Cápitulo 7: ¡Vas a recuperar tu foto!

50 6 0
                                    

El gallo cantó a la llegada del nuevo día. Miré el reloj que se encontraba en mi mesita de noche, apenas eran las seis de la madrugada, así que lo mejor sería volver a dormir. Cerré los ojos y a los cinco minutos el gallo volvió a cantar.

— Maldito gallo...— Susurré muerto de cansancio.

— ¡Venga Austin!— Exclamó Alicia entrando a mi habitación bastante animada.

— Alicia, ¿tu también tienes que despertarme?— Pregunté bostezando.

— Así es la vida en el campo. ¡Venga arriba dormilón!— Volvió a exclamar quitándome las sábanas.

— La madre que te parió...— Susurré.

— Que en paz descanse.— Dijo Alicia mirando hacia el techo.— Oh, tiene una humedad.— Señaló una mancha encima mio.

— Venga Alicia... vete a desayunar.— Ordené cansado.

— No, que te duermes.— Dijo cruzándose de brazos.— Además, quiero desayunar contigo.

— Pues entonces dame un beso.— Le pedí acercando mis labios hacia su cara.

— No Austin, ¡no!— Gritó echando a correr, lo que me hizo reír. Ya se como espantarla cuando me moleste.

Me levanté rápidamente de la cama frotando mis ojos por el cansancio. Segunda noche que no dormía bien. Me vestí con un cómodo chándal de color gris e hice la cama. Seguidamente bajé a la planta baja para encontrarme con mi padre y Mike viendo la televisión asustados. Me senté a su lado y me quedé igual, con la boca abierta.

— Buenos días a los pocos que, podríamos decir afortunadamente, continuamos con vida. Desde nuestra cadena, la única que continua emitiéndose después de estos días, queremos informarles de las nuevas intenciones del gobierno. Tras darse cuenta de que la epidemia es incontrolable, se ha decidido, a través de una votación, bombardear todas las ciudades infectadas para acabar con los infectados. Rogamos, por favor, que todos los supervivientes se dirijan a una zona segura antes del viernes, pues si no estarían en riesgo de ser bombardeados. Informamos también que una de cada dos personas ha caído enferma. Buenos días y recuerden, dirijánse a una zona segura. Tengan cuidado y no se acerquen a nada ni nadie.

— ¿Qué es esto?— Preguntó mi padre cuando acabó el hombre de informar.

— La mitad del país esta muerta...— Dije suspirando.

— Tenemos que irnos de aquí.— Ordenó Mike.— Hay que buscar una zona segura antes del viernes, y hoy estamos a...— Hizo memoria.— ¿domingo?

— Si.— Asentí.

— ¿Nuestra ciudad era una zona segura, no?— Preguntó mi padre.

— ¡Es verdad!— Exclamó Mike.— Pues tenemos que volver a casa.

Me levanté del sofá y subí rápidamente hasta la habitación de Lisa para contarla todo de lo que me acababa de enterar.

— ¿Lisa?— Pregunté abriendo la puerta de su habitación lentamente. Estaba completamente a oscura y olía muy fuerte debido a que había estado toda la noche cerrada.— ¿Lisa, estás despierta?

Oí un bostezo,— ¿Austin? ¿Qué haces aquí a...- Encendió la luz y miró el reloj de la pared.— ...a las seis y media de la madrugada?

— No te lo vas a creer, pero ¡vamos a volver a casa!

— ¿Qué?— Preguntó emocionada.— ¿Enserio?

— Si, ¡vas a recuperar tu foto!— Exclamé haciéndola sonreír.

The Earth Is DyingOnde as histórias ganham vida. Descobre agora