Capítulo 22. La última prueba

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Mientras Ken estuvo en San Mungo en Hogwarts pasaron muchas cosas.

Alice volvió, me dijo que lo sentía y que sentía también lo de Ken. DeDe se las arregló con su hermana, pero se unió a Mara, Alice y a mí. Krum y Vickie fueron sacados del estado en el que se encontraban gracias a las mandrágoras. Isaac seguía estando algo cojo.

Dejé que James se acercara a mi, después de lo que hizo en aquel laberinto, ¿cómo no iba a hacerlo? Sino llega a ser por él, Ken habría perdido algo más que sus ojos.

Dos días después de la segunda prueba, McGonagall solicitó verme.

— Hemos visto cómo has usado tu magia.— me dijo mientras leía unos papeles de su escritorio.— Tu varita se rompió y tuviste que buscarte la vida. Para poder hacer eso, es muy importante, tener un gran poder. ¿Cuándo aprendiste la magia asiática?

— Cuando me encerraron en aquella jaula. Mi principal objetivo era proteger a Harry, a toda costa. Debido a mi estado ahora, paso mucho tiempo en la biblioteca y recordé leer algo sobre esto, así que lo estuve intentando mientras Harry y Vickie dormían.

— ¡Por las barbas de Merlín!— exclamó y frenéticamente busco un papel y escribió algo, le dio el papel a una lechuza que había en la ventana y volvió a su silla.— Samantha, he informado al Ministerio de esto, tienes un poder excepcional y...

— No voy a usarlo en la magia negra.— me anticipé.

— ...y quiero que aprendas todo lo necesario. Es algo que debes saber, como Harry Potter aprendió oclumancia. He solicitado un profesor de la escuela de Shangai, necesitas desarrollarte, algún día te será útil. Mientras tanto, deberías conseguir una varita, el viernes que viene, irás con el jefe de tu casa en busca de una nueva. Ya puedes marcharte.

Me levanté y me fui. La nueva varita no era como la antigua, me era muy difícil controlarla, pero lo haría.

Dos días después sería la última prueba del torneo y con ello finalizará. Se irán DeDe e Isaac, Krum y Vickie... Y Jake con ellos. En dos días el curso habrá acabado, en dos días volveríamos a casa.

Ken volvió ayer y se dedica a intentar reconocer a la gente por su voz y su olor, aunque sin mucho éxito. También se ha estado preparando con Charlie, puesto que para poder entrar en la sala común de Ravenclaw, cada vez tienes que adivinar un acertijo.

Hoy ha llegado el señor Hitaka, el profesor de Shangai. Empecé mis clases con él, tres tardes a la semana. Me hacía quitarme los zapatos y los calcetines y sentir el poder de todo lo que me rodeaba para evitar que saliera la nube. Poco a poco empezaba a ser más densa.

La última prueba no podía tener asistentes excepto los directores de cada colegio y el hombre del Ministerio que diría los acertijos.

— Sam.— una voz me llamó cuando salía de la clase del profesor Hitaka, pero no era él. Era Jake.

— No quiero hablar contigo, Jake.— le dije siguiendo mi camino. Él tocó mi hombro con suavidad haciéndome parar.

— Solo venía a darte apoyos por lo de Ken.

— El año que viene va a Andorra.— le informé y luego suspiré.— Gracias.— le dije y seguí andando.

— Esperaba.— dijo pero se cortó y me di la vuelta de nuevo.

— ¿Qué esperabas?

— Esperaba que pudiéramos acabar como amigos.

— Teniendo en cuenta que tanto nuestra amistad como nuestra relación se basaron en mentiras creo que es algo bastante complicado.— él bajó su cabeza, había dado en el clavo.

Eh, Potter!Where stories live. Discover now