Capitulo 24. El mundial

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Al día siguiente mamá vino a despertarme, supongo que iba a hacerlo suavemente, pero al ver las plumas por cien sitios distintos de mi habitación, al final acabó despertando más de media casa.

— Iremos a casa de Ginny, su chimenea está conectada a la de su cuñada.— iba a protestar pero mi madre alzó su índice amenazante.— Y, nos vamos a portar todos muy bien.— dijo mirándome.

Ni siquiera había desayunado y ya había recibido dos broncas, así una no puede vivir normal.

En dos turnos llegamos a casa de Ginny, el primero nosotros tres y después mamá con las maletas.

— Buenos días, mamá.— dijo James bajando solo con unas calzonas azules.

Al verme se puso rojo y subió corriendo.

Ginny al ver las escena se rió por lo bajo.

— ¿Queréis desayunar?— nos propuso la señora Potter y yo asentí al oler las tortitas.

Ya estábamos sentados y yo cortándole las tortitas a Ken.

— Entonces tú eres el chico que ha robado el corazón a la pequeña DeDe.— dijo Ginny sentándose. Ken se sorprendió e hizo una cara de sorpresa.

— Eh... No sé a quién esta mirando.— se excusó el. Si es que a veces es muy lerdo.

— A ti, Ken. Y por eso vienes.— mamá llegó entonces y Ginny lo dejó pasar pero a mí me entró la risa.

Comencé por fin a comer mis tortitas y bajó Albus saludando a mi madre con dos besos y con la mano a los demás. James bajó luego, y esta vez vestido.

Por la chimenea llegaron los Jones, excepto el señor Jones, cosa que no me pareció bien, tenía que sentirse apartado. Y por último bajaron Lily y Harry.

Desayunamos programando los días y lo que haríamos, había dos partidos diarios, y conforme nos acercábamos a la final había varios días para ir a hace turismo o algo parecido. Ayudé a Ginny a recoger la mesa mientras mi madre y Gwenog se ponían al día y James y Albus subían a por sus equipajes.

— Así que eres tú.— me dijo mientras yo fregaba unos platos y ella los iba secando. Le miré confusa, no sabía a lo que se refería.— Eres la pelirroja de James.— me mordí el labio y miré el fregadero.

Ginny sacó su varita y con dos hechizos puso todo a hacerse sólo haciendo que la mirara.

— De veras, yo no quiero...— empecé a decir.

— Hacerle daño, lo sé. Pero siempre hay alguien que tiene que salir herido.

— ¿Nos vamos ya?— preguntó James y por una vez me alegré de verle.

— Sí, vamos.— dijo Ginny y huí de su lado.

Llegamos a casa de DeDe en poco tiempo. Su casa era un reflejo de su madre, que era clavada a Vickie. Se llamaba Fleur y era muy simpática aunque habla demasiado. A mí me dejaron ir a la habitación de DeDe a la que también debía mudarse al cuarto para dejar su habitación a los chicos.

DeDe me dejó una cómoda y medio armario a su hermana, era muy amable. Nada más decirme donde estaba salió volando de allí, creo que ya se por qué.

— Gracias por salvarme en ese laberinto.— dijo Vickie rompiendo el silencio que se había instalado tras la ida de DeDe.

— No es nada, tu habrías...

— No, no lo habría hecho. Habría salido huyendo de allí.— me interrumpió. ¿Qué le pasa a esta familia que todos me interrumpen?

— De nada.— le dije sinceramente.

Eh, Potter!Where stories live. Discover now