Cápitulo 11: Parecía que mi objetivo se había cumplido.

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— ¿Os gustaría pasar la noche en esta casa?— Nos preguntó Mike mientras nos mostraba el edificio que teníamos enfrente. Era una casa, a simple vista no muy grande, pero de dos plantas. Tenía varias ventanas y un balcón de madera en la segunda planta. Las paredes estaban pintadas de un rosa palo y estaban decoradas por unas enredaderas muy largas de un verde precioso con flores rosas.

— ¡Si!— Exclamó Alicia sonriendo.— ¡Parece la casa de mis muñecas!

— Pues entremos.— Dijo Mike.

Abrimos la puerta para entrar al jardín, el cual tenía las hierbas algo altas y dos bancos alrededor de un pequeño estanque. Pasamos todos y nos dirigimos a la puerta principal, la cual se encontraba completamente abierta.

— Sacar vuestras armas.— Nos ordenó Mike.— E ir detrás de mí, por si acaso.

Él sacó su pistola, yo la mía y mi abuela su escopeta. Lisa y Alicia sacaron sus cuchillos. Tobby se encontraba en el bolso que llevaba mi abuela, asomando la cabeza.

— No hagáis ruido,— Nos advirtió Mike.— puede ser peligroso.

Empezamos a avanzar por el pasillo que estaba bastante oscuro. Revisamos las habitaciones que teníamos a nuestros lados, las cuales eran la cocina y el salón. Continuamos avanzando.

— Alto, ¡manos arriba!— Gritó un hombre que se encontraba detrás de nosotros.

Nos dimos la vuelta y observamos a un hombre joven, junto con una mujer, aproximadamente de la misma edad, cogiendo Alicia como rehén y con un hacha sobre el cuello de mi hermana.

— ¡No!— Exclamé al ver a mi hermana en ese estado, la pobre estaba en shock y al borde de derramar las lágrimas que se estaban formando es sus ojos.— ¡Soltarla!

— ¡Silencio!— Gritó la mujer apuntándome con una pequeña pistola.

— Soltad las armas y las manos en alto, donde pueda verlas.— Ordenó el hombre.

Dejé mi pistola en el suelo sin pensármelo dos veces. Mi abuela y Lisa fueron las siguientes en posar sus armas en el suelo y en levantar las manos, estaban muy asustadas. Finalmente, Mike, al ver que todos nos habíamos rendido el también lo hizo.

— ¿Quienes sois?— Preguntó la mujer.— ¿Qué hacéis en nuestro pueblo?

— No somos malas personas...— Informó Mike.— Solo queríamos pasar la noche aquí.

— Vuestros nombres.— Pidió el hombre.

— Yo soy Mike... y ellos son Dolores, Lisa, Austin y... y Alicia.— Dijo por último señalando a mi hermana.

— Subir para la planta de arriba.— Nos ordenó la mujer sin dejar de apuntarnos.

Mike empezó a andar hacia el final del pasillo, donde se encontraban las escaleras y el resto le seguimos. Los últimos en subir fueron el hombre con Alicia y la mujer, la cual nos adelantó y se puso en primer lugar. Abrió la primera puerta y empujó a Mike y a mi abuela al interior, cerró la puerta y la trancó con unas gruesas cadenas que llevaba en la mochila de su espalda. Abrió la puerta de enfrente, me agarró del brazo y me empujó dentro haciéndome caer al suelo y darme con la cabeza contra algo. Después empujó a Lisa que cayó sobre mí y finalmente, cerró la puerta dejándonos completamente a oscuras. Unos ruidos se oían al otro lado, como si también nos estuviera encerrando con cadenas.

Lisa se levantó llevándose la mano contra la espalda. Me miró con miedo en sus ojos y me dio su mano para ayudarme a levantarme. Al tocar su mano me recordó otro motivo por el que estaba enamorado de ella, su suave piel.

The Earth Is DyingWhere stories live. Discover now