Cápitulo 13: Gracias por todo.

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Han pasado dos largos días desde que aquel hombre nos encerró en esta habitación de no más de quince metros cuadrados.

Dos largos días en los que no he visto a nadie más que Lisa, mi novia, y a aquel hombre que nos traía la asquerosa comida.

Dos largos días sin recibir noticias del exterior.

Dos largos días sin saber nada de Alicia, mi abuela y Mike.

Lisa y yo nos encontrábamos asomados por la ventana de la habitación, viendo caer la lluvia y como mojaba el jardín de la casa. Observábamos las gotas caer y rebotar en el estanque y mojar a los coches aparcados en la carretera. Estaban también el resto de las casas del vecindario, todas ellas con las persianas abajo, y una de ellas, con la tumba de mi padre en su jardín. A lo lejos estaba la gasolinera con nuestro coche aparcado y con todas nuestras pertenencias en su interior.

Oímos abrir la puerta de la habitación, y aquel hombre entraba una vez más con su pícara sonrisa.

— Nos vamos.— Ordenó con su hacha apoyada sobre su hombro.

— ¿A dónde?— Pregunté acercándome a él.

— Aquí las preguntas las hago yo.— Contestó secamente.— Bajad abajo, de mientras voy a por la vieja y el gallito.

— Un respeto.— Exigí.— No eres quien para insultarlos.

— Soy el que manda y yo puedo hacer lo que quiera.— Respondió.— ¿A qué esperáis?

Salí de aquella habitación seguido de Lisa, quien se acercó rápidamente a mí para darme su mano. Mi mayor sueño se había cumplido, Lisa y yo juntos para siempre.

Una vez abajo nos encontramos con la mujer, un niño pequeño y Alicia, quien al verme, salió corriendo hacia mis brazos.

— ¡Austin!— Exclamó feliz.— ¡Estás bien! Creí que no volvería a verte...

— Alicia, mi vida.— Dije dándola besos por toda la cara.

— Aaagg Austin, ¡no me des besos!— Se quejó como siempre hacia.— Bueno, esta vez te dejo, que hace mucho que no nos vemos.

— ¿Qué tal estas?— Le preguntó Lisa.

— Muy bien, Natalia y Marco me han cuidado genial ¡ayer cenamos hamburguesas! y Blue es muy gracioso.— Respondió riendo. Lisa y yo la miramos confusos.— Blue, ellos son mi hermano, Austin y mi amiga, Lisa.— Nos presentó al pequeño niño de rizos rubios, quien me tomó la mano en señal de saludo.

— Encantado.— Dijo seriamente.

— ¡Abuela!— Exclamó Alicia al verla bajar por las escaleras junto con Mike y Tobby.— ¡Tobby! ¡Os he echado mucho de menos!

— ¡Niños!— Exclamó mi abuela abrazándonos a los dos.— ¿Cómo es posible que estando tan cerca estuviéramos tan lejos?

— Déjense de saludos.— Ordenó el tal Marco separándonos de mi abuela.— Tenemos muchas cosas que hacer.

— ¿Cómo qué?— Preguntó Mike.

— Irnos de aquí. El pueblo ya no es seguro, ya han llegado muchos caminantes.— Respondió Natalia.

— ¿Caminantes?— Pregunté.

— Si,— Asintió ella.— los otros.

— ¿Los infectados?— Pregunté buscando una aclaración.

— Si, los infectados, pero nosotros no los llamamos así. No son personas, no están vivos, entonces no pueden estar enfermos. Simplemente caminan y muerden.— Explicó Natalia.

The Earth Is DyingWhere stories live. Discover now