Capítulo 28. Fin del verano

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Mi madre me llevó hasta la estación de autobuses, y de ahí iría a Manchester, donde vivía Alice, el autobús tardaría tres horas... ¿Qué haría yo en tres horas?

Mi madre me despidió con una sonrisa desde abajo cuando monté, pero se quedó esperando ver partir el autobús, llevaba una bolsa de deporte con mis cosas que coloqué encima del asiento con mi número, por suerte era ventanilla. Me acerqué a mi asiento con un libro que Charlie me ha dejado y saludé a mi madre mientras los demás pasajeros subían al autobús. Gente muy diversa iba a aquella ciudad, pero lo gracioso fue cuando un grupo de personas con camisetas iguales subieron. Hombres, mujeres, ancianos, niños... Hinchas de un equipo de fútbol, un deporte muggle que consiste en patear un balón hasta la portería contraria (son como unos aros pero cuadrados y más grandes, pero sólo hay uno por equipo), un juego estúpido.
Comenzaron a hacer mucho ruido y a colgar banderas con el emblema del equipo Manchester City.

Un chico de mi edad se sentó a mi lado, llevaba también esa camiseta y unos cascos, según me había dicho Alice con ello podías escuchar música sin molestar a los demás.

El autobús arrancó, y me despedí de mamá con una sonrisa, ya hablaría con ella para volver de otra forma a casa.

El viaje fue movidito, cánticos horribles se habían instalado en el autobús, mi compañero de asiento estaba dormido y el bebé de detrás llevaba horas llorando. Mi cabeza iba a explotar cuando hicimos una parada a reposar combustible y bajé la primera. Necesitaba salir de allí.

— Parece que no te gusta el fútbol, ¿no?— me dijo mi somnoliento compañero sin nombre.

— No, no me gusta.— dije estirándome.

— Venga, sólo queda una hora, tu puedes.

— Como ese bebé siga llorando me perforo los oídos.— dije mirando al bebé que ahora reía y parecía adorable.

—Los niños nunca fueron lo mío, pero ahora prometo no dormirme.— dijo levantando la mano en forma de promesa y yo le sonreí.— Yo, Adam, prometo que no dejaré a...

— Sam

— A Sam sola en lo que queda de viaje.— dijo y bajo su mano.

Durante la hora que quedaba de viaje Adam estuvo enseñándome cosas sobre el fútbol y he de reconocerlo, era más difícil de lo que yo había pensado. También me preguntó sobre mí y se quedó impresionado porque tenía muchos hermanos.

Adam se despidió de mí al bajar del autobús y se fue con el numeroso grupo de hinchas y el bebé. Alice me esperaba y me abrazó muy fuerte.

— Te he echado de menos.— me dijo abrazándome.

—Y yo a ti, rubia.— le dije.

Comenzamos a caminar hacia su casa, estaba cerca de la estación de autobuses, y me comentó que estuvo de viaje por la costa bretona de Francia y que era precioso y me preguntó por mi verano.

— Creo que eso es mejor que lo hablemos solas.— le dije y ella me pegó.

— Sigo con curiosidad, un día me vas a matar.

Llegamos a su casa y su madre, Karen, nos saludó, su padre estaba comprando algo y sus hermanas jugaban con el agua fuera en el jardín.

— Subid a dejar las cosas, la comida estará en cinco minutos. Debes estar hambrienta.— me dijo Karen.

Alice me arrastró hacia su habitación, donde ya estaba preparada mi cama y no me dejó dejar la bolsa en el suelo cuando ya me acosó con preguntas.

Cogí mucho aire y me senté en su cama relatando rápidamente todo, absolutamente todo, desde que hicimos la apuesta hasta que esa no fue la primera vez que nos besamos y que ahora éramos algo, pero todavía no estaba etiquetado.

Eh, Potter!Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang