mi abuela echando cuentas.— Bueno, menos el abuelo y yo que dormimos juntos.

— Yo tampoco quiero dormir sola... Tengo miedo...— Se quejó Alicia.

— Tu dormirás conmigo, tranquila.—Dijo mi padre y Alicia asintió con una sonrisa victoriosa.

The Earth Is DyingWhere stories live. Discover now